El llevado y traído Sistema Penal Acusatorio
Mildred Rodríguez Ferrer
10 de Junio de 2016
Salvo ver a mis hijos crecer y la esperanza de que algún día volveré a ver a mis padres, no hay cosa en esta vida que me apasione tanto como escribir. Dejé de momento suspendida la redacción de esta y otra columna en este espacio que amablemente me regala don Oscar González Bonilla por cosas de la vida, que ha llegado el momento de corresponder a esa disponibilidad y compañerismo, valor que siempre he destacado de este gremio al que orgullosamente pertenezco: el periodístico.
Nos encontramos en el umbral de lo que será la completa implementación del Sistema de Justicia Penal, que en Nayarit entra en vigor el próximo miércoles 15 de junio, y a nivel federal el 18. Y no se crea usted que por el adelanto en la fecha quiera decir que nuestros Jueces son los mejor capacitados, o que la infraestructura para llevar a cabo lo que serían los Juicios Orales es la suficiente para albergar este tipo de actividad, porque la mera verdad es que no. Solo 4 entidades del país están listas para enfrentar este sistema; la nuestra es de la que “ya merito”, mientras que hay otras donde de plano les valió y con la temeridad característica del mexicano apenas ven cómo le van a hacer para cumplir con las altas expectativas que se tienen con este modelo de justicia.
Otros que andamos prácticamente como el personal del Poder Judicial, apenitas y queriendo entender de qué se trata, somos los reporteros, columnistas, periodistas, editores y demás. ¿Por qué? Bien, el trato de la información no será igual al que usualmente se hacía, a saber: La nota roja es de sobra conocido que es a la que siempre le ponemos de más, algo de nuestra cosecha pues, nos dábamos el lujo de ser juzgadores de las personas, de burlarnos de las situaciones, de intimidar más al victimario, y sin duda usted amigo lector se daba cuenta perfecta de ello, comprando de preferencia el periódico, sintonizando la estación o el canal, leyendo la red social con mayor cuota de sangre, sudor y lágrimas posible.
Por fortuna lo digo, llegó el momento en que el tratamiento debe ser de otra forma: No más burla, no más adjetivos, no más calumnia. A partir de que entre en vigor el Nuevo Sistema de Justicia Penal tendrá forzosamente qué haber una profesionalización integral de quienes nos dedicamos a la noble tarea de informar. Ni siquiera en la columna se podrá darle motes al político, al homicida, al secuestrador, que no sean plenamente comprobables luego de un proceso acusatorio. No nos podremos adelantar a los hechos ni dar por sentado sin que esté comprobado.
Otra cosa que es menester aclarar es que los Juicios Orales son solo una parte de este nuevo Sistema Penal; una cosa es lo que vemos en la televisión y otra lo que en realidad sucederá en las salas. En ocasiones, habrá casos en los que no será necesario llegar a este punto. ¿Por qué? Porque se le apuesta a la conciliación, al entendimiento de las partes, al respeto de los derechos humanos, y primordialmente, a demostrar la no culpabilidad del presunto responsable.
Las audiencias serán abiertas a los periodistas y a todo público. Sin embargo, habrá algunas en las que será importante no invitar a la concurrencia por aquello de que se gire una orden de aprehensión y le demos oportunidad al presunto de escapar, ya que ahora, el procedimiento se llevará en total libertad del probable culpable: no hay prisión preventiva, sí hay respeto irrestricto a los derechos tanto del victimario como de la víctima, esto, entre otros mecanismos alternativos de solución de conflictos.
Habrá procedimientos especiales para las personas que pertenezcan a las etnias, como un traductor que oportunamente le dé a conocer los hechos, las cuestiones y sobre todo a lo que tiene derecho o no, en su propia lengua. Bueno, eso es lo que utópicamente debe suceder.
De esta manera, mientras haya comunicadores mejor preparados para enfrentar estos cambios en el modo de impartir justicia, pues la sociedad también sabrá de qué está hecho, en qué le beneficia o perjudica, si le sirve o no, medirá la capacidad de quienes están en el servicio judicial (en lo que ha se han invertido millones de pesos, esperando resultados) y sobre todo, en caso de que llegara a necesitarlo, conocerá de primera mano el procedimiento, transparentando de la mejor manera posible sus derechos.
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