Nayarit no puede esperar…..
Miguel González Ibarra
07 de noviembre de 2016
En efecto, Nayarit no puede esperar. Nayarit no puede esperar, porque, quiere, necesita, reclama y le urgen para este día no para mañana: democracia, tortillas, sal, empleo, medicina (sobretodo y privilegiando la medicina preventiva), hospitales, buenos salarios, alimentos, aulas, útiles escolares, maestros, vivienda, cultura, libros, laboratorios y seguridad en calles, esquinas y casas.
Nayarit no puede esperar, es la consigna que se ve en todos lados y por doquier, en vistosos y grandes espectaculares, muy costosos, colocados y pagados por el hijo del hacendado, Toño Echevarría García, a lo largo y ancho del estado, cuyo personaje, quiere ser gobernador, como su padre, tal cual si los cargos estatales se heredaran como ocurre en las familias de reyes y virreyes.
Nayarit no puede esperar, más PRI. Nayarit no puede esperar, más PAN. Nayarit no puede esperar, más prian. Nayarit no puede esperar, más neoliberalismo imperial. Nayarit no puede esperar, más capitalismo. Nayarit no puede esperar, más capitalismo salvaje. Nayarit no puede esperar, más Monsanto. Nayarit no puede esperar, más toñismo. Nayarit no puede esperar, más polismo. Nayarit no puede esperar, más priismo. Nayarit no puede esperar, más panismo. Nayarit no puede esperar, más prianismo. Nayarit no puede esperar, más corrupción. Nayarit no puede esperar, más degradación.
Nayarit no puede esperar, más de lo mismo ¡YA BASTA!
Nayarit necesita un cambio de rumbo, profundo, radical, progresista, democrático, para tener comida suficiente y dinero en todas las familias, para tener con qué curarse y prevenir enfermedades, para tener escuelas desde la guardería hasta el nivel de doctorado, para tener cultura, para tener seguridad pública y techo para todos sus habitantes, así como democracia política y social, para lo cual, se requiere que otras manos sujeten el timón en las formas y contenidos de gobernar.
El hijo del hacendado está desautorizado para exhibir lo que dice y sostiene en sus apantalladores y repetidos espectaculares. Ya gobernaron seis años y, dos sexenios, tuvieron la tesorería del gobierno estatal. Se dedicaron a hacer negocios, grandes negocios, no de pesos o centavos, sino, de millones y millones, pero, de puro billete verde, de dólares, de los que valen, más ahora, que, tal moneda, se disparó hasta las nubes. Los trabajadores nunca estuvieron en su orden del día ni en su agenda. Al nayarita no lo engañan: Quieren regresar a Palacio de Gobierno para hacer grandes negocios y seguir amasando fabulosas fortunas a favor del Grupo Álica y a costillas del pueblo. Los conocemos perfectamente. Ese cuento ya lo sabemos y conocemos muy bien. Los nayaritas no somos tontos. Sabemos el camino que debemos andar para rectificar y transformar nuestra vida cotidiana, viendo siempre hacia adelante, en términos del futuro histórico de Nayarit.
El camino de Nayarit lo trazó Alejandro Gascón y, no, Antonio Echevarría Domínguez. El camino de los Echevarría es el del imperio, el del infierno, el de la violencia, el de la guerra, el del hambre, el de la pobreza, el de la ignorancia, el de las abismales y antagónicas desigualdades. El camino de Alejandro es el de la soberanía, el de la dignidad; es el camino que lleva al cielo, el de la paz, el de la tranquilidad y felicidad, el de la alimentación adecuada, el de la riqueza moral, el de la sabiduría popular y colectiva, el de la razón y la verdad, el de la Economía Social que no significa abolir la Economía Privada, sino, antes bien, fortalecer a ésta, virtud a que, la primera, significará un mejor reparto de la riqueza y, eso, nos conduce, como pueblo, a que las familias tendrán más capacidad de compra porque traerán más dinero en sus bolsillos y, eso, le favorece a los negocios en manos de particulares.
Nayarit sabe bien que el camino está a la izquierda. La izquierda son los obreros bellavistenses que se lanzaron a huelga en 1905 antes que Cananea y Río Blanco desafiando al dictador Díaz y asestándole una gran derrota histórica. Nuestro pueblo no se ha apartado de aquél camino. Esta vez, lo seguirá puntualmente y al pié de la letra. Nuestros pasos se inspiran y guían por los hermanos Elías, los héroes sindicalistas de la época revolucionaria, cuyo jefe indiscutible fue Flores Magón.
Más le vale al hijo del hacendado, sumarse al lado izquierdo, tal y como lo hizo el potentado Ismael Macías Acevedo en 1975, haciendo el santiaguense, una gran aportación al cambio profundo y radical en nuestro estado.
De ese modo, su lema NAYARIT NO PUEDE ESPERAR, tendría sentido histórico y estará acorde con los tiempos y vientos de la América Latina, de la cual, nuestra querida entidad, es parte destacada, importante y sobresaliente.
No hay contradicción alguna, que un burgués como Toño El Chico contribuya al cambio revolucionario. La historia está llena de muchos ejemplos. El hijo del hacendado, igual que su padre, tienen la palabra.
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