Es más fácil amansar, que quitar mañas
Miguel González Ibarra
22 de Marzo de 2017
El debate está a todo lo que da. Unos dicen que de ganar Toño la gubernatura, seguirán las mismas políticas y prácticas, aplicadas por el tricolor, durante décadas.
No es así. Ganando la Alianza PRD-PT-PAN-PRS, arrancan nuevas relaciones políticas en nuestra tierra. La política es correlación de fuerzas. No es capricho ni aventura, tampoco ocurrencia. La política es ciencia. Tiene reglas, inviolables.
El PRI envejeció. Lo que gira a su alrededor es decrépito; algo infestado de mojo; convertido en franca chatarra; podrido; un ser de la historia que llegó a las últimas y no tiene lucha ni remedio. Ya no se compone. Es más fácil amansar que quitar mañas. Eso lo aprendí de mi tío Efrén, bueno pá hacer a la rienda, el mejor caballerango, nadie le ganaba, un vaquerazo, él dirigía las “rialadas” en mi ejido, hombre sabio, de mis grandes maestros. Me decía:
---Hijo, es más fácil quitarle los reparos a un potro salvaje y amansarlo, que las mañas a un animal que no entiende.
Interpretando este dicho y aplicándolo al ejercicio del gobierno, significa que será mejor la nueva democracia, conducida por las fuerzas más sanas de Nayarit, que un PRI viejo representando al rebasado sistema que ha tronado y ha sido incapaz de resolver los angustiantes problemas de la comunidad nayaritense. O sea, es mejor y más fácil, moldear la democracia que viene, que corregir los vicios del sistema priista.
Urgen otros aires, formas distintas de conducir los negocios estatales, que atañen a todas y cada una de las personas, que aquí radicamos.
La responsabilidad es de la totalidad y, no solamente, del personaje que llevará el timón, en este caso, el Titular del Ejecutivo.
PRIMERA
La primera regla para entrar a la democracia en Nayarit, es plantearnos la integración de un gobierno de coalición, dónde estén los talentos más lúcidos.
¿Qué quiere decir esto?
Que todos los sectores productivos, sociales, económicos y políticos, formen parte del gabinete, o estén representados, bajo el mando del gobernador.
¿Es posible semejante reto?
Por supuesto. Claro. Afirmativo.
Partiendo del interés de los trabajadores del campo y la ciudad, sin perder nunca de vista el sector empresarial, el cien por ciento de las fuerzas pueden y deben adherirse al colectivo gobernante.
Todo depende de la voluntad política del gobernador. Si éste sectariza su visión, tendrá un gabinete estrecho, mediocre, pero, si ve más allá de los intereses de su grupo, construirá un equipo de gobierno democrático, que goce al cien por ciento, del consenso y la confianza popular.
SEGUNDA
La segunda regla es que la clase gobernante debe tener un elevado amor por el pueblo. Trabajar con humildad, enterrando por siempre y para siempre, las formas arrogantes que caracterizaron a los señores feudales de las haciendas, adoptadas por no pocos gobernantes priistas, es obligado para sobrellevar una administración de Estado, profundamente vinculada al interés popular y a los trabajadores nayaritas.
La humildad del gobernante es condición para entrar a la democracia en Nayarit. La autosuficiencia conduce siempre a la derrota histórica.
Gobernante que ha estado de espaldas al pueblo, ha sido rechazado y borrado por la historia. El primer requisito para ser buen gobernante, es escuchar el tiempo que sea necesario, a hombres y mujeres del pueblo, teniendo como premisa que los únicos privilegiados deben ser los niños.
TERCERA
Una tercera cuestión indispensable para llevar un buen gobierno, es aplicar un programa democrático y popular, lo cual, quiere decir, que se vea prioritariamente, a favor de los derechos básicos de toda la población, como lo son, la comida, el empleo, el salario, el techo, la escuela, la salud, la cultura y la seguridad pública, significando ello, que se debe tomar muy en cuenta, una política que distribuya con equidad y justicia, la riqueza generada por las manos y el cerebro de las gentes que laboran.
Sin reparto justo de la riqueza, no hay derechos básicos. Es el meollo de la política.
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