Se avecina otra crisis mundial

Aunque parezca irrelevante, la concepción del mundo, de la sociedad y de la vida juega un papel de primer orden cuando se tiene una responsabilidad en la conducción de un país. Y esto se acentúa cuando se visualiza una nueva crisis mundial y los conductores de México siguen empecinados en sus políticas fallidas impulsoras de la inactividad económica del país. No se ocupa ser genio para darse cuenta que en la inversión del capital una parte se destina a la compra de los medios de producción y otra al pago de los trabajadores o al salario. Como tampoco se ocupa ser muy letrado para saber que al término del proceso de producción lo producido tiene que ir al mercado a esperar venderse. Y que al realizarse la venta, se renueva el proceso de producción. Empero, ¿quiénes van a comprar en el comercio? Pues lo mismos empresarios y los mismos trabajadores asalariados. Los trabajadores comprarán medios de vida y los empresarios, medios de producción. Si se les rebaja el salario real a los trabajadores entonces estos comprarán menos medios de vida porque se les redujo su capacidad de compra. Y al contraerse el mercado de los medios de vida, los empresarios que los producen comprarán menos medios de producción. Y allí se da la contracción del mercado de los medios de producción para la producción de los medios de vida. Si estas limitaciones persisten, entonces habrá necesariamente una inactividad económica porque los inventarios de mercancías no se mueven. Una alternativa para mover los inventarios es otorgar créditos, o sea, ventas con pagos a futuro. Y entre otras, esta es una de las salidas a la contracción del mercado que se está usando en el mundo, el uso de los plásticos. El buen fin es un ejemplo. Otra opción, y es la económicamente acertada, es aumentar la capacidad adquisitiva de los trabajadores. Para ello hay dos caminos, uno es abrir más puestos de trabajo para aumentar la masa de consumidores restringidos que es la pretensión del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto. Y el otro camino es subir salarios por encima del índice de inflación, o sea, contrario a como se viene haciendo por el gobierno del país. De no darse ninguna de las opciones, es inminente la inactividad económica o crisis.

Con la globalidad el capital ha hecho del planeta una unidad orgánica; una integración de procesos antes independientes y diseminados entre los países del mundo; un único proceso productivo donde los países participan como elementos constituyentes del mismo. Por eso el capitalismo global no es igual al capitalismo internacional en el cual cada país era independiente de los demás con sus procesos productivos y económicos, A lo sumo había acuerdos o tratados que mantenían la independencia. El capitalismo global integra pero a la vez que hace de los países sus elementos constituyentes, los incorpora como partes orgánicas del modo de producción capitalista global. De allí que la interacción sea más sentido y lo que pase en uno de esos países repercute a toda la economía global.

Este es el problema que se tiene actualmente con la Unión Europea y Japón, los cuales tienen una expectativa de crecimiento para el 2014 de 0.8% y de 0.4 respectivamente. Sin embargo la cosas no andan bien para Estados Unidos cuya perspectiva de crecer se ciñe a un 2.2% aunque el Reino Unido se destaque con un 3% de crecimiento esperado. Lo más preocupante para los mexicanos es que nuestros funcionarios cada día que pasa nos atan más a esa suerte de crisis. En el 2015 según la OCDE las cosas no van a andar mejor en la Unión Europea y Japón.  

El capitalismo global buscará necesariamente mercado para esa producción que no puede salir en los mercados anteriores. China, la India, Latinoamérica etc., tienen la oportunidad de ofrecer sus mercados. En el sur de América se cuenta con una población con capacidad de compra. Seguramente llegará por allá el capitalismo global con sus mercancías. En México se tiene a un consumidor restringido por la política de bajar cada vez más, la capacidad de compra de los trabajadores, esto es, por la sistemática disminución del salario real de los mexicanos. La política debe ser la opuesta, incrementar la capacidad de compra para que el mercado mundial deprimido encuentre en el país salida. En fin.