Los autodefensas

Ahora, que el Gobernador de Michoacán, el recién desempacado Silvano Aureoles, se ha quitado la careta, declarando que los autodefensas deben entregar sus armas, el tema agarra más fuerza y, es motivo, para ponerlo en la agenda del debate político de este país llamado México.

El punto es apasionante. Me encanta. Lo conozco, porque lo he vivido en carne propia, estudiado e investigado a conciencia, a fondo y profundamente. Sé de qué estoy hablando. No hablo nomás por hablar.

Lo primero que concluyo, es que los autodefensas son la solución en México, no sólo para enfrentar la tremenda y cierta inseguridad que vivimos todas las poblaciones y comunidades de la república, sino, también, para cuidar y proteger la soberanía y geografía de la nación. Hasta el narcotráfico, con un pueblo organizado y armado, se disuelve automáticamente, pues, no tendría nada qué hacer.

Los autodefensas son hasta poesía. No hay cosa más linda que ver a un campesino armado protegiendo a su patria y, cuidando, como a la niña de sus ojos, la familia, sus hijos y el vecindario.

Lo vi en Tetitlán con las Defensas Rurales y, en Tepic, en el XXVI Ayuntamiento, con los Comandos de Vigilancia.

Aquella imagen, viendo a mi padre Leobardo, dando lustre y aceitando su cerrojo, semana tras semana, invariablemente, con el amor y entrega que lo hacía, es un recuerdo que lo tengo muy vivo y llevo muy dentro del alma y me llena de pasión, porque, me conduce a la reflexión obligada, que el General Cárdenas tuvo razón al decidir armar a los campesinos de la patria para que defendieran su propiedad ejidal, punto nodal de la Reforma Agraria.

De igual manera, mi cerebro se llena de gozo, al rememorar a los Comandos de Vigilancia, dependientes del gobierno municipal dirigido por Alejandro Gascón Mercado y el Doctor Rafael Gómez Aguilar, durante los años 1973, 1974 y 1975, en la capital nayarita, amados y aplaudidos, hasta el cansancio, por la población toda de Tepic, dotándolos voluntariamente de comida y gasolina, porque, las grandes masas, tenían muy claro, que aquellos grupos, eran, ni más ni menos, el pueblo armado, organizado, garantizando la seguridad de niños, mujeres y ancianos, logrando la gran hazaña y lo que nadie había alcanzado: bajar la inseguridad de la región a cero.

Qué acierto del General Cárdenas al formar las Defensas Rurales. Qué acierto el de Alejandro Gascón Mercado al organizar los Comandos de Vigilancia en Tepic, en su gobierno municipal.

Ese es el camino. Esa es la solución. Defensas Rurales y Comandos de Vigilancia, son la gran estrategia. No le busquemos chichis a las gallinas, ni tres pies al gato. El pueblo debe vigilarse a sí mismo. No hay más. No hay de otra. No estamos descubriendo el hilo negro. Allí está Cuba. Para muestras, con un botón, basta.

Cuba es el país más seguro de la tierra, gracias a que el pueblo, organizado y armado, se vigila a sí mismo, a través de los Comités de Defensa de la Revolución (los conocidos mundialmente CDR) y las Milicias Populares.

Lamentable la declaración de Aureoles. El Gobernador de Michoacán está en la ruta estratégica de Peña Nieto, priista. Debería rectificar. Debería retomar el camino de Lázaro Cárdenas. No hacerlo, es claro, que Aureoles, escogió el camino del despeñadero, del imperio. Un gobernador prianista más, de color amarillo.

La ruta de la república y sus regiones es otra: la del pueblo y las grandes masas, organizadas, construyendo su presente y su futuro y, hay que decirlo, sin rodeos, mientras el imperio y la oligarquía existan, los trabajadores del campo y la ciudad, territorialmente, deben armarse, por ser la única forma de combatir y vencer a los flagelos de la humanidad, tal cual, lo es, sin lugar a dudas, la inseguridad pública y la delincuencia.

El modelo de las Defensas Rurales y los Comandos de Vigilancia, es la obra que debemos continuar en Nayarit, a partir del 2017 y, en México, en 2018, cuando iniciemos la era inevitable, ya próxima, del PODER POPULAR.