Crónica de la censura en Nayarit
Ulises Rodríguez
26 de septiembre de 2014
Debió ser a principios de febrero de 2010, cuando una tarde me invitó a dialogar personalmente el Ing. Guillermo Borrayo. La razón de esa plática era la de prevenirme sobre la posible reacción del gobernador Ney González, respecto a un enfrentamiento que tuvimos ambos por Facebook. En aquel debate –que fue eso en realidad-, Ney se mostró tal cual es, respondió intolerante y con afán de intimidar a quien esto escribe, aludiendo incluso, información para que tuviera yo la certeza de que no era un desconocido para él. Mentiría si dijera que no tuve miedo –era más joven en aquel entonces-, pero sabía también que había hecho lo correcto: Mi publicación en el muro de Ney fue para pedirle que no evadiera su responsabilidad y que admitiera que Nayarit era más inseguro desde que el crimen organizado había llegado al estado, casual y paralelamente con la llegada también de su gobierno.
El Ing. Borrayo me platicó algunas anécdotas de don Emilio M. González, de quien fue colaborador según me dijo. Me contó que cuando alguien escribía en la prensa algo que no le parecía, el entonces gobernador mandaba a la judicial a detenerlo y a llevar al autor de la nota hasta donde él se encontrara. Una vez en su presencia, trataba de aclarar la información o en su caso, ofrecer “algún apoyo” al periodista o manifestante en cuestión. Esa era su forma de solucionar la información que no le convenía, según me decía Borrayo mientras comía las palomitas que su esposa había preparado para acompañar la plática, pero jamás llegó el hombre fuerte de Nayarit en aquellos años, a reprimir a nadie por esa causa. Ni a desaparecer medios de comunicación ni a periodistas.
“Ney es diferente, ese cabrón está loco, su papá no lo quería a raíz del auto-secuestro. Él es de tenerle cuidado” aseveró el ingeniero a la vez que me recomendaba tener precaución y buscar protección política. El incidente era menor, ciertamente, pero con Ney nunca se supo qué esperar. Yo tenía la certeza de que nada me pasaría, no por falta de ganas de alguien, sino por lógica. Nada ocurrió –la mayor consecuencia fue que el gobernador cambió la configuración de su perfil de Facebook y nadie pudo publicar en su muro a partir del día siguiente en que yo lo hice-, porque Ney, podrá ser lo corrupto y ladrón que sea, pero no es ningún tonto. De haberme ocurrido algo, él habría sido el principal sospechoso en aquel entonces.
Sin embargo, hubo un consejo que también me dio el Ing. Borrayo –a quien desde aquel año no veo- que esta tarde me vino a la mente: “A veces, no tienes que cuidarte sólo del jefe político, sino de los pendejos que quieren quedar bien con él y con tal de lograrlo, hacen hasta las más absurdas pendejadas”.
La tarde de éste 25 de septiembre han dado de baja la Página de “Nayarit me gusta”, igual que hace días lo hicieron con el perfil de la valiente y carismática –además de hermosa- Katty de la Barrera e igual que pretendieron hacerlo con el perfil personal de mi amigo Evaristo Gómez Herrera. Ya hace meses, clonaron y dieron de baja al portal “Observador Ciudadano” de Juan Manuel Treviño y hace unas semanas hicieron lo propio con la página de “El jején”… el común denominador de todas éstas páginas de Facebook es que resultaban bastante incómodas para el gobierno, porque denunciaban sin tapujo alguno la corrupción en la administración de Roberto Sandoval.
A la página de Juan Manuel Treviño, “Observador ciudadano”, la dieron de baja la misma tarde que publicó un video donde presuntamente mandos medios de la Policía Nayarit se entrevistaban con personas que eran miembros del crimen organizado en la localidad de “El trapichillo”, en un operativo que no precisamente era para detener criminales. El delito de Evaristo Gómez, ha sido el de haber impuesto el mote de “Bembolio” al gobernador Roberto Sandoval y el de Katty de la Barrera, probablemente, ha sido el de ser una joven valiente que está presente en cuanta lucha contra la injusticia se emprende en el estado. El activismo social de ésta última, probablemente es el más limpio que ha habido en mucho tiempo, las intenciones de Katty –a quien admiro aún sin conocer- son limpias y no se han manchado con tintes políticos.
El portal de Nayarit me gusta fue más allá. Desde su creación el año pasado, el portal se volvió incómodo para el gobierno estatal, pues comenzó a ventilar actos de corrupción, denuncias ciudadanas, irregularidades y toda la información que se pretende disfrazar en medios que dependen económicamente de sus contratos publicitarios con el gobierno estatal. Teniendo como principal activo a la valiente periodista Libni Tapia, Nayarit me gusta, se convirtió desde hace un año, en un oxígeno para aquellos que impotentes, observábamos cómo la información publicada en la mayoría de medios locales, contrastaba con la realidad que vivimos los nayaritas todos los días. Sin embargo, la tarde de ayer se consumó una canallada que atenta no sólo contra los medios en mención, sino contra la libertad de expresión de todos.
Tal parece que a los “super-operadores” del gobernador, no les fue suficiente la lección de haber perdido las elecciones en Tepic hace meses, gracias, en parte, a éste tipo de acciones. Los atentados contra la libertad de expresión y de prensa, lejos de debilitar, fortalecen a un pueblo que está cansado ya de éste “Personal estilo de gobernar” –como definía Daniel Cosío Villegas al sello personal que imprime cada gobernante a su gestión, que no es otra cosa, que su propio reflejo como persona-, donde se gobierna de manera rupestre, en base a impulsos y con profunda ignorancia y ausencia de tolerancia.
Respecto a quien o quienes pudieron ser los responsables… solo resta decir, que para encontrarlo o encontrarlos, “Va a estar PELÓN”.
Mi solidaridad con Libni Tapia, con Katty de la Barrera, Evaristo Gómez y todos aquellos que hayan sido víctimas de sabotaje cibernético en Nayarit, por el solo hecho de hablar lo que otros callan.
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