Tepic, Nayarit, sábado 20 de abril de 2024

Cerrando una etapa al servicio de la educación

Carlos Delgado Camacho

12 de octubre de 2014

Fue en septiembre de 1970 en LA BOQUITA, dinámico pueblo costeño del municipio de Rosamorada, donde me estrené como maestro interino a cargo de un bullicioso grupo de niños de tercer grado de primaria. En este mismo nivel educativo recuerdo que laboré en otras  comunidades rurales como Cofradía de Cuyutlán, Las Pilas, La Virocha, Aticama, Paso Hondo y Quimichis de los municipios de Rosamorada, San Blas y Tecuala; igualmente en escuelas de zonas  urbanas como Ruiz y Tepic. No tengo la menor duda de que fue en las escuelas primarias donde me forjé como docente; rica experiencia que luego utilicé al transitar por los sistemas de secundarias técnicas y de educación especial en los que laboré posteriormente. Tuve el encargo de fundar una escuela primaria que lleva por nombre “CRISPIN DURÁN ZAMORANO”, en  Guadalupe Victoria, municipio de San Blas; y participé como cofundador de dos escuelas secundarias técnicas agropecuarias; una en Costa Rica, Sinaloa, y otra en Quimichis, municipio de Tecuala. A la distancia del tiempo me siento ciertamente complacido con mis logros, pues a diferencia de algunos de mis compañeros normalistas con tradición familiar en el sector educativo, para mí fue complicado  abrirme paso en un exclusivista ámbito magisterial al que llegué sin pariente ni padrino alguno. Por suerte, en el camino coincidí con gente importante que “me echó la mano y me abrió cancha” para avanzar en lo que me propuse.  Entre ellos, recuerdo en primer lugar a mi primer Inspector Escolar y posteriormente gran amigo, el maestro Porfirio Nievas Villagómez. Además de su valioso apoyo y orientación profesional, al “profe Pillo” debo también a él haberme presentado con otro maestro de talla sobresaliente como Federico González Gallo, con quien trabajé cercanamente y desarrollé una entrañable amistad. Mucho abrevé y aprendí de la gran experiencia académica y el vasto conocimiento político de “Don Fede”.    Mi reconocimiento también para mi Inspector de Tecuala, el maestro y amigo Gonzalo Rodríguez Pacheco, de excelente trayectoria educativa y gran sencillez personal. Para gente sindicalmente crítica como yo, en esos tiempos resultaba imposible progresar y acceder al siguiente escalón que eran las escuelas secundarias. Por ello, tuve que salir a Sinaloa a conseguir una plaza de ese tipo y luego regresar con ella a Nayarit. Fueron cinco años los que trabajé en un novedoso sector de secundarias técnicas, que en aquellos años y por no estar desconcentrado, destacaba por su excelente organización y resultados.  Finalmente la educación especial fue el servicio al que pertenecí durante la mayor parte de mi carrera. A este humanista sector ingresé gracias a la invitación del coordinador de aquel entonces y hoy gran amigo personal, Alberto Ramírez Barajas; a quien en mi opinión, aún no se le reconoce debidamente el mérito de haber sentado las bases de la educación especial que hoy existe en Nayarit. En este ámbito laboré primeramente como Psicólogo Educativo, y luego como Asesor Técnico por más de 15 años. Coordiné cursos de actualización y capacitación estando a cargo del Departamento el profesor Carlos Sánchez Pérez; maestro de acendrada formación sindical que traducía en apoyo y amplia solidaridad con sus compañeros de trabajo. Como producto de los vaivenes políticos que afortunada o desafortunadamente inciden en la educación pública, tuve en suerte dirigir durante tres años este rubro de educación especial en la entidad; por esta misma razón, posteriormente  estuve asignado durante los últimos años en diferentes ámbitos de SEPEN, y desempeñando diferentes actividades tanto académicas como administrativas. Durante este último e interesante trayecto laboral, estuve bajo la coordinación directa de los maestros Efraín Moreno Arciniega y Jesús Castañeda Tejeda; ambos de gran trayectoria magisterial y con quienes por encima de coincidencias y diferencias ideológicas compartí proyectos y construí excelente relación personal. Paralelamente a estas actividades oficiales, tuve la satisfacción de incursionar en la educación media superior y superior; tanto privada como oficial. Fui maestro en preparatoria particular; en la acreditada escuela de Trabajo Social bajo los auspicios de la masonería; el en IFCM con maestros-alumnos indígenas. Especial satisfacción tengo al haber sido integrante del cuerpo de catedráticos de la gloriosa Escuela Normal Superior de Nayarit durante veinte veranos. Institución en la que intenté devolver un poco de lo mucho  que recibí de los maestros que a su vez me orientaron e influyeron en mi formación docente. Este primero de octubre que cierro un capítulo especial de mi vida como trabajador de la educación pública; lo hago con la satisfacción de haber hecho el esfuerzo por impulsar cambios en este campo tan complejo y digno de mejor suerte como lo es la educación. No siempre fue posible, pues gran resistencia oponen los poderes fácticos que tradicionalmente han impedido la transformación de la educación nacional.  La buena noticia parece ser que las reformas de este gobierno en este campo seguirán  vigentes, y todo parece indicar que persiste la intención de transformar a fondo la situación. Personalmente reconozco que mucho le debo a la SEP; entre otras cosas, brindarme grandes oportunidades para crecer profesionalmente y  darme el sustento para formar a mis hijos. Por ello, seguiré poniendo mi granito de arena para apoyar toda acción positiva que contribuya a que algún día, LA EDUCACIÓN PÚBLICA EN MEXICO SEA DE VERDADERA CALIDAD. Ahora desde afuera,  como ciudadano común y con mayor libertad para expresar mis opiniones. Mi país,  Nayarit,  y por supuesto los niños y jóvenes mexicanos MERECEN ESO Y MÁS. Hasta la próxima. Mi correo [email protected]

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