Bien o mal pero que no los olviden
Sergio Mejía Cano
01 de Marzo de 2017
Es muy común la frase “que hablen de ti, bien o mal, pero que hablen”, y es muy cierto que mientras el nombre de alguien ande de boca en boca siempre estará en la mente tanto de quien lo emite como de quien lo escucha; porque también se ha dicho que es más preocupante que nadie hable de alguien porque eso significa que entonces sí, ya está olvidado sin remedio ese alguien.
Sin embargo, resulta que hoy en día es más productivo que hablen mal de alguien que bien, porque al hablar mal de alguien es como si se prendiera una mecha que alimenta tanto a detractores como defensores de determinada persona sobre la que se están refiriendo, y más si dicha persona incursiona en la política.
Y esto viene a colación, porque se espera que en cuanto comiencen las campañas electorales en Nayarit, empezarán los golpes duros, señalamientos y acusaciones de todo tipo e incluso hasta posibles difamaciones y falsos rumores; todo, con tal de hacer quedar mal a quien se señala como una mala persona y que no podría tener la calidad moral para llegar a la gubernatura, etcétera. Pero he aquí el meollo del asunto, porque ya cambió mucho esto de estar denostando un día sí y otro también a algún político, porque ahora se da el efecto contrario, porque está visto que mientras más se señale a determinado personaje de la política, más aparece en los medios tanto locales como nacionales y si es un personaje político a nivel nacional, hasta internacionalmente se llega a hablar, y como dice el dicho: bien o mal, pero se habla y eso es lo que cuenta: aparecer constantemente en los medios informativos de todo tipo aunque digan que ese alguien come niños crudos.
Y está comprobado también que cuando se deja de hablar de alguien, ese alguien pasa al olvido colectivo, si bien no definitivamente porque permanece en el limbo mediático, sí desaparece de la escena que una vez lo tuvo con los reflectores encima. Claro ejemplo lo que sucede ya con los exgobernadores que tuvieron sus cinco minutos de fama y que infortunadamente al dejarse de mencionar cada vez menos, como que ya la opinión pública los ha hecho a un lado hasta que a alguien se le ocurra volverlos a nombrar, para que vuelvan a surgir pero ya no con la fama que les antecedió. He ahí a Javier Duarte, César Duarte y Roberto Borge, ahora exgobernadores de Veracruz, Chihuahua y Quintana Roo, respectivamente, porque si bien de estos tres de quien más se ha hablado es de Javier Duarte, mientras los otros dos al parecer están nadando de a muertito sin mover el agua, por lo que práctica y mediáticamente están en el olvido colectivo nacional, pero no así de sus coterráneos, quienes posiblemente siguen con la esperanza de que estos señores aclaren el desvío de recursos de los que se les acusa.
Claro que de vez en cuando se oye hablar de estos exgobernadores que se dice, dejaron temblando sus entidades, pero cada vez es menos lo que se oye, como por ejemplo del exgobernador del estado de Sonora Guillermo Padrés Elías, de quien poco a poco se han ido olvidando los medios informativos, por lo que se supone que ya pasado un tiempo y ya nadie se acuerde de él más que sus familiares y paisanos, poco a poco, ya sin que se sepa qué es de su vida, posiblemente hasta quede libre sin que la opinión púbica se dé cuenta de cómo, cuándo y dónde y el señor Padrés hasta una disculpa vaya a recibir y pase a gozar de su retiro en alguno de sus ranchos o en el extranjero y tan, tan.
Pero también está el ejemplo de Humberto Moreira Valdés, exgobernador de Coahuila, quien padeció sus minutos de fama en el infortunado accidente a la mina “Pasta de Conchos” en donde hubo más de 60 mineros muertos, y quien al dejar su mandato dejando el camino libre a su propio hermano, fue muy cuestionado por enriquecimiento ilícito, malversación de fondos y desvío de recursos y hubo quien lo acusaba en su tiempo de estar coludido hasta con grupos criminales. Creció la fama del profesor Moreira, si bien mala fama pero estaba en los medios; sin embargo, al poco tiempo se apagó todo cuando se fue a España y se mantuvo en el limbo mediático hasta que fue apresado por la policía española, algo que lo hizo resurgir a la fama mediática, pero al salir libre allá y regresar a nuestro país se volvió a apagar esa fama, cosa que no le ha de haber gustado, porque empezó el mitote de demandar al periodista e historiador Sergio Aguayo Quesada, y de nuevo está en la palestra mediática. El chiste es que no lo olviden. Pero
en fin. Sea pues. Vale.
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