La explotación de las mujeres y los niños en el capitalismo
Octavio Camelo Romero
06 de octubre de 2016
Una cruenta lucha que dieron los liberales y las feministas fue por la igualdad de género, por gozar de los mismos derechos a ser explotado o explotada según su género, por tener acceso a la clase de asalariados en este mundo dominado por el capitalismo. La visión enajenada de la sociedad les impidió, como a muchos a impedido, comprender que estamos frente a, y dentro de, relaciones capitalistas de explotación.
La explotación de la mujer por el capital surge con la llegada del capitalismo, aun cuando no sea asalariada directa. Una “condición necesaria” para la “reproducción del capital” es el “mantenimiento” y la “reproducción” de la clase obrera. Y esta situación se da en el seno de la familia. En la familia tanto se mantiene como se reproduce el asalariado o la asalariada. Por lo tanto, la familia es la unidad básica de la producción y reproducción de la clase obrera. Para el mantenimiento del trabajador o trabajadora no importa si la familia está formada por sujetos del mismo sexo. Pero para la reproducción de la especie si es imprescindible el concurso de ambos sexos aunque no necesariamente de manera directa. Pues bien, cabe la clasificación que hizo Marx de “Reproducción simple” y “Reproducción ampliada” respectivamente para el mantenimiento y la reproducción de la familia obrera. Esta similitud la hizo en su momento la feminista marxista Selma James.
Selma James, de Brooklyn, es la fundadora de la Campaña Internacional de Salario por Trabajo Doméstico y coordinadora de la Huelga Mundial de Mujeres. Dice que si separamos el sexo y la raza, de la clase social, solo queda una visión deformada y las políticas provincianas y sectarias de una izquierda masculina. Abordó la relación de la mujer con el capital y el tipo de lucha que se puede librar para destruirla; redefinió la categoría de clase social para incluir a la mujer. Tal redefinición se basó en las “tareas no remuneradas” de las amas de casa. Y expuso que desde Marx está claro que el capital manda y se desarrolla a través del salario, es decir, que la fundación de una sociedad capitalista ha sido el trabajo asalariado y su explotación directa. Lo que nunca ha quedado claro ni ha sido asumido por las organizaciones del movimiento obrero es que ha sido a través del salario precisamente como se ha organizado la explotación de los no asalariados. En lo que atañe a las mujeres, su trabajo toma la apariencia de un servicio personal fuera del capital. Por otra parte dijo que los que menos poder tienen en nuestra sociedad son los niños, y que también son unos “no asalariados” en una sociedad asalariada. Los niños en el pasado fueron aceptados como parte de la actividad productiva de la comunidad. El trabajo que ellos realizaban formaba parte del trabajo social y se reconocía como tal. Pero allí donde el capital ha extendido sus tentáculos los niños son reemplazados por otros miembros de la comunidad y son forzados a ir a las escuelas para su adoctrinamiento y formación de asalariado. Este es el significado fundamental de la escuela. En lo que a los niños se refiere, su labor consiste en aprender para su propio beneficio. Y concluye que existen dos secciones de la clase trabajadora, una en casa y la otra en la escuela. Pero que ambas quedan fuera de la relación asalariada capitalista ya que estos trabajadores no reciben sueldo alguno.
En realidad estas actividades en el hogar y en la escuela son aspectos de la producción capitalista y de la división del trabajo. Las “amas de casa” tienen a su cargo la producción diaria y la reproducción en su caso, de la fuerza de trabajo y de la especie. Diariamente hay desgaste de energía, de cerebro, de músculos, etc., de quienes participan en el trabajo asalariado; y son las amas de casa las que atienden y proporcionan los elementos para que el trabajador recupere su “fuerza de trabajo” desgastada. Pero por otro lado son ellas mismas las que cuidan y disciplinan a quienes se están preparando para trabajar cuando crezcan. Por su parte los niños son objeto de este cuidado, disciplina y adiestramiento tanto en casa como en la escuela. Y este trabajo en la familia es un “trabajo no remunerado” al servicio del capital. Así es como el capitalismo explota a las mujeres y a los niños en la familia. En fin.
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