Refundación con nueva ley orgánica para la UAN

Para abrir apetito, tenemos la voz del Consejo General Universitario que en voz de su presidente nos informa algo que sabemos a medias: “NO HAY DINERO”, pero no se nos dice nada sobre “el por qué” no lo hay, “desde cuándo” empezó a fugarse y “el cómo” se fugó el tal dinero. Independientemente de la cortina de humo que se ha tendido  con la supuesta búsqueda del ex rector, da la impresión que se ocultan asuntos no únicamente de carácter universitario. La crisis financiera universitaria ha servido a modo para esas y otras acciones, como el caso entre otros, del oportunismo de algunos “charalillos” políticos que en el clientelismo político-electoral se han vuelto ultra críticos con tal de llevar agua a su molino. Sin embargo queda claro que el actual modelo educativo, la actual estructura organizativa, las actuales relaciones entre universitarios y de universitarios con la sociedad nayarita, deja mucho que desear, es más, ya no son operantes,  ya son caducas. De allí que se requiera una “refundación con nueva ley orgánica”, de la universidad.

El Rector tiene la obligación moral de encabezar todas las adecuaciones que requiere la Universidad Autónoma de Nayarit y, tras una profunda consulta universitario-popular, de proponer una iniciativa de “Ley Orgánica de la Universidad” a la autoridad competente para ser llevada al Congreso del Estado. Derivada de lo anterior, se desprende la reformulación de las relaciones en la vida interna universitaria y la consecuente reorganización administrativa.

La Universidad de Nayarit se crea en el gobierno del Dr. Julián Gascón Mercado. Después el gobierno del Lic. Roberto Gómez Reyes le otorga la “autonomía”.  Tras un periodo crítico político-vandálico el gobierno del entonces Coronel Rogelio Flores Curiel impone al Lic. Germán Rodríguez Jiménez como Rector de la “Universidad Autónoma de Nayarit”. Y fue precisamente en este periodo rectoral cuando no solo se pacificó la vida universitaria, sino se le dio un fuerte impulso al desarrollo académico. Cabe decir que el SPAUAN, Sindicato de Personal Académico de la UAN, con el Lic. Héctor Béjar Fonseca a la cabeza, jugó el papel decisivo para academizar la vida universitaria. Tras ese periodo, habrá que esperar el arribo del Dr. Francisco Javier Castellón Fonseca a la rectoría para que se dé otro gran movimiento académico en la Universidad. Sin embargo, no sólo no se siguió en la línea de la “Reforma Universitaria” sino que se retrocedió en muchos de los logros obtenidos. Y no se había sentido tanto la necesidad de “Refundar” la UAN como en esta crisis integral de la vida universitaria. Porque no es únicamente la crisis financiera la existente, también está el aspecto académico y organizativo en crisis además de la crisis política y moral. Por eso el actual Rector tiene la obligación moral de encabezar la “Refundación” de la vida universitaria y de proponer una nueva “Ley Orgánica de la Universidad”.

La actual Ley Orgánica de la UAN es ambigua y no precisa bien la estructura ni la forma de gobierno universitario. Pero además no toma en cuenta los avances científico-tecnológicos ni a la sociedad nayarita. El motivo fundamental por el cual se creó la Universidad de Nayarit fue el del resolver los problemas sociales de los nayaritas. Se trataba de que los jóvenes no tuvieran que trasladarse a Guadalajara o México a proseguir sus estudios superiores. Pero además para que todas las familias nayaritas tuvieran la posibilidad de “darles” a sus hijos educación superior. Sin embargo había implícito otro aspecto, el cual consiste en que la Universidad sea un factor de desarrollo de la sociedad, que la universidad desarrolle la ciencia y la tecnología adecuada para que los campesinos, los ejidatarios, los pescadores, etc., incrementen su productividad y puedan competir en los mercados nacional y mundial. En fin.