A votar el domingo

El próximo domingo es el día de la jornada electoral; es la cita con el derecho ciudadano de elegir diputados federales y en algunas entidades, de elegir autoridades locales. Empero esta jornada electoral tiene características distintivas de las jornadas anteriores; estamos estrenando una ley y un Instituto Nacional Electoral; estamos estrenando candidaturas independientes; pero sobre todo y es lo más preocupante, estamos estrenando una nueva forma de manipulación electoral: “la violencia”. Con la violencia electoral se pretende desalentar la participación ciudadana en el ejercicio de su derecho de sufragar su voto. Incuestionablemente que estos sucesos violentos en el proceso electoral son noticia, y en cuanto tal habrá que divulgarla para el conocimiento del gran público. Pero eso es exactamente lo que se pretende, que el gran público entre en pánico y el domingo 7 de junio no acuda a las urnas a depositar su voto. ¿A quién le interesa que los ciudadanos no voten? Esa es una interrogante que cada quién debe responder. ¿Quiénes se benefician con el abstencionismo? Y ¿Quiénes y por qué le dan tanta divulgación a estos sucesos violentos?

Desde que se inició el desmantelamiento del Estado de la Revolución Mexicana con Miguel de la Madrid Hurtado y se puso en subasta al país para que los “capitales sobreacumulados” principalmente norteamericanos que no encontraban un espacio geográfico rentable para su inversión ampliaran su posesión del territorio nacional, se implementó una política de no participación ciudadana en los asuntos del Estado. A lo sumo se les concedió voz para asuntos menores directamente relacionados con su entorno inmediato. La manipulación electoral sin embargo se daba de manera “pacífica” con altas cuotas por voto, bien fuera antes de las jornadas electorales a través de los regalos o bien en la jornada electoral mediante el pago por voto. Esa práctica no pasó mucho tiempo para que se generalizara en todos los partidos políticos contendientes. Con las escaramuzas que había no llegaba la sangre al rio. Pero hoy las condiciones electorales son totalmente distintas al pasado y tienen a la violencia como su ingrediente principal. ¿Qué está en juego? ¿Será acaso un mensaje para las elecciones presidenciales?

La respuesta ciudadana debe ser única: salir a votar y no hacer caso del temor que pretenden infundir entre la población. Ante esta situación las fuerzas armadas federales han dejado un mal sabor de boca. Y el Estado Neoliberal Mexicano ha mostrado su ineficacia. No hablemos de los casos de candidatos muertos o de los estudiantes desaparecidos. Hablemos de los sucesos recientes en las entidades del sureste en los cuales a través de videos se observan como los militares se retiran de sus puestos de resguardo. Desde luego que recibieron la orden para hacerlo. ¿Dónde está el responsable de la política interior del país, o sea el secretario de gobernación? ¿Qué dice el presidente de la República a estos hechos? La respuesta ciudadana debe ser el voto. Y si ningún candidato es merecedor del voto entonces anular el voto. En fin.