La ciencia en la contradicción entre la ganancia y la vida

Pareciera un cuento del siglo XV o XVI, cuando se despreciaba el saber científico por conservar el sistema feudal fundado en la ignorancia y en una supuesta Fe en la “vida eterna”. Pero nada de eso, se trata del siglo XXI y de un grupo de fundamentalistas del oscurantismo que se han apropiado del gobierno de Estados Unidos de América, primera potencia económica y bélica del planeta. Sin embargo, e independientemente de las épocas, tienen en común su barbarie y la ambición de poder. Por ello, y por primera vez en la historia, científicos y defensores de la cultura científica toman las calles para expresar su repudio al régimen norteamericano que ha declarado la guerra contra la verdad empírica, contra la verdad de la ciencia. Cientos de miles de personas en todo el mundo participaron en la “Marcha por la Ciencia”, la cual fue organizada en respuesta al gobierno norteamericano que abiertamente rechaza el consenso científico sobre el cambio climático. Sus propuestas de presupuesto, al igual que en México, incluyen severas reducciones a programas gubernamentales de investigación científica en todas las ramas y en especial en salud y ecología. Además, el gobierno estadounidense impulsa el desmantelamiento de regulaciones ecológicas y se ha atrevido a afirmar que hay hechos alternativos cuando se ha comprobado que tal aseveración en una soberana mentira. Se han atrevido a afirmar que no está comprobado que el dióxido de carbono afecte el clima, y el encargado del presupuesto federal norteamericano, Mick Mulvaney, ha expresado que financiar las agencias y programas ambientales sobre cambio climático es un desperdicio de dinero.

No interesa tan siquiera la vida, y la voracidad de semejantes energúmenos capitalistas y la incultura en la que se hallan inmersos, no les permite visualizar el fin del planeta y consecuentemente en fin de la existencia de la humanidad con toda y su “sagrada familia” y su opulenta riqueza. Desafortunadamente esta clase de “inhumanos” existe en diversos países y hasta en México. Más aún, existen en Nayarit. Aunque las consecuencias de parecidos puntos de vista no tienen las mismas repercusiones que las tenidas por las creencias de Donald Trump y sus socios. Por eso los científicos declaran que la ciencia está bajo ataque, que no hay señales de vida inteligente en la Casa Blanca y que la ciencia no es una opinión. Pero además que están trabajando en una vacuna contra la estupidez.

Geólogos, físicos, arqueólogos, médicos, oceanógrafos, veterinarios, biólogos, químicos, botanistas, maestros en ciencias, doctores, ingenieros y estudiantes  participaron en un enorme mitin al pie del monumento a Washington, con vista a la parte trasera de la Casa Blanca. Allí dieron sus diagnósticos oscuros sobre el cambio climático, llamaron a la defensa de la ciencia y el planeta, e insistieron en que además de otros derechos, también son derechos fundamentales la garantía al aire y agua puros, y un clima estable. Urge defender las políticas públicas basadas en la ciencia. En fin.