Crecimiento con equidad
Octavio Camelo Romero
29 de agosto de 2015
Dentro del régimen capitalista de producción no puede haber crecimiento con equidad. Esa utopía corresponde a un sistema social futuro quizás de muchos años por venir. Por lo pronto estamos en el capitalismo mundial en una de sus fases más cruentas y descarnadas, estamos en la total y plena deshumanización de las relaciones sociales. Recordemos que el neoliberalismo es una política público-ideológica liberadora de todas las trabas o restricciones que se le pudieran presentar u oponer al capital; el neoliberalismo es una consecuencia de la sobreacumulación del capital de los países desarrollados la cual requiere como una necesidad esencial, derribar todas las barreras para realizar una acumulación normal de capital. Para ello el neoliberalismo utiliza la falacia de que es el mercado el gran distribuidor de la riqueza y el responsable de la justicia social. Como consecuencia reduce a su mínima expresión la intervención del Estado en los asuntos sociales y económicos, adecua la normatividad nacional para liberar
a las empresas estatales de la tutela pública, elimina aranceles a capitales y mercancías extranjeras, libera a la ciudadanía que todavía se mantenía unida a los medios de producción, reduce salarios reales, incrementa el número de desocupados y de pobres, o aumenta la pobreza alimentaria, desregula las finanzas, establece como principal objetivo del gobierno mantener la estabilidad macroeconómica, etc.
El neoliberalismo surgió en la década de los setentas en Inglaterra con Margaret Thatcher, en Estados Unidos con Ronald Reagan y en el Vaticano con Karol Wojtyla o Juan Pablo II. Su principal objetivo fue desmantelar el bloque socialista, destruir todos los Estados nacionales Keynesianos, privatizar todas las empresas estatales y paraestatales, instaurar los libres comercios entre los países, permitir la libre circulación del capital por el globo terráqueo, etc.
En el caso México, en el periodo 1982-1988, el Fondo Monetario Internacional intervino las políticas públicas mexicanas porque refinanció la deuda pública. A partir de ese momento se implementó la serie de políticas neoliberales que han empobrecido a los mexicanos. Y así como en el país, sucedió en toda Latinoamérica. Por eso se ve tanta pobreza en los países latinoamericanos al grado que el Vaticano con el Papa Francisco a la cabeza tuvo que evaluar la grave situación para la existencia de los humanos dentro del régimen capitalista de producción y ha hecho un llamado a los magnates o capitalistas transnacionales para humanizar su capitalismo y evitar en el futuro un mayor daño social al sistema de producción. De allí que en una misa masiva al aire libre en el Ecuador, en la que celebró las revoluciones independentistas de la región, el Papa Francisco haya pedido a los magnates dejar de lado las diferencias en Latinoamérica a través de la fe para tender una mano a los desfavorecidos.
Sin embargo contrasta esa petición papal con la reunión que sostuvieron el CCE y el PRI en donde se pusieron de acuerdo para hacer las modificaciones que falta a la legislación nacional con el propósito de acrecentar aún más la riqueza de ese pequeño núcleo de menos del uno por ciento que amasa más del 40 por ciento del PIB mexicano. Por lo pronto debemos encomendarnos a la Virgen de Guadalupe porque con el recorte presupuestal del 2016 y esta Cámara de Diputados del Congreso de la Unión no sabemos si aguantaremos el hambre. En fin.
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