Los políticos microondas del sandovalismo
Ulises Rodríguez
27 de Febrero de 2015
El periodista y escritor Francisco Cruz Jiménez acostumbra llamar “Golden boys” –chicos dorados- al grupo de jóvenes de que se rodeó Enrique Peña Nieto desde que fue gobernador del estado de México y ahora, que ocupa la presidencia de la república. Todos con un perfil muy similar: con sólida preparación académica, ligados a consorcios empresariales nacionales e internacionales, de buena apariencia, adictos casi todos a las revistas del jet set y quizá son su principal denominador común, la ambición.
Una camada de personajes similares es posible observar en Nayarit, con el arribo de Roberto Sandoval Castañeda a la gubernatura del estado en septiembre de 2011, aunque bien es sabido que ninguna imitación es buena. El mejor término para describir a este pequeño grupo lo encuentro en los artículos del analista político Enrique Hernández Quintero-de exquisita narrativa-, quien constantemente se refiere a los “políticos microondas” para hablar sobre esos funcionarios –jóvenes y no tanto- que sin preparación política, más que académica, arribaron al poder con una ambición desatada y sin las tablas para enfrentar las responsabilidades que les fueron asignadas.
Este grupo de personas se han mostrado como lo que son, ídolos de barro que cayeron por su propio peso y que si no han caído aún, seguramente lo harán en las postrimerías de septiembre de 2017-cada vez más cerca- y donde es seguro que abandonarán el gobierno, independientemente de si su partido conserva o pierde la gubernatura.
En los primeros meses de 2011, la torpe presidenta del PRI estatal Griselda Esparza, implementó una estrategia lamentable, darle vuelo al slogan “Yo soy priísta de corazón”, en parte para sabotear la campaña publicitaria de diputada Martha Elena García, que tenía como base justamente el emblema del corazón y en parte también para mandar una señal de contención para aquellos priístas que comenzaban a tambalear en su militancia ante la posibilidad de que Roberto Sandoval fuera candidato de otro partido político. La patética medida de Esparza Flores fue combatida en casa… los seguidores de Sandoval mandaron imprimir sus propias calcomanías con la leyenda “Yo soy Robertista de Corazón”. Quizá algunos no lo dimensionaron, quizá otros sí… lo cierto es que esa frase fue lapidaria. Ese grupo de personas en su mayoría, tuvieron su debut y tendrán su despedida en el actual sexenio. Nombres como el de Raúl Rodrigo Pérez y el de Orlando Jiménez Nieves, ex titulares de las Secretarías de Turismo y de la de desarrollo social, respectivamente, han sido los primeros en caer. El primero, ex secretario de turismo recientemente cesado de sus actividades y que exhibió su torpeza un día sí y al otro también durante la pasada campaña de 2014, con los resultados ya sabidos mientras que el segundo se mostró más preocupado por su cuenta de fan page en Facebook que por combatir la pobreza y la marginación en Nayarit. Hombres jóvenes que parecían tener un futuro prometedor en la política y cuya frivolidad y ambición los llevó al aparente ostracismo que actualmente padecen.
Otros como el secretario general de gobierno, Lic. Trinidad Espinoza Vargas, que ha mostrado su habilidad a la hora de postear efusivos mensajes y su tibieza e incapacidad para conducir la política del estado. Del secretario Espinoza recuerdo un dato curioso: en 2006, cuando se promocionaba como aspirante a diputado federal por Tepic, pensaba que era un tipo que quizá no estaría tan maleado, lamenté hasta cierto punto –no habría votado por su partido, de todas formas, en primer lugar porque jamás votaría por el PRI y en segundo porque me hacían falta un par de años para la mayoría de edad- que impusieran como candidato a Celso Delgado y a él, a manera de premio de consolación, le ofrecieran la suplencia de esa candidatura. Su slogan era, en aquel entonces “Tú me conoces”…. A estas alturas es verdad, los nayaritas conocemos su demagogia, sus poses y su nula capacidad política
Personajes con ese perfil sobran en el Sandovalismo, mujeres y hombres que tal vez tengan la oportunidad de hacerse ricos en este sexenio, pero han desperdiciado la sagrada oportunidad de hacer historia –aunque ese sea el lema de éste gobierno- y de cambiar a Nayarit. Ya lo dijo alguna vez el maestro Carlos Fuentes a la periodista Carmen Aristegui, “Yo veo, Carmen, que México tiene problemas muy grandes y graves y por desgracia percibo a los políticos, muy chiquitos frente a estos problemas”…el maestro no se equivocó, para muestra, el gobierno de la gente.
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