Tepic, Nayarit, jueves 21 de noviembre de 2024

Linchamiento “al cien”

César Ricardo Luque Santana

12 de septiembre de 2014

El desastre financiero del Ayuntamiento de Tepic ha puesto al alcalde Héctor González Curiel alías “El Toro” en una situación personalmente penosa, porque tirios y troyanos lo acusan de ser el responsable único o principal del mismo, eximiendo en forma consciente o inconsciente a los regidores de su corresponsabilidad, pues se supone  que forman un gobierno colegiado. Se olvida también que dicha crisis no se dio en un trienio, sino se fraguó en los tres últimos, donde Ney González, Humberto Cota y Roberto Sandoval respectivamente, derrocharon los dineros públicos en frivolidades, en gastos exagerados en obras cuyos  costos parecen estar evidentemente inflados y otras corruptelas, así como en su promoción política personal (haciendo futurismo),endeudando irremediable y exorbitante al ayuntamiento de Tepic, de tal suerte que las secuelas de las pésimas administraciones municipales priistas que le antecedieron al “Toro”, aunado a su pasmosa incompetencia, trajeron como consecuencia la catástrofe que ahora todos padecemos y lamentamos. Desde luego los susodichos no son los únicos responsables (o mejor diríamos irresponsables) que “contribuyeron” de modos diversos en este problema.

El mismo SUTSEM y su lideresa Águeda Galicia no están exentos de haber colaborado al mencionado desastre, aunque paradójica e irónicamente son también sus víctimas. Fueron cómplices por apoyar incondicionalmente a los candidatos del PRI a sabiendas de su ineptitud y cleptomanía. Todavía en los albores de la campaña electoral, Águeda y su gremio presumían descaradamente que seguirían siendo leales al PRI a cambio de que les pagaran, lo que sin duda era una aberración, porque en vez de exigir sus derechos sin más, actuaban como rameras implorando un pago ofreciendo a cambio negociar la voluntad política de sus agremiados para que apoyaran al PRI, sin importarles las preferencias políticas de éstos. Este ofrecimiento indecoroso y descarado mostró nítidamente el perfil corporativo y clientelar del sindicato de trabajadores del estado, que aunque como el SNTE admiten formalmente la pluralidad política de sus miembros, sus dirigentes-que mantienen secuestrada la organización para sus propios fines-operan realmente como estructuras electorales del PRI poniendo no sólo sus huestes al servicio de los candidatos del PRI como promotores o brigadistas del voto durante las campañas, sino además, utilizando arbitrariamente los recursos económicos provenientes de las cuotas sindicales a cambio de obtener algunos puestos públicos (principalmente regidurías) para algunos cuadros dirigentes y para sus líderes, así como otras canonjías supuestamente en beneficio del sindicato.

Recordemos que Ney González en los últimos días de su sexenio les autorizó a los trabajadores del SUTSEM un aguinaldo de 75 días a sabiendas de que no había dinero para ello, pues la excesiva deuda que estaba heredando que se traducía en un quebranto a las finanzas públicas, hacía imposible cumplir esa prestación. El SUTSEM sin embargo estaba de plácemes de tan generosa “conquista”. Debo decir que no estoy en contra de que los trabajadores ganemos más, pero es evidente que esa concesión era absolutamente demagógica, pero así era la manera populista de proceder del ex gobernador y del actual, quienes en aras de conservar sus cuotas de poder no reparan en dilapidar los recursos públicos transfiriéndole a las administraciones futuras la obligación de pagar las deudas con intereses agobiantes. Habría que ponderar asimismo el crecimiento desmesurado de la plantilla laboral que impacta de manera significativa y negativa en el presupuesto cuyos dineros provienen principalmente de los impuestos. Volviendo a Ney González, todavía en los últimos días se su gestión volvió a endeudarse con el aval y complacencia de la cámara de diputados. ¿Alguien recuerda para qué solicitó ese empréstito? Se los dejo de tarea.

