La cuarta revolución

Hemos tenido tres revoluciones en México. La de Independencia, la de Reforma y la Revolución antifeudal de 1910. Se arma la cuarta, que será la de los trabajadores, llevando al frente a la clase obrera con los campesinos de primeros y principales aliados.

Una revolución se define en el momento que una clase social es desplazada por otra, más avanzada. Así ha ocurrido siempre. Aquí y en China. No nos asustemos: Hablar de revolución, no es hablar de balazos o de violencia por violencia. No. Hay que repetirlo las veces que sea necesario: Revolución es el cambio de una clase social por otra.

Con Hidalgo, los mexicanos desplazaron a los españoles en la dirección del Estado y se terminó el régimen de la esclavitud. Juárez liquidó los poderes de la iglesia y estructuró la República, a través del arribo al poder de una clase social más avanzada que la anterior. En 1910, la burguesía nacional desplazó a la clase de los señores feudales dueños de vidas y haciendas en este país. Hoy en día, está ya en la agenda nacional y las regiones, que la nueva revolución, la cuarta, es para que los trabajadores del campo y la ciudad, queden en el gobierno en lugar de los burgueses nacionales y extranjeros.

De los tres movimientos revolucionarios anteriores emanaron nuevas relaciones de producción que aceleraron el desarrollo de las fuerzas productivas en México, tal y como lo registran las estadísticas de nuestra historia nacional.

Esta vez, de la revolución en marcha y que tendrá que triunfar inexorablemente por ley histórica, surgirán nuevas relaciones de producción que desarrollarán impetuosas fuerzas productivas que darán de comer a todas las bocas en México; nadie se quedará sin empleo, todo mundo lo tendrá y gozará de este sagrado derecho; todos los mexicanos accederán a la escuela, desde la guardería hasta el nivel de doctorado; habrá seguridad en calles, plazas y domicilios y cultura a favor de todos los humanos nacidos y radicados en territorio mexicano; y ningún compatriota se quedará desamparado porque el Estado le garantizará el derecho a vivienda digna y decorosa; igualmente, el derecho a la salud, estará plenamente garantizado para todos los mexicanos, sin distinguir a nadie ni a ningún compatriota.

Los derechos básicos estarán al alcance de todos. Eso sólo lo puede garantizar el Estado conducido por los trabajadores mexicanos, es decir, con la cuarta revolución en manos de obreros y campesinos.

La cuarta revolución está ya en la agenda nacional, para hoy, no para mañana. Y tendrá que llegar. Llegará. Las grandes masas mexicanas están en eso. Construyen día a día, eso. Sin descanso. Minuto tras minuto. Sin importar el poderío del enemigo. Las grandes masas mexicanas saben muy bien que ellas han hecho la historia en este país y que seguirán haciendo la historia en el presente y en el porvenir.

En Nayarit también construimos la cuarta revolución. Aquí de igual modo tiene que llegar. Tendrá que llegar. Trabajamos para eso. No descansamos un solo día. Inspirados en el temple de los obreros de Bellavista en 1905 que derrotaron a Porfirio Díaz y al régimen de las haciendas, así como en la elevación y los sueños de los héroes por la democracia que en el período 1972-1975 derrotaron al PRI-gobierno instaurando el Poder Popular en la capital del Estado y dejando un programa democrático que es enarbolado por los trabajadores nayaritas el cual tendrá que imponerse y aplicarse desde Palacio de Gobierno.

No nos asusta ni Trump ni el PRI ni el PAN. Las ideas de la democracia que enarbolamos, son invencibles. Son las ideas de Hidalgo, Juárez, Villa, Zapata, Flores Magón y Lázaro Cárdenas. Son las ideas que han construido a este país. Son las ideas que han construido a Nayarit. Seguiremos en esa ruta hasta alcanzar la victoria definitiva. Nada ni nadie nos hará retroceder. Vamos hacia adelante. Representamos a millón y medio de personas que habitamos estas tierras, la tierra del Prieto Crispín y Alejandro Gascón Mercado.