De todos modos le chiflarán
Sergio Mejía Cano
19 de Abril de 2017
Pues se ha dado a conocer la lista de aspirantes a ocupar la titularidad de la Fiscalía General del Estado de Nayarit (FGEN), en donde al menos se nombran por el momento a 30 interesados en ocupar el cargo de Fiscal, por lo que es de llamar la atención debido a que el sentido común dicta que ese cargo podría tener una herencia muy oscura debido a todas las acusaciones de las que ha sido objeto el anterior Fiscal hoy preso en el vecino país del norte.
¿Qué es lo que tendrá la FGEN para que haya tanto tirador para hacerse cargo de ella? Podrá pensar más de uno de los interesados que se empezará de cero al momento de ocupar el puesto; sin embargo, esto es prácticamente impensable porque es probable que hayan quedado infinidad de asuntos sin resolver y de que al escarbarle se encuentren varias anomalías que por fuerza se tendrán que esclarecer, pero quizás en caso de que quien se alce con el cargo llegara con el afán de remover todo lo anterior, tal vez con esto se lleguen a pisar algunos callos y que a alguien le resulte un pisotón muy doloroso, por lo que se podría decir que quien quede se habrá sacado la rifa del tigre y además con una papa muy caliente en las manos.
Por más versados en Derecho que sean los aspirantes a dirigir la FGEN, quien quede, se tendrá que ver en la disyuntiva de que no será enchílame otra porque entrará en funciones en el momento más álgido de las campañas en donde tanto candidatos como partidos políticos y candidatos independientes sacarán acusaciones de tal magnitud que por sí o por no tendrá que investigar de oficio, porque no podrá darle carpetazo a todo el caudal de acusaciones que habrá, así sean puras calumnias, porque ¿qué tal y si resulta que alguna posible difamación sí tiene algo de sentido y no se investigó por creer que eran puras falsedades?
También existe la posibilidad de que al nuevo Fiscal le lleguen reclamos de supuestos despojos, abusos y violaciones a las leyes constitucionales tal y como se ha empezado a rumorar de que en el pasado inmediato hubo algo de esto, y aunque todo redunde en aquello de “tírenle al negro”, pues a tener que investigar y a fondo, no nada más para calmar a la opinión pública, aunque es sabido de antemano que quien quede como nuevo Fiscal, tendrá que apechugar que le irá como al cohetero: haga bien o mal las cosas, de todos modos le chiflarán.
Y a propósito de esta convocatoria para ocupar este cargo vacante, hay voces enteradas que afirman que quien quede como fiscal nada más tendría que durar el tiempo que le faltó cubrir al ahora exfiscal, porque vendría a ser una especie de interinato, para que una vez concluido este periodo original, entonces sí se nombre un nuevo fiscal para el tiempo marcado por la Constitución local, tiempo que tendrá que ser acorde a la Constitución General de la República.
De acuerdo a la división de Poderes, se entiende que el Legislativo formula las leyes que el Ejecutivo lleva a cabo ejecutándolas, y el Judicial es el que les marca la pauta a los otros dos llamándoles la atención cuando lo que hacen no concuerda con los preceptos constitucionales, así que por lo mismo, el cargo de Fiscal General del Estado debería depender más bien del Poder Judicial y no del Ejecutivo, precisamente para que el fiscal en funciones esté al pendiente de las posibles anomalías en que pudieran incurrir los otros dos Poderes. Pero sería más óptimo que dicho cargo estuviera a cargo de un ciudadano que no esté ligado a ninguno de los Poderes de la Unión ni a ningún partido político para que pudiera trabajar libremente sin deberle el cargo a nada ni a nadie más que a su propia capacidad de servicio. Y no por nueve años, sino nada más por el tiempo que dura una administración gubernamental.
Porque he aquí el meollo del asunto: ¿por qué el Ejecutivo tiene que palomear la terna de los posibles aspirantes a la fiscalía? ¿Y por qué el fiscal es nombrado en el Congreso Estatal? Esto podría tener algo de jiribilla, porque en dado caso el fiscal nombrado, de alguna forma se sentirá comprometido tanto con un Poder como con el otro; con el Ejecutivo por haberlos palomeado, y con el Legislativo por haberlo nombrado. Por lo que entonces, para que el neo fiscal no se sienta comprometido con nada ni con nadie, lo mejor sería que fuera nombrado por un concejo ciudadano para que tenga presente que se debe a la ciudadanía y no a ningún político ni funcionario en lo absoluto. Y el tiempo en el cargo que termine junto con la misma administración con la que entró.
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