Los días aciagos no volverán a Nayarit
Sergio Mejía Cano
31 de Marzo de 2017
Pues vaya polémica se ha armado entre buena parte de la población nayarita respecto a la detención de quien fungiera como Fiscal General del Estado, allá en los Estados Unidos de Norteamérica (USA), por sus siglas en inglés. Mucha gente se ha polarizado al respecto, pues como siempre sucede en casos muy sonados, hay quienes están a favor y quienes en contra sobre esta detención. Lo raro del caso es que si se hubiese llevado a cabo un sondeo entre la opinión pública, es posible que haya personas más a favor y alegres por la detención, sobre los que defienden al hoy imputado afirmando que todo es infundado y que no hay pruebas en contra de este ya famoso personaje a nivel nacional y posiblemente hasta internacional.
Lo que sí es un hecho, es que probablemente en caso de que no se le llegue a comprobar nada al imputado, no le aplicarán la máxima mexicana de “usted disculpe”. Y desde luego que quienes lo defienden al imputado tienen en cierta forma algo de razón, pues es necesario también ajustarse al beneficio de la duda y obviamente a la presunción de inocencia, algo que a pesar de estar contemplada desde siempre, hasta ahora que se implantó en nuevo sistema de justicia penal, ha vuelto a revivir dicha presunción, porque nadie es culpable hasta que no se le demuestre lo contrario; y si bien ahora también se estila malamente de que un imputado tiene que demostrar su inocencia, esto no vale jurídicamente y con buenos abogados, porque sigue rigiendo aquello de que se le tiene que demostrar su culpabilidad, por lo que ningún imputado está obligado a demostrar su inocencia porque aparentemente lo es y no tiene que demostrarlo, sino que la obligación de las autoridades es demostrarle lo contrario.
Los que están en contra de la detención aducen que el imputado en los USA trajo la paz y tranquilidad a la entidad, y que atendió a mucha gente ayudándola a solucionar sus problemas judiciales, etcétera. Pero quienes están a favor de su detención, ponen en duda eso de la aparente paz y tranquilidad, porque buena parte de la ciudadanía sufrió las consecuencias por detenciones arbitrarias o allanamientos a moradas y negocios sin una orden de cateo, tal y como lo marcan las leyes; y todavía más, pues hay gente que se sintió agraviada al no haber recibido la atención debida cuando demandaban supuestos abusos de la autoridad, robos a casas habitación o simples malos tratos en las calles de la ciudad por parte de elementos policíacos. Claro que mucho de esto podrían ser leyendas urbanas o rumores, pero con lo que decía la mayoría de la gente manifestando enorme alegría en sus rostros en cuanto se supo de esta detención del imputado, es probable que se esté aplicando aquello de que “lo que se siembra, se cosecha”.
Y desde luego no es que mucha gente quiera hacer leña del árbol caído, porque si manifiestan alegría por esta detención por algo será; y es una alegría respetable, igual como la que se sintió cuando se aplacaron las balaceras y asesinatos que ahora sí, “haiga sido como haiga sido”, sí se evitó más derramamiento de sangre, aunque no falta la parte de la ciudadanía que señala que esta paz y tranquilidad era en forma aparente, porque siguió habiendo asesinatos, robos, secuestros y desapariciones, y si bien no en la cantidad que se llegó a dar al final del anterior sexenio, la delincuencia y criminalidad siguió operando en forma hormiga, pero siguió.
Obvio es pensar que mucha gente esté temerosa porque posiblemente vuelvan aquellos aciagos días de violencia en la capital nayarita y sus alrededores; sin embargo, es probable que nuestro estado haya quedado blindado al menos durante un buen tiempo precisamente debido al trabajo del ahora exfiscal que, justo es reconocer que en cierta forma si tranquilizó y apaciguó esos temores de la ciudadanía. Y en verdad que no tienen por qué volver esos negros días que padeció Nayarit, porque la paz y tranquilidad en realidad no dependen de una sola persona, sino de la ciudadanía en su conjunto; además, ahí están las fuerzas armadas y la marina que no pueden dejar al garete a la población. Y por otra parte, la delincuencia organizada tendrá que volver a organizarse y no se van a aventar así como así creyendo que por esta detención la seguridad quedó sin timón, al contrario, si son inteligentes, se tendrán que esperar un buen tiempo y tener que aplicar el “plan B”, porque quizás ni los llamados grupos delincuenciales nunca previeron que llegara a pasar algo así como esta detención hoy tan en boga.
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