Tepic, Nayarit, sábado 23 de noviembre de 2024

Me asaltó la paranoia

Sergio Mejía Cano

14 de septiembre de 2016

Al anochecer de esta pasado domingo 11 del presente mes comenzó a circular un video en las redes sociales en donde se mostraba a un individuo potando un supuesto puñal amagando a otras personas en el parque Esteban Baca Calderón, más conocido como “La Loma”; dicho video no es muy nítido porque tal vez quien lo está grabando es presa del nerviosismo, por lo que las imágenes son más bien borrosas, lo que sí resalta más son los gritos de los que están en el entorno sobresaliendo el grito de “Cristian”, que se supone es el nombre del individuo que porta la posible arma blanca.

De inmediato no se hicieron esperar los comentarios sobre la seguridad, pues si bien el video dura relativamente poco tiempo, se supone que pudieron haber llegado de inmediato elementos encargados de la vigilancia de dicho parque, pero a la mejor no fue así ya que lo que más escribía la gente en los comentarios respecto al susodicho video era que las autoridades brillaron por su ausencia. Sin embargo, cuando pasa algo parecido es muy difícil que caigan policías del cielo o los árboles o que broten de la tierra o que estén encubiertos entre la misma gente que ahí disfruta de un paseo, por lo que tal vez si han de haber llegado, pero como se dice: todo a su tiempo; y como casi siempre sucede cuando pasa alguna anomalía en cuestión de seguridad: los encargados de velar por la seguridad andan en el otro extremo del parque. Y no nada más en este parque, porque una agresión similar pudo haber ocurrido en cualquiera calle de la ciudad o en algún jardín o hasta en la plaza principal frente a Catedral.

Y a propósito de la Plaza Principal, este lunes próximo pasado alrededor de las 19:00 horas el edificio de la Presidencia Municipal ya tenía sus puertas cerradas y no había ningún elemento de la policía municipal como haciendo guardia en la entrada tal y como suele haber, así que me di a la tarea de buscar a ver cuántos policías uniformados había en la plaza y por más vueltas que le di a la misma no pude ver a ninguno de ellos. De pronto veo a una muchacha y dos muchachos de los que uno de ellos portaba una cámara grande como para televisión y los alcancé para preguntarles si eran reporteros, uno me respondió que sí pero para un programa de radio y que andaban preguntando sobre el próximo festejo de las fiestas patrias y que si quería emitir alguna opinión al respecto, le dije que gracias pero no, porque como pensé que eran de algún noticiero les iba a hacer el señalamiento de que si se habían fijado en que no se veía a ningún elemento policíaco en toda la plaza, y el muchacho que me había atendido me dijo que ya se habían dado cuenta y que  iban a hacer decir algo al respecto en su noticiero de radio de las 07:00 de la mañana, pero no me dijo en qué estación y como posiblemente traían prisa, se alejaron y únicamente el que me atendió alcanzó a decirme que él era Víctor.

Al estar platicando con estos chicos de la cámara alcancé a ver a lo lejos a un policía jubilado con el que he platicado algunas veces, así que en cuanto se retiraron los de la cámara me dirigí hacia este policía jubilado, pero en eso me encontré con dos compañeros ferrocarrileros jubilados y les hice ver lo inseguro que podríamos estar en ese momento, uno de mis compañeros me dijo que ya estaba yo paranoico, por lo que le demostré que sí era posible que en ese instante nos asaltaran y ni quien nos defendiera; y como en eso venían caminando dos muchachos en nuestra dirección y uno de ellos traía su mano derecha dentro del bolsillo de su pantalón, le dije al que me llamó paranoico que qué tal si esos muchachos al llegar con nosotros ya chicos de la tercera edad y con los reflejos más torpes que antes, el que traía la mano en su pantalón sacara un fierro y nos dijeran que nos cayéramos con lo que trajéramos, ¿ah, verdad? No pos sí, sí podría suceder algo así, rápido y sin que prácticamente nadie de los demás asistentes se diera cuenta y si se enteraban iban a correr o a voltearse para otro lado.

Y es que por lo regular cuando uno o más asaltantes van a cometer sus fechorías, saben esperar el momento oportuno para correr los menos riesgos posibles, porque si bien en otras ocasiones se ven policías municipales a la entrada de la Presidencia o en las inmediaciones de la Pérgola, por la fuente de las ranas y demás pasillos, un asaltante va a esperar que los policías estén distraídos para robar a alguien, sea joven o mayor, y menos se podrían dar cuenta los elementos policiacos si están platicando.

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