Otra vez segundas partes

¡Acabáramos!, dijeran algunos argentinos. ¿Qué habrán sabido o les habrán dicho o con base en qué se decidió tanto la dirigencia nacional del PAN como el comité para designar al joven Antonio Echevarría García como abanderado para ser el candidato a la gubernatura de Nayarit? Porque es obvio que carrera política no tiene, no es bien conocido por la mayor parte de la población en el estado, entonces ¿por qué él?

¿Será acaso un caldo de cultivo tan usado hoy en día tal y como se hizo con el actual presidente Enrique Peña Nieto en que de la nada lo hicieron gobernador del estado de México? ¿Quién encandilaría al joven Echevarría García para que emprendiera una carrera en la que se ve claramente que no es lo suyo? Porque en determinado momento, Echevarría García había comentado que más que contender para un cargo público, le gustaría mejor apoyar y trabajar al lado de quien se viera con el entusiasmo de trabajar por el bienestar de los nayaritas, pero que por el momento no le interesaba ser candidato a algo de elección popular. Pero bien se dice que es de sabios cambiar de opinión, así que ahora ya está en el ajo político nayarita y pues a ver qué sale de todo esto.

Sin embargo, oficio político, lo que se dice un verdadero oficio político pues tampoco lo tiene muy bien arraigado su primo el doctor Leopoldo Domínguez González, quien al parecer se quedó en el camino y, como ya se comienza a escuchar de que si en verdad es un caballero respetará el acuerdo de comportarse como tal y acatar la resolución que ha dado la dirigencia nacional panista, dirigencia que está precisamente a cargo de un joven que se la ha pasado dando palos de ciego al aire presumiendo triunfos mediante alianzas en las que los que las han ganado en sí han sido priistas y no panistas de cepa, a quienes al igual que hoy en día, han echado a un lado para ungir a un joven empresario nayarita que no tiene nada qué ver con los verdaderos entretelones de lo que esto significa; lo único que lo acerca a la política es ser hijo de un exgobernador y de una senadora en funciones, pero de ahí en más, pues es lo único que lo acerca a la política. Y no por esto se podría decir que tiene buenos sinodales en la figura de sus padres, porque si bien su señor padre, don Antonio Echevarría Domínguez llegó a ser gobernador, fue por circunstancias que se prestaron para eso y no precisamente por ser un destacado político, porque su paso como priista lo utilizó estando inmerso en las finanzas del estado y no en el teje y maneje de cómo capotear los vendavales políticos al surgir problemas con la ciudadanía de toda índole.

Y también no porque su señora mamá sea hoy en día senadora de la República, se pueda llegar a sentir el joven Antonio ya como un político consumado y capaz para contender por un cargo en el que en verdad se necesita mucho oficio político para que en caso de llegar a ocupar el cargo de gobernador del estado, en determinado momento se le vayan a desbordar los problemas al no saber contenerlos con la diplomacia debida y políticamente lo más posible correcto.

Hasta antes del año 2002 el grueso de la población nayarita no conocía al doctor Leopoldo Domínguez; sin embargo, lo hicieron contender en contra de Ney González para buscar la presidencia municipal de Tepic, y si bien al doctor lo inflaron mediáticamente con todo lo dispuesto a la mano de su primo el ya gobernador, de todos modos quedó demostrado que no bastan las campañas mediáticas diciendo que ya era contundente el triunfo de “Polo”, que de calle se llevaría al hijo de don Emilio, pero ya vimos que no fue así; Ney se alzó con el triunfo y tuvieron que pasar unos trienios más para que el doctor Domínguez González lograra su sueño de llegar a la alcaldía de la capital nayarita.

Y a propósito de Ney González, con su llegada a la gubernatura se cumplió aquello de que segundas partes nunca fueron buenas, porque si bien las comparaciones son odiosas, en ocasiones son necesarias para marcar un parámetro, pues a comparación de don Emilio, el paso de Ney por la gubernatura dejó mucho qué desear. Sin embargo, ahora podría darse la excepción a la regla porque qué tal y el joven empresario Echevarría García logra llegar a la grande del estado y le pone la muestra a su papá, quien por cierto no dejó muy buena impresión que digamos. Nada de gran trascendencia, quedando demostrado una vez más que no es lo mismo administrar una empresa que un estado; o un país como lo hizo Vicente Fox Quesada. Pero en fin. Sea pues. Vale.