¿Qué esperamos del presidente Peña Nieto?
Francisco Cruz Angulo
02 de septiembre de 2015
Ayer el presidente Enrique Peña Nieto cumplió la mitad de su gobierno. Esta administración federal priísta está marcada por claros oscuros.
En el primer año y medio de su gobierno sus principales operadores políticos lograron lo que ningún otro régimen anterior había logrado con los partidos de oposición, esto es, el” Pacto por México” cuyos resultados fueron las grandes reformas estructurales que implicaban tocar poderosos intereses políticos y económicos del sector empresarial y los intereses de los viejos cacicazgos en los sindicatos nacionales de la educación y el petrolero.
Con el acuerdo de los tres partidos políticos más importantes PRI, PAN y PRD aprobaron en el Congreso de la Unión tales reformas. Algunas de ellas ya generaron resultados alentadores como lo son la reforma en Telecomunicaciones, en Educación, en competencia económica y en el sector eléctrico.
El resto están por verse sobre todo en la Energética pues habrá que esperar su implementación en las leyes secundarias.
Fue en esta etapa cuando creció la popularidad del presidente Peña Nieto por su política audaz de enfrentarse a los viejo atavismos del nacionalismo revolucionario y acotar los poderes facticos que durante décadas fomentaron la desigualdad social y la debilidad de nuestras instituciones.
Sin embargo, el pasado lo alcanzó. Afloraron los escándalos de la casa blanca de la familia presidencial y de la casa de Malinalco de Luis Videgaray adquiridas todas ellas bajo la sospecha de conflicto de interés ya que en su compra-venta estuvo involucrada el poderoso consorcio de la construcción HIGA misma que obtuvo millonarios contratos con el Gobierno Federal en obra pública.
Luego apareció en el horizonte la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa en Iguala, Guerrero que hasta hoy hay más dudas que verdades históricas; antes la flagrante violación a los derechos humanos perpetrada por elementos del Ejército en contra de presuntos sicarios de la droga a los que asesinaron a mansalva en Tlatlaya, Edo. de México. Enseguida vino el ajusticiamiento de manifestante en Apatzingán, Michoacán por elementos de la Policía Federal y la sospecha que un grupo delincuencial del estado de Jalisco denominados “Cartel Jalisco Nueva Generación” de igual manera fueron cazados como conejos por la misma Policía Federal en un rancho de Tanhuato, Michoacán violando flagrantemente los derechos humanos.
En la percepción ciudadana todas estas acciones provocaron la desconfianza e incredulidad a las explicaciones del gobierno quizá por la falta de una oportuna y eficaz política de comunicación.
A todo lo anterior agreguemos la fuga del poderoso delincuente de la droga el “Chapo” Guzmán de un reclusorio de Máxima Seguridad de quien hasta hoy se desconoce su paradero y que en el ánimo de encontrar lo más pronto posible a presuntos responsables de la fuga agarraron “chivitos expiatorios” de menor rango.
Agreguemos a todas estas acciones que generaron la desconfianza en nuestro sistema de derecho el bajo crecimiento económico debido a la desaceleración de la economía mundial, la caída de la del precio del petróleo en el mercado internacional y el alza del precio del dólar que impactará negativamente a nuestras importaciones de grano, productos derivados del petróleo y de otras mercancías que son materia prima de nuestra industria nacional. En tales condiciones la situación económica del país es incierta. Esto explica la baja popularidad del presidente Enrique Peña Nieto al final de su tercer año de gobierno.
Tal vez motivado por esta situación de crisis moral y económica el Jefe del Ejecutivo Federal haya decidido recomponer su gabinete pocos días antes de su tercer informe de gobierno.
Estos cambios en el gabinete presidencial más bien fueron de enroque y solo en dos secretarías fue de relevo generacional y en la perspectiva de la sucesión presidencial en el 2018.
Por ejemplo en la SEP fue dado de baja Emilio Chuayffet y en su lugar ahora lo ocupará el ex secretario de la presidencia Aurelio Nuño y en Desarrollo Social salió Rosario Robles siendo remplazada por José Antonio Meade. A la vez a la ex Jefa del gobierno capitalino, Rosario Robles se le otorgó la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano como un puesto de consolación.
De igual manera hubo consecuencias en la política de Seguridad Nacional. Ahora el puesto de coordinador de la Comisión Nacional de Seguridad será ocupada por Renato Sales Heredia. Con este nombramiento salió bien librado el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong pues no se olvide que él es el principal responsable de la seguridad interna de la Nación. Por igual forma el Secretario de Hacienda, Luis Videgaray fue ratificado en dicho puesto a pesar de su fallida política económica.
Si los cambios anunciados por el Lic. Peña Nieto van en la línea de reorientar las políticas públicas de estas dependencias de gobierno para alcanzar las metas propuestas al inicio de esta administración a partir de un análisis autocritico pronto veremos resultados; pero si es, como se especula, que son con el propósito político de empoderar ante la opinión pública a tres nuevos políticos cercanos al presidente a la sucesión presidencial del 2018 como lo son el secretario de la SEP, Aurelio Nuño, de la SEDESOL, José Antonio Meade y el presidente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones esos cambios serán vistos desde una perspectiva preelectoral. Será el clásico gatopardismo que quitará presión pública a su delfín Luis Videgaray que es visto en los círculos priístas como el sucesor del actual mandatario federal. Habrá que esperar el contenido del mensaje presidencial que dirija hoy a la nación…
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