Vivos los queremos
Octavio Camelo Romero
10 de noviembre de 2014
¡VIVOS SE LOS LLEVARON!... ¡VIVOS LOS QUEREMOS! Era el grito de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit que se habían dado cita a las 16 horas del viernes 7 de noviembre de 2014 frente al histórico edificio de palacio de gobierno estatal.
Como a las 12 horas de ese día me hicieron la pregunta: ¿vas a ir a la marcha? La información de la marcha fue tan insuficiente que a esas horas muchos simpatizantes con el movimiento y solidarios con los padres de familia, de los estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, no estábamos enterados de esa movilización de universitarios nayaritas. Sin embargo conforme se arremolinaban los marchistas en la plaza de los mil nombres, y se escuchaban sus consignas y gritos de protesta, la ciudadanía aledaña al lugar se integró a esos gritos de indignación y de impotencia. Allí estuvimos y fuimos testigos oculares de esos hechos.
A las 16 horas ya habían pasado varios eventos. A nivel nacional el procurador general de la República ya había dado la información del hallazgo de los cuerpos incinerados de varias personas. En algunas escuelas de la UAN ya se había intentado sabotear el “paro” y la “marcha” estudiantil. En los terrenos de la ciudad de la cultura ya había circulado una camioneta artillada de las autoridades militares. Los padres de familia de los estudiantes de Ayotzinapa ya habían fijado su postura ante la versión de la procuraduría general de la República. Y los dirigentes del movimiento universitario de la UAN no únicamente estaban enterados de esos acontecimientos sino que habían tomado la decisión de seguir en esta jornada hasta donde los padres de los estudiantes normalistas decidieran llegar. Por eso para los estudiantes nayaritas los desaparecidos estaban vivos.
De las 4 a las 5 de la tarde la plaza del antiguo jardín “San Román” fue escenario de los gritos de protesta, de los gritos de indignación, de los gritos de impotencia de estudiantes y de los nayaritas que sin ser universitarios se estaban sumando al reclamo: ¡VIVOS LOS QUEREMOS! También hubo reclamos contra el gobierno: se escuchó el grito de “gobierno farsante que mata estudiantes”; de “no es el narco, es el Estado”; de “los estudiantes defienden la nación”, etc. Allí estaban los universitarios representados por estudiantes fundamentalmente del área de Ciencias Sociales y Humanidades. Y dentro de ésta, por la comunidad de psicología, ciencias políticas, filosofía y comunicación y medios. Hubo representaciones menores de otros programas educativos como economía, biología, agricultura, etc. Pero también estaban los jóvenes no universitarios solidarios con el movimiento nacional y estatal. No se vieron los partidos políticos o por lo menos fueron demasiados discretos que no se percibieron. En la plaza de la mexicanidad no faltó quien, identificado con una “izquierda ignorante” se acercó en plan provocador al lugar donde estaban algunos docentes e investigadores universitarios a decir que ese movimiento le estaba haciendo el juego a la burguesía y obedecía a los intereses del imperialismo yankee.
De manera automática recordé la década de los años 70 del siglo pasado cuando participe en el “Frente de Defensa Popular” al lado de los colonos de aquel entonces de la ciudad de Tepic, luchando para que las colonias no pagaran un sobre impuesto destinado a obras de embellecimiento del primer cuadro de la ciudad. En aquellos ayeres el dirigente máximo del PPS me acusó de “estar sirviendo a los intereses del imperialismo yankee”. Y todo por no ser movimientos electoreros como los de Guerrero.
La marcha salió de palacio de gobierno a las 5 de la tarde según mi reloj y se formó una enorme columna que no perdió en ningún momento su entusiasmo y su voz. Durante todo el trayecto se escucharon las voces de protesta y de indignación. Finalmente llegamos a la ciudad de la cultura y a la explanada del edificio del Área de Ciencias Sociales y Humanidades. Allí se quedarían los universitarios hasta las 0 horas del sábado 8 de noviembre para cumplir las 72 horas del paro solidario con los padres y estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, Guerrero. En fin.
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