Colosio: el legado a 23 años de ausencia

“El gran reclamo de México es la democracia. El país quiere ejercerla a cabalidad. México exige, nosotros responderemos.”

-Luis Donaldo Colosio.


Hoy jueves 23 de marzo del año en curso, 2017, se cumple el 23 aniversario luctuoso del malogrado candidato del PRI a la Presidencia de la República, Luis Donaldo Colosio Murrieta, y como es de cada año desde 1994, en que fue truncada su vida y su carrera política por un artero homicidio en plena campaña constitucional, su legado es puesto sobre la mesa como emblema de una singular figura que marcara prácticamente un antes y un después en el devenir moderno del partido “heredero de la Revolución Mexicana”.

Así, tal referente que plantea de manera irreductible una transformación continua del ejercicio político acorde a los retos del propio acontecer con respecto a las crecientes y cambiantes demandas de la sociedad, sigue constituyendo exigencia latente fundamentalmente en el priísmo, sus órganos de dirección y su gobernanza; como un instituto pues básicamente obligado a no quedar estático, sino a marchar con hechos de probada eficacia al ritmo que plantean los desafíos contemporáneos.

A 23 años de algunas de sus más memorables palabras: “Veo un México con hambre y sed de justicia”, contundentes contra la degeneración de la práctica política en politiquería que simula, incomunica, excluye, blinda la ilegalidad, y que atenta y aleja la justicia, la igualdad social y el progreso de las manos del pueblo, el reto pervive en responder eficazmente a una sociedad aún “agraviada” por la ausencia de satisfactores para cubrir permanentemente sus más elementales necesidades, y hoy pues el llamado es también, cabe decir, para todo aquel que se encuentra en la lucha en aras de representarla desde cualquier espacio de poder, cuyo papel no basta con circunscribirse entonces a la apología lucrativa con índice flamígero de los flagelos vigentes, por cuanto la realidad social reclama tanto de reconocimiento de acciones que contribuyeron directa o  indirectamente a su presencia como de diagnósticos fidedignos y de soluciones a su vez eficaces que suman, construyen, conjuntan en la lucha recíproca como esencia de la democracia, dan sentido de pertenencia, comunican en la interacción inteligente “dando a cada quien algo qué defender”, y se avanza a paso firme en la transversalidad de cara un futuro mejor para todos.

No obstante, para el Partido Revolucionario Institucional, es mayor el peso y la responsabilidad de abrigar a fondo el legado ‘colosista’, pues es de este núcleo político, al igual que la herencia histórica de las instituciones--que, también justo es decirlo, es preciso y válido darles vigor renovado, impidiendo su mema física y simbólica- que emergió con fuerza inusitada, y más allá de un elemento de amplio espectro retórico, comporta la coyuntural oportunidad de consumarlo; terminar lo que Colosio empezó y anunció en aquel legendario encuentro con sus correligionarios, militantes y simpatizantes, y al mismo tiempo de cara a la nación, de ese tres de marzo de 1994 frente al monumento a la Revolución en la Ciudad de México.

Por consecuencia, la firmeza y el sentimiento de su admonición, su visionario sentido autocrítico que restaría indefectiblemente peso a lo crítico, la razón de ser de su valiente apuesta conjurada en la recepción estratégica de la voz abierta del colectivo, nos llega hasta ahora, justo en un escenario neurálgico: la competencia electoral y el momento decisivo de garantizar que el poder encuentre verdadero arraigo en el sentimiento popular: “Nuestra visión y nuestra vinculación histórica con el gobierno nos aseguró la oportunidad de participar en los grandes cambios del país. La fuerza del gobierno fue en buena medida la fuerza de nuestro Partido. Pero hoy el momento es otro: sólo nuestra capacidad, nuestra propia iniciativa, nuestra presencia en la sociedad mexicana y nuestro trabajo, es lo que nos dará fortaleza”.

Conforme a lo anterior, Luis Donaldo Colosio reafirmó sin dudarlo: “Hoy vivimos en la competencia y a la competencia tenemos que acudir; para hacerlo se dejan atrás viejas prácticas: las de un PRI que sólo dialogaba consigo mismo y con el gobierno, las de un partido que no tenía que realizar grandes esfuerzos para ganar [...]. Todos los priístas tenemos una tarea que cumplir; todos tenemos una responsabilidad que asumir: ¡No queremos candidatos que al ser postulados, los primeros sorprendidos al conocer su supuesta militancia, seamos los propios priístas”.

Y en efecto, hoy el desafío es distinto, y por ello la lucha es distinta y de seguro que la respuesta, la integración y el paso será distinto con quienes se han preparado para un proyecto distinto, afìn al reclamo justo y distinto, las causas justas del pueblo que harán suyas y se traducirán subsecuentemente en compromisos factibles de permanente renovación, en auténticas políticas públicas que sí subsanarán los males preponderantes, porque no hay duda: “El gran reclamo de México es la democracia. El país quiere ejercerla a cabalidad. México exige”, mientras tanto, ¿el priísmo responderá? Lo habremos de ver.

Registro

En el marco descrito, es que tendrá verificativo precisamente al registro del Candidato del PRI al Gobierno del Estado, Manuel Humberto Cota Jiménez-que al lado de los partidos Verde Ecologista y Nueva Alianza conforman la coalición “Nayarit para todos”-, ante el Instituto Estatal Electoral (IEE), con un emblemático evento que se ha programado a partir de las cinco de la tarde.

En tanto, también realizarán lo propio otros perfiles, como el del gestor social, Martín Zamora Santoyo, ante el Partido Verde Ecologista, luego de que entrará en la batalla a coadyuvar y dar, según ha pactado, todo su empeño y poner a prueba su haber experiencial en pro de las causas de los ciudadanos del Distrito 11.

El reto pues, está puesto sobre la mesa. Enhorabuena.