Nadie sabe, nadie supo
Sergio Mejía Cano
28 de octubre de 2016
El próximo año se realizarán elecciones en el estado de Nayarit, y es muy probable que entre el electorado serio se tenga muy presente el actuar del PAN y del PRI a nivel nacional por lo cuestionado de los ahora exgobernadores de Chihuahua, Sonora, Veracruz y Quintana Roo; además de la falta de fuerza política del presidente Enrique Peña Nieto de prácticamente no hacer nada en contra de estos señores tan cuestionados desde el inicio de sus gestiones.
Desde luego que el PRI podría estar seguro del voto duro, a los que sin ver siempre votan por el otrora partido aplanadora, pero no así el PAN que siempre ha necesitado de las alianzas para poder pararse el cuello, porque la presencia del panismo nayarita no es muy representativa que digamos, y si se atiene al PRD para formar una coalición tan añorada como en 1999, pues está perdido ya que el PRD va en franca picada para su desaparición. Sin embargo, lo que sí debería preocupar al PRI es que ese voto duro con el que siempre ha confiado podría dar un vuelco precisamente por no actuar con verdadera justicia respecto a los tan cuestionados exgobernadores; y ese voto lo podría perder más el PRI si es que después salen con darle hasta una disculpa al señor Javier Duarte de Ochoa , porque eso de que fue expulsado del partido, ha sido tomado como una burla para gran parte de la ciudadanía, porque lo que se esperaba era que se le investigara de bien a bien y una vez comprobada su malversación de fondos congelarle todo lo supuestamente mal habido.
Pero Javier Duarte tiene un as bajo la manga, y este es precisamente el exgobernador de Sonora de extracción panista Guillermo Padrés, pues el PAN podría negociar por su congénere si es que el PRI se mostrara firme y contundente en contra de el otro Duarte, el de Chihuahua y Roberto Borge, el ahora exgobernador de Quintana Roo; es decir, podrían hacer un intercambio de justicia, uno por los otros y todo mundo contento resultando exonerados por supuestos malentendidos.
Bien que predijeron algunos analistas cuando el PRI perdió la hegemonía en el país, al determinar que sin un primer priista que los condujera, la mayoría de los gobernadores emanados del PRI se comportarían como virreyes tomando a sus entidades como sus feudos personales; y posiblemente así haya sucedido durante los 12 años del reinado panista, lo malo es que tal vez se quedaron acostumbrados a hacer y deshacer a su antojo y más cuando vieron y descubrieron la debilidad o complicidad del nuevo mandatario priista que no demostró mano dura así haya visto focos rojos en alguno o todos los estados de la República gobernados por priistas.
Lejos quedaron los tiempos en que el primer priista de la Nación removía gobernantes en cuanto daban algún traspié que pudiera poner en peligro la hegemonía priista o sus propios intereses. Obviamente habrá quien diga que he ahí a Fausto Vallejo que fue removido del gobierno michoacano en el actual sexenio, pero con este señor tal vez era inevitable su remoción por toda la cola que se le descubrió al menos a uno de sus hijos a quien ligaron con el señor Servando Gómez Martínez, más conocido en Michoacán como “La Tuta”, así que ni para dónde se hiciera el señor Vallejo debido a que el comportamiento de su hijo fue trasmitido a nivel nacional por las principales televisoras del país.
Así que se podría suponer que todo este mal comportamiento no nada más del PRI, sino de todos los partidos políticos que los han llevado a un desprestigio total entre gran parte de la población, conlleve daños colaterales lo que podría significar un gran abstencionismo entre el electorado, más sobre aquellas personas que no ven ningún remedio entre los políticos, ya que la mayoría de ellos andan viendo por sus muy particulares intereses antes que el bienestar de la ciudadanía.
Esperemos que se despierte el espíritu cívico de la ciudadanía para acudir a votar el próximo año, pero como está dicho, si no pasa nada con los exgobernadores hoy cuestionados, la desilusión crecerá de tal manera que el pensamiento del público elector se incline a decir que para qué vota si nada cambia y todo sigue igual; desapareciendo fondos del erario que nada más se informa de ello, pero nunca hay culpables, tal y como si los recursos se hayan desaparecido en el aire, y nadie sabe, nadie supo. Lo malo es que hoy en día en que las arcas nacionales están prácticamente vacías, el pagano seguirá siendo el trabajador común cautivo que paga sus impuestos mediante nómina.
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