El colmo de la ridiculez
Francisco Cruz Angulo
16 de diciembre de 2014
El presidente municipal de San Blas, Hilario Ramírez (a) “Layín” una vez más nos asombra por su extrema simplicidad en su excesiva persistencia de aparecer como muy popular.
Antes como aspirante independiente a ese puesto de elección popular, en una de sus tantas arengas públicas cargadas de sal y pimienta reconoció que cuando fue por primera vez alcalde de San Blas postulado por el PAN “robó un poquito al erario municipal, no como lo hacen otros que amasan fortunas”.
Con esta simple frase que algunos la calificaron de cínica y otros de una inocentada le atrajo la atención de la prensa nacional entrevistándolo periodistas de talla internacional como Carlos Loret de Mola, Denisse Maerker y Adela Micha.
Con un discurso dicharachero hizo frente a la crítica de los periodistas a los que explicó que todo fue una broma pues a la gente sanblaseña es lo que le gusta.
En efecto tan les gustó que ganara la elección por segunda ocasión.
Como nadie le exigió cuentas de su primer mandato como presidente municipal “Layín” continúa haciéndole al chucho al roto.
Encilindrado de que es muy popular “Layín” anunció recientemente por medio de un noticiero nocturno de televisión tepicense que le fue muy complaciente a su gran emoción por haber obtenido un reconocimiento de una institución internacional como el mejor presidente municipal de todo el país.
Su actitud megalómana es tal que se lo dedicó a su “patrón” Roberto Sandoval y a su “amigo” el Presidente Enrique Peña Nieto.
Para empezar nadie sabe de la existencia de dicha organización mundial y dudo mucho que se ocupe de medir la popularidad de un personaje pueblerino cuya única virtud es su lengua larga; en segundo lugar no sé qué le van a evaluar si apenas tiene menos de 3 meses en el cargo.
Por cierto en días pasados presumió que emprendió una inmensa campaña de fumigación en el puerto de San Blas en contra de la plaga de jejenes y que ahora el turismo podría disfrutar de sus playas sin rascarse como perro sarniento, y me la creí. Mi credulidad tuvo molestas consecuencias cuando junto con mi hija y nieta salimos corriendo de ese puerto al mediodía porque ya no aguantábamos la piquetiza de los insectos.
Lo que tiene que hacer “Layín” es ponerse a trabajar y dar resultados con acciones concretas de gobierno a favor de sus gobernados y no andar presumiendo por todos lados que es el mejor alcalde de México.
Gobernar no es hacer pachangas con un traguito, un taquito y un ruidito como suele decirlo. Lo mejor que puede y debe hacer es invertir todo ese dinero gastado en pachangas en resolver problemas concretos de la gente.
¿Por cierto de donde sale todo ese dinero para sufragar tantas dadivas?..
DESLINDE OPORTUNO
El SUTSEM encabezado por Águeda Galicia continua presionando en que se le reconozca su reelección durante una asamblea extraordinaria celebrada el pasado 28 de noviembre.
De acuerdo al censo oficial de trabajadores al Servicio del Estado y Municipios más de 3,000 burócratas agrupados en la planilla blanca no la reconocen como tal.
De igual manera el Secretario General de Gobierno, J. Trinidad Espinoza Vargas declaró a los medios de comunicación que de ninguna manera descontará los 3 días de salario que como multa exige la señora Águeda Galicia por el hecho de que miles de trabajadores no acataron su orden de parar labores. Precisó que, por el contrario, se les descontará el salario de un día a quienes suspendieron labores ilegalmente el pasado lunes 8 de diciembre como así lo marca la ley porque no es justo que a quienes si cumplen con su responsabilidad pública sean multados por un capricho personal y además ilegal.
Estas acciones de la parte laboral y patronal pone al descubierto uno de los usos y costumbres de los cacicazgo sindicales cuando la relación entre ambas partes está sustentada con fines político-electorales, entonces todo marcha sobre hojuelas sin impórtales que a los trabajadores se les vulnere sus derechos.
Una medida de control es precisamente el uso y la forma de cobrar las cuotas sindicales que son utilizadas para amedrantar a trabajadores inconformes con sus liderazgos.
En el caso que nos ocupa desde hace varios sexenios gubernamentales existe el acuerdo entre sindicato y gobierno que se descontara vía cheque oficial la multa a los trabajadores que no acudieran a marchas o plantones. Eran relaciones de complicidad porque así convenía a sus intereses políticos-electorales.
Como esa luna de miel ya concluyó y ahora enfrentan el pleito del divorcio se olvidan de sus acuerdos pactados y entran en una disputa legal por el hijo. Nadie quiere ceder. Lo malo que arrastran en esta disputa a los hijos hasta confrontarlos entre ellos mismos.
Este ejemplo es lo que ocurre en la confrontación entre la líder del SUTSEM y el Gobierno Estatal.
Lo que antes era legal ahora anteriores acuerdos son ilegales.
En efecto, el Gobierno Estatal no tiene por qué descontar en sus nóminas vías salarios solo por el hecho que un trabajador (a) no esté de acuerdo con las decisiones de sus líderes. Para ello existen las medidas disciplinarias consignadas en sus estatutos.
El hecho que la parte patronal –por conveniencia electoral- se meta en los asuntos internos del sindicato deja inerme a los trabajadores como lo fue así en el pasado la controvertida y hoy desaparecida “cláusula de exclusión” que se utilizaba para expulsar de los sindicatos a los trabajadores “revoltosos”. Era la expresión más viva del corporativismo sindical cuyo esplendor alcanzó su máximo expresión en los tiempos del priismo hegemónico.
Por lo pronto el Gobierno Estatal al deslindarse de ese compromiso de cobrar multas sindicales es un buen paso para la democratización del SUTSEM.
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