En paz descanse Rius
Sergio Mejía Cano
11 de Agosto de 2017
Es probable que la mayoría de quienes hemos leído algo del recientemente fallecido Eduardo del Río, más conocido como “Rius”, nos hayamos sentido en cierta forma influenciados por lo que él explicaba a su amena manera sobre casi todos los temas cotidianos de la vida humana y además, de problemas internacionales de todo tipo.
Ahora sí que para muchos de nosotros, de todas las generaciones que por alguna razón hemos llegado a tener ya sea una revista o uno o varios libros de Rius, es posible que de alguna manera nos cambió si no la vida, al menos la forma de mirarla desde otra perspectiva; ahí podrían estar para varios de sus lectores los tres libros que han sido determinantes en su forma de ser y pensar.
Es un hecho de que quien nace tiene que morir; sin embargo, hay entes como el caso de Rius y otros personajes de la vida pública que siguen vigentes en la memoria de muchas personas y que por lo mismo se convierten en inmortales al menos hasta que se deje de hablar de ellos. Y de Rius, así como de muchos otros escritores o próceres, tal vez su recuerdo perdure gracias a que por el hecho de que alguien tenga en su biblioteca particular libros y revistas de Rius y que sean leídos por sus nuevas generaciones y así sucesivamente, queda claro que de Rius se seguirá hablando durante bastante tiempo.
Y si bien se dice que no es ético escribir sobre asuntos personales, considero que en este caso es necesario decir cómo es que Rius entró de lleno en mi vida, porque gracias a su influencia más bien positiva siempre fue, es y será uno de mis autores favoritos, porque desde un principio que lo comencé a leer me vi identificado con mi forma de ser y pensar, por lo que considero que más que influencia fue una reafirmación de lo que yo tenía y tengo en mente.
Fue a mediados de los años 60 del siglo pasado cuando cayó a mis manos una revista de Rius que se llamaba “Los Supermachos”, y como un tío la compraba semanalmente, ahí estaba yo para leer la historieta. Con el tiempo al comentar esto con amigos, conocidos y otros familiares, obvio que hubo voces en contra, y más de personas mayores que señalaban a Rius como un irreverente en todas las formas; pero al parecer estos cuestionamientos en contra quizás fueron determinantes para que me aferrara más a seguir leyendo a Rius, y sobre todo cuando comenzó a publicar libros entre los que hubo que me impactaron por el tema, pues se referían a la alimentación tan caótica a la que estamos acostumbrados los mexicanos. Y este libro era “La panza es primero”, y me pegó porque ahí hace unos serios señalamientos sobre muchas de las cosas que consumimos sin que nadie de los productores de lo que ahí señala como dañino le haya reclamado alguna vez, al menos públicamente, jamás se supo que fuera demandado por difamación, por menti
roso o calumniador; para nada o al menos jamás se supo públicamente, lo que si se documentó fue que en varias ocasiones trató de ser callado por lo puntilloso de sus comentarios.
La panza es primero apareció en 1972 y desde entonces Rius se explaya en gran manera en contra de un conocido refresco de cola y lo siguió haciendo en otras de sus publicaciones poniendo siempre énfasis en lo dañino y perjudicial, según Rius, es esta bebida para el organismo humano. También en dicho libro y en otros referentes a la alimentación, afirma que el “caldo de pollo” en cubitos o en polvo, lo hacían con aves de corral desde luego, pero Rius decía que las aventaban al molino con todo y todo, es decir, con plumas, crestas, patas con todo y uñas, que los fabricantes no desperdiciaban nada de nada y menos iban a perder el tiempo pelando a las aves y descabezándolas, etcétera.
Y algo que se me quedó muy grabado, fue que dice Rius en su libro sobre alimentación, que nada más existen tres clases de muerte: por vejez, por accidente y la principal, por intoxicación; y esta última es la principal porque es la que se ha llevado más gente al otro mundo que las otras dos. Por vejez, pues esta es inevitable para quien tiene la dicha de vivir muchos años; en la de por accidente, entra desde luego los apuñalados, los balaceados y obvio accidentes de todo tipo. Sin embargo, la muerte por intoxicación es la más común debido precisamente a la alimentación que llevamos con base a la comida industrializada, que es determinante a la intoxicación del organismo por la química empleada en su elaboración; una química que está peleada a muerte, según Rius, con la química natural de nuestro cuerpo. En paz descanse Rius.
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