El camino griego

A partir de los acuerdos del gobierno de Grecia con el Euro grupo, el movimiento griego ha despertado polémica en relación a si es un movimiento anticapitalista o un movimiento reformista. Para algunos, los griegos la semana pasada cosecharon su primer triunfo. En el acuerdo con el Euro grupo se establece que no habrá ninguna nueva privatización, claro que permanecerán las que ya se realizaron. El salario mínimo aumentará después de las elecciones y las pensiones persistirán intactas. El IVA deja de ser el centro de la política fiscal, y se da inicio a una reconceptualización de los impuestos. Por otra parte es evidente que este acuerdo bloquea a las nuevas privatizaciones, consolida las pensiones y descarta impuestos a través de la circulación. Pero para otros hubo traición al movimiento griego.

En realidad el movimiento no se declara anticapitalista, más bien busca reformas al capitalismo en Grecia y en Europa. Este movimiento más que socialista es un movimiento radical-democrático de avanzada. No se propone liderar a los trabajadores de todo tipo contra el capitalismo y los capitalistas. Más bien pretende liderar al pueblo,, a los pobres, contra la dictadura encabezada por Alemania y los pocos muy ricos de la oligarquía naviera griega.

En realidad los electores de este gobierno no quieren una revolución anticapitalista, más bien sienten temor de una salida del euro y de la ruptura con la Unión Europea en general y con Alemania en lo particular toda vez que a este país van muchos griegos desocupados en busca de empleo y los alemanes acuden en gran cantidad y en calidad de turistas a Grecia. Sin embargo no se puede soslayar que el acuerdo tenido por el gobierno griego con el Euro grupo para refinanciar la deuda significa el desconocimiento del Banco Central Europeo, de la Comisión Europea y del Fondo Monetario Internacional. Esta Troika siempre se presenta como interlocutora legítima de las negociaciones. Y desde los años 90 se ha venido dedicando a reconfigurar el mapa europeo a través del desmantelamiento de las conquistas sociales que se llevaron a cabo durante un siglo entero. Grecia representa un movimiento que pudiéramos llamar democrático-burgués-radical contra las reformas estructurales, las políticas de austeridad y la degradación social, la cual ya alcanzó su límite extremo. Y ese límite es el motivo por el cual una fuerza de izquierda radical llegó al gobierno después de la caída del Muro de Berlín. Esta es la rebelión social griega iniciada en diciembre de 2008 y que continuada hasta hoy.

Después de 2012 el director del instituto griego de estadísticas, el cual recibía su salario del FMI, se dedicó a falsificar las cifras de las cuentas nacionales con el objetivo de que intervinieran en el país el Banco Central Europeo, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional. Se trataba de un simulacro de una situación de pánico, de una crisis con la cual se pudiera justificar una serie de medidas perjudiciales para la población griega. Hoy las crisis se provocan deliberadamente con las políticas de austeridad, las cuales destruyen las micro, pequeñas y medianas economías, se lanzan al desempleo a grandes cantidades de la población y se deprimen los salarios de los pocos que aún trabajan. Los mercados internos se colapsan y en general la economía del país se convierte en pasto fértil para el capitalismo global. En eso quedo Grecia. En fin.