Las crisis capitalistas
Octavio Camelo Romero
22 de enero de 2015
El capitalismo es un régimen de producción que en su seno albergan diversas contradicciones las cuales bajo ciertas circunstancias entran en crisis. Entre otras, están las contradicciones entre el “capital y el trabajo”, entre el “desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones de producción”, entre la “riqueza y la miseria”, etc. Sin embargo las crisis de las contradicciones del capitalismo que a través de su historia se han manifestado tienen necesariamente aspectos comunes pero a la vez contienen características distintivas entre sí. No puede ser de otra manera porque el capitalismo lejos de ser un régimen de producción estático, es en sí mismo un organismo social dinámico en permanente desarrollo y evolución hasta su “transformación en un otro". Por eso las crisis en tanto momentos de agudización de las contradicciones sociales del capitalismo surgen y se resuelven conforme las condiciones y el nivel de desarrollo del organismo social. De allí que no pueden ser idénticas unas y otras aunque conserven rasgos generales comunes. Y no se trata de una muda de piel como algunos teóricos piensan.
El desconocimiento o la ignorancia de estos aspectos metodológicos y de enfoque llevaron a muchos economistas nacionales y extranjeros a plantear un símil entre las crisis de 1930, las del 2008-2009 y los actuales momentos críticos. En el reciente pasado y producto de estas ligerezas del pensamiento surgieron las visualizaciones catastróficas de una tercera guerra mundial, las propuestas de políticas de sustitución de importaciones y lo peor, la tentativa de preservar el pasado dentro del capitalismo global. Devolver la economía mexicana a los años 60 o 70 del siglo pasado, esto es a la época de la economía mixta y al nacionalismo burgués de esas décadas es equivalente a querer devolver a la rueda de la historia a la época de la URSS cuando ella jugaba el papel de muro de contención del capitalismo salvaje. Simplemente es contra natura del capitalismo.
Y no es que el capitalismo cambie de piel como una serpiente. El capital no se adapta, el capital domina. Las que se adaptan son las instituciones jurídicas, ideológicas y políticas. En el periodo de la post guerra de la década de los años 40 hasta los años 70, el capital rompe barreras geográficas y robustece el comercio mundial. Sin embargo la presencia del bloque socialista y su expansión en Europa, limita los excesos del capitalismo y obliga a conformar Estados Nacionales de bienestar social. El crecimiento económico, el desarrollo de la ciencia y la tecnología, la competencia intercapitalista y entre los bloques socialista y capitalista, acrecentó la demanda de mano de obra y de científicos. Producto de tales circunstancias crecieron los salarios reales y consecuentemente, la demanda de bienes y servicios. En México se conoció el periodo como desarrollo estabilizador y crecimiento sostenido. En estos periodos las tasas de interés son bajas y la tasa de ganancia tiende a decrecer por la incorporación de nuevas tecnologías a los procesos productivos. Sin embargo en la década de los años 80 el capitalismo domina al socialismo y surge la política del neoliberalismo. Las condiciones habían cambiado. El régimen de producción capitalista se había universalizado como lo predijo Marx. La hipótesis leninista había sido resuelta negativamente por la historia. Las condiciones de las contradicciones y sus crisis capitalistas ya eran y son otras. El capitalismo global genera un segmento de la burguesía que domina a toda la clase capitalista y a la sociedad. Este segmento de clase es la clase capitalista transnacional la cual tiene conciencia de sí y actúa para sí. Al lado de esta clase transnacional surge de manera fragmentada y sin conciencia de clase la clase de los trabajadores asalariados. Y en medio de estos, surgen los “capitalistas en funciones” que aunque perciben un sueldo, este tiene por fuente la plusvalía generada por los obreros. Este segmento de “capitalistas en funciones” está conformado por los ejecutivos o directivos de las grandes empresas.
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