La incredulidad de los mexicanos
Octavio Camelo Romero
18 de Febrero de 2015
A cada momento en todos los lados del país, brotan las manifestaciones de la incredulidad popular hacia las Autoridades, hacia las Instituciones, hacia los Partidos Políticos, los Políticos, Diputados, Senadores, policías y hasta hacia el ejército mexicano, ya no se diga al Presidente de México. Es sumamente preocupante que el Pueblo de México pierda su Fe. Porque gracias a su creencia en la virgen de Guadalupe, el PRI retuvo de manera interrumpida la Presidencia de la República por más de 70 años y hoy la vuelve a recuperar después de 12 años de panismo presidencial. Lo que llama la atención es que el PAN, que se suponía vinculado a la Fe católica, en tan sólo 12 años acabó con la credibilidad mexicana que venimos arrastrando desde antes de la conquista y que el partido tricolor no ha podido devolver la Fe política a los mexicanos. Hoy Andrés Manuel López Obrador y ayer Javier Sicilia pudieron constatar a su paso por los pueblos que la gente sin Fe en el Estado Mexicano se le arremolinaba para hacerles saber de sus desventuras y para unir sus sentimientos al sentimiento de muchos otros que claman por un Orden Social sin violencia, sin corrupción, sin desigualdad social, esto es, por un Orden Social distinto al que tenemos.
Y este fenómeno de la incredulidad se generaliza cuando los partidos políticos se ven envueltos en actos de corrupción y de violencia a través de sus representantes dentro del aparato del Estado Mexicano Transnacionalizado en sus tres niveles de gobierno. De seguir así, la pérdida de la Fe política afectará al próximo proceso electoral federal, a los partidos políticos y a algunos personajes como Andrés Manuel López Obrador con su partido MORENA. Solo falta que también se pierda la Fe en la Virgen de Guadalupe.
Quizás por ello en Nayarit tampoco se cree en el Proceso Electoral Federal y se aprecia un desánimo por los pre-candidatos y por participar en la Jornada Electoral. No se percibe el entusiasmo de otras ocasiones, de otros procesos federales ya no digamos los locales. El día de las votaciones al parecer más del 50% de los electores no acudirá a las Urnas a sufragar su voto. Si esto es así, el triunfador electoral sería el PRI por su estructura y su voto duro. Pero si se unen el PAN y el PRD en una alianza de facto como se ha venido mencionando, entonces posiblemente el partido tricolor pierda cuando menos el segundo distrito electoral federal.
Sin embargo el problema seguiría persistiendo. La mayoría de los nayaritas no habrían salido de su incredulidad y de su hartazgo al sistema político mexicano. En caso contrario, no se sabe quién sería el ganador porque no se sabe por quién votaría. Empero, y por las experiencias pasadas, seguramente habría sorpresas. La moneda sigue en el aire.
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