Levantar un padrón de los puestos callejeros
Sergio Mejía Cano
02 de septiembre de 2016
Las calles del Centro Histórico (CH) de Tepic tiene sus aceras muy estrechas, y se estrechan aún más debido a la infinidad de puestos de vendimia que las bloquean en determinados puntos en que se hace intransitable el paso de los peatones que muchas de las veces se tienen que bajar de la banqueta con el peligro que esto conlleva porque tanto el puesto de vendimia, así como los clientes que esperan que los despachen interrumpen el paso.
Conforme crece el número de habitantes en la capital nayarita es evidente que algo se tendrá qué hacer para expeditar el paso tanto de peatones como de vehículos, ya que el incremento del parque de estos últimos crece en forma alarmante en relación a sus habitantes. Queda claro que hay mucha necesidad, hambre y frío y poco empleo, por lo que mucha gente se ve en la necesidad de buscar el diario sustento mediante el comercio informal o tratando de vender frutas o alimentos en alguna esquina de las calles de Tepic, sin embargo, dichas calles al parecer no son para todos los ciudadanos que pretendan instalar algún puesto de equis productos para su venta, pues se entiende que es un círculo cerrado quienes conforman los vendedores actuales, que no dejan que alguien más que no sea su conocido o familiar instale un puesto en cualquier lugar.
Todo indica que el actual presidente municipal de Tepic está obsesionado con los puestos callejeros que tanto afean y estorban en la ciudad, pero de ser así, bastaría con hacer un padrón de todos los puestos establecidos tanto en el CH como afuera del Hospital de Zona número 1 del IMSS y sus alrededores para saber a quién o quiénes pertenecen esos espacios tan codiciados. Y esto porque es evidente que no todos los que atienden los puestos ambulantes y semi fijos son los propietarios de dichos espacios en donde están instalados, basta con observar con detenimiento a quien atiende un puesto de estos un día y ver que al día siguiente ya no es la misma persona la que está al frente despachando, por lo que se podría suponer que en muchos de los puestos callejeros quienes atienden los mismos son empleados y no los propietarios. Así que al levantar un padrón de quiénes son trabajadores y quiénes son propietarios del espacio tal vez se descubriría o destaparía una cloaca muy pestilente en cuanto a los que regentean la mayoría de los puestos callejeros. Porque existe la posibilidad de que alguien sea el propietario de esos espacios que ocupan los puestos callejeros y que los esté arrendando a terceras personas y estas a su vez a otras o estar empleando quien los esté atendiendo, así que sería buena opción identificar a todos y cada uno de los que atienden o están al frente de los puestos callejeros que pululan por toda la ciudad, pero principalmente en el CH.
Don Arturo Avelino tiene su puesto de frutas en la esquina que conforman las calles Hidalgo y Zacatecas, y aduce que tiene ahí ya casi 30 años de haberse instalado, dice que le entró una gran preocupación cuando arreglaron la Zacatecas, pero que habló con las autoridades correspondientes y que por lo pronto lo habían instalado en la Plaza Antigua, y ya una vez que quedó remozada dicha calle, le permitieron seguir vendiendo ahí, y que uno de sus hijos tiene otro puesto callejero en la esquina de Bravo y México, y que otro de sus hijos y un yerno se dedican a vender en los tianguis. Por la misma calle Zacatecas hay un puesto que ofrece fruta picada cuya propietaria es una señora ya mayor a la que ayudan un hijo y un nieto, y que también tiene un puesto en la esquina de Zapata y México del lado oriente; por la misma Zacatecas y Lerdo, está un amigo que tiene ahí mismo dos puestos en los que vende fruta de temporada, como ahora que vende nanchis, que uno lo atiende él y otro su esposa. En la esquina de Morelos y Puebla, del lado poniente está doña María de Jesús, quien diariamente estaciona una camioneta en donde ofrece frutas y verduras y dice tener en ese lugar bastantes años, y que cuando no está ella ahí, son sus hijas e hijos los que le ayudan. Igual, en la esquina de Durango y Amado Nervo está doña María de Jesús y su esposo “Lencho”, quienes dicen tener ya ahí muchos años también y que son ayudados por sus nietas y nietos, y a lo largo de esa calle de Amado Nervo entre Puebla y Durango, hay varios puestos que se intuye es la misma familia quienes los atienden; sin embargo, hay otros puestos callejeros en donde claramente se ve que son empleados quienes están al frente, y esos son los que se deben investigar.
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