Nubarrones para la economía mexicana en el 2017

Los teóricos y burócratas del capitalismo global en general, y de las transnacionales en lo particular, no atinan a explicar “lo mal” que nos irá en el 2017. Y esto porque no conocen las leyes científicas fundamentales del desarrollo del capitalismo. Independientemente del triunfo electoral de Donald Trump en la Unión de Estados Americanos, la economía de ese país está al borde de una nueva crisis. Su industria ha decaído, el mercado de valores se ha elevado y frente a los productos chinos, han perdido el mercado interno ya no digamos el mercado mundial. Y es que la aplicación del desarrollo científico-técnico complementado con un salario bajo, ha hecho de China un portentoso país con una inigualable situación de competitividad. El Dragón Rojo no solamente ha desplazado a Estados Unidos, sino también a la Unión Europea y Japón del mercado mundial y ha conquistado los primeros lugares en la composición del PIB mundial. Antes tales circunstancias, la situación socio-económica en USA se verá seriamente afectada en el 2017, con todo y Donald Trump como presidente norteamericano. Una forma de atraer capitales especulativos es mediante la elevación de las tasas de interés. Pero tal medida se revierte porque hace más costoso el dinero que se invierte en la producción de bienes y servicios y consecuentemente, se elevarán naturalmente los precios de tales mercancías. Ante tal situación, de manera natural los capitales emigrarán a los lugares en donde su rentabilidad sea mayor. Y como consecuencia se contraerá no solo el mercado de bienes y servicios sino también el mercado de capitales. Eso es lo que se aproxima al vecino país del norte.

Ante esa situación, a México no le va bien. No solo por la amenaza de Trump de acabar con el TLCAN, sino porque los políticos y financieros mexicanos en su desmedido afán de hacerse ricos, además de hipotecar la economía nacional, han entregado el cuerpo y el alma del país a los capitales norteamericanos. Con la contracción del mercado estadounidense, necesariamente habrá una disminución de la demanda externa para los productos mexicanos, y consecuentemente, se verá un decremento en las exportaciones. Pero, además, independientemente de esa relación negativa del comercio exterior, la producción petrolera tenderá a la baja por estas y otras circunstancias. Una reducción en el flujo de inversión extranjera directa, así como las potenciales políticas anti-comercio y anti-migración por parte del nuevo gobierno de Estados Unidos traerá descalabros a la situación socio-económica de México. El crecimiento de la economía mexicana seguramente será menor al señalado por el gobierno. Y esta situación tiene su explicación por el decaimiento que sufrirá el circuito económico vinculado a las exportaciones. Recordemos que en el país existen dos circuitos económicos: uno vinculado al comercio exterior y otro, al consumo doméstico. Las unidades económicas del segundo circuito mayoritariamente son  las pertenecientes a los mini, micro y pequeños empresarios absorbedores de gran cantidad de mano de obra y que atienden a mercados locales, de barrio, regionales y con dificultad, nacionales. Muchos de estos mexicanos todavía pertenecen a la economía informal. Sin embargo, son los más golpeados en el vaivén de las crisis. Ante tal situación y con la inminente inflación que se avecina, seguramente en el 2017 aumentará el descontento social y se agravará la desconfianza en las instituciones oficiales. El número de incrédulos del actual sistema político mexicano se verá acrecentado. Y los jóvenes tendrán menos oportunidades de empleo. Una situación por demás difícil será la del año entrante que además, será el último año del presidente Enrique Peña Nieto y el preludio del 2018, año electoral en el país, en el cual se elegirá al presidente de la República. En fin.