Tepic, Nayarit, jueves 21 de noviembre de 2024

18 de marzo: conmemoración o ceremonia luctuosa

Manuel Aguilera Gómez

23 de Marzo de 2017

A partir de 1938, durante setenta y cinco años, los mexicanos le conferimos al 18 de marzo el valor simbólico de una victoria política frente a la prepotencia de empresas extranjeras dedicadas a la explotación petrolera en México. Era considerada como una fecha con un alto contenido patriótico, el símbolo de la defensa de la soberanía nacional, el triunfo del derecho de autodeterminación del pueblo mexicano ante la actitud desafiante del poder económico trasnacional empeñado en anular el contenido y alcance del artículo 27 constitucional, al extremo de incitar sin recato ni temor a la rebelión interna y a la invasión externa.

Esa fecha era el momento propicio para que los responsables de la administración de la empresa estatal encargada de administrar ese invaluable recurso yaciente en el subsuelo, rindieran cuentas públicas de su gestión e informaban a la Nación de sus planes de expansión. A pesar de las pillerías de toda laya que rondaba su administración, los resultados fueron impresionantes: Pemex se convirtió en la empresa más importante del país, en el pilar del desarrollo industrial, en la principal fuente de ingresos y de apalancamiento financiero para el gobierno federal y en el apoyo a la economía popular pues casi sin excepción, a lo largo de esos años, los precios de venta en el mercado nacional de los combustibles estuvieron por debajo de los imperantes en el sur de los Estados Unidos.

Ahora el panorama es radicalmente diferente. Hace tres días, se recordó oficialmente esa fecha, en una modesta ceremonia en las playas de Campeche.  Los discursos oficiales fueron dedicados a reprender a los críticos de la llamada reforma energética, quienes fuimos calificados de irresponsables e  ignorantes,  de ávidos buscadores de aplausos fáciles, indiferentes a los problemas financieros de Pemex y desdeñosos de las nuevas prácticas mundiales de la repartición de riesgos. Y se anunció  algo singularmente preocupante: la modernización y expansión de Pemex será de tal magnitud, que pronto estará explorando y extrayendo hidrocarburos en otras partes del mundo. ¿Por qué no en México?

Si es reconocida mundialmente la capacidad técnica de Pemex en la exploración de aguas someras. ¿Por qué se han licitado campos en estas zonas para la participación del capital privado? ¿Sabía usted, estimado lector que los primeros pozos exploratorios en aguas profundas y ultraprofundas--concesionados ahora a los particulares-- fueron localizados y realizados por Pemex?    

No se puede ocultar la realidad: se estima que Pemex ha despedido más de 35 mil trabajadores y que se encuentran sin trabajo 50 mil adicionales contratados por las empresas privadas otrora al servicio de Pemex. La desolación impera en las zonas petroleras. No se puede negar la progresiva chatarrización de Pemex, la enajenación de sus activos para cubrir los impuestos al gobierno, el declive de su patrimonio lindante en la quiebra contable, su creciente incapacidad para abastecer el mercado nacional de productos petrolíferos, su declinante calificación en el mundo bursátil internacional, el drástico descenso de las reservas probadas de hidrocarburos y el desaliento generalizado del personal de la empresa.

Cuando anunció las reformas en materia energética, la Secretaría del Ramo se comprometió que para el año 2018 se elevarían los niveles de extracción de petróleo de 2.5 millones de barriles diarios obtenidos en 2012 a 3 millones, aumento que sería atribuible a la participación de las empresas exploradoras; y que la extracción de gas natural pasaría de 5,7 millones de pies cúbicos por día a 8 millones. Como resultado de estos logros, la economía nacional crecería en los años 2017 y 2018 a un ritmo mayor al 5% anual. Tales proyecciones son obra de la capacidad imaginativa y falaz de los “genios” de las Secretaria de Energía y de Hacienda, expertos en artimañas y engaños estadísticos.   

Fue una estratagema publicitaria. En cuanto a la economía nacional, el crecimiento  ofrecido ha quedado recluido al cajón dela mendacidad. Así mismo, lejos de aumentar, la producción de crudo ha declinado sensiblemente y será imposible alcanzar las metas prometidas. Desalentados por los pobres resultados obtenidos, algunos funcionarios de la Comisión Nacional de Hidrocarburos ya patrocinan la idea de abandonar el sistema de Rondas y abrir a la libre iniciativa de los particulares las zonas de exploración a todo el país.

Frente a esta realidad preguntamos: 18 de marzo de 2107, ¿conmemoración de un triunfo histórico o convocatoria a las exequias de Pemex?

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