La derrota del PRI en la capital del estado que tanto les ha dolido a los priistas se la endosan sin rubor a Héctor González queriéndole hacer pagar los platos rotos, sin que sea tampoco responsabilidad plena de él, sino más bien del gobernador Roberto Sandoval, quien creyó que podía ganar las elecciones sin el apoyo inveterado de las organizaciones caciquiles como el SUTSEM y el SNTE, quienes obviamente en estas circunstancias actuaron por instinto de supervivencia dándole la espalda al PRI, pues un eventual triunfo de éste sin sus apoyos, sellaría su destino como caciques.  Así entonces, el maridaje político entre los gobernantes priistas y los mencionados sindicatos corporativos, terminó deteriorándose por la incapacidad y soberbia política del ejecutivo del estado con los resultados ya conocidos. Hay que agregar y aclarar que los intentos de Sandoval por destruir las dirigencias de ambos sindicatos, no correspondían a un afán democratizador, en cuyo caso sería de todos modos inadmisibles cualquier intento de intromisión, sino que quería tener el control de ambos sin sus mediaciones, tal como él controla directamente a su clientela política a través del PROSA.

El mismo Roberto Sandoval fue un factor negativo central en la debacle del ayuntamiento de Tepic, no solo por su pésima gestión como alcalde, sino porque ya como gobernador, se ostentó abiertamente en diversas ocasiones como el presidente municipal real, usurpando constante e impunemente las funciones y atribuciones municipales consagradas en el artículo 115 de la Constitución de la República. Desde luego que esta injerencia ilegal contó con la actitud  abyecta del edil Héctor González y su deplorable cabildo que se lo permitieron, del mismo modo que la cámara de diputados permite que el ejecutivo se erija en el gran legislador incumpliendo sus obligaciones constitucionales y democráticas de ser un contrapeso legal a los excesos del gobernador.

Esta actitud absolutista del gobernador Sandoval no es desde luego nueva sino que está en la genética priista. Basta con revisar la historia mediata e inmediata para observar como el poder legislativo (su bancada mayoritaria), tiende a someterse al poder ejecutivo cuando ambos proceden del PRI. Recordemos cómo trató Ney González siendo gobernador a Humberto Cota y Roberto Sandoval respectivamente cuando estos fueron presidentes municipales, quienes como priistas “disciplinados” al ejecutivo estatal, permitieron el ultraje de un ámbito de poder a su cargo por mandato popular que por ley tiene autonomía. Ahora todos repudian al llamado “Toro” González, incluidos los priistas, empezando por sus personajes más connotados como el siniestro Ney González y el inepto gobernador actual, quienes no sólo lo han abandonado a su suerte, sino que lo han denostado y linchado públicamente como si no hubieran sabido antes su falta de perfil para ser alcalde de la capital del estado.

¿Cuál sería la actitud del PRI y sus principales personajes si el ganador hubiera sido Roy Gómez? ¿Por qué no admiten que el déficit financiero del ayuntamiento de Tepic y otros no se debe solo a la incompetencia de sus gobernantes sino a un manejo desaseado e irresponsable de los recursos públicos? Le pregunto a los legisladores actuales ¿por qué permiten que un elefante blanco como esa cosa que se llama “Salud de la Gente” que está por la calle México entre Allende y Abasolo que desde hace más de un año paga una renta onerosa no funciona para nada, no registra ninguna actividad?, ¿Por qué se paga renta en el edificio de la CTM para los regidores y cuánto se paga por ello?, ¿Por qué se ha permitido que se malgaste el dinero en obras innecesarias como el “Auditorio de la Gente”, etc., etc. ¿No hay acaso en todos estos dispendios señales de que el desastre financiero está provocado por la corrupción de quienes han ejercido el poder en forma irresponsable?

Pero mientras tanto, todo mundo se regodea linchando al mediocre y pusilánime del “Toro”: unos tomando los efectos por las causas; otros sin ver la paja en el ojo propio o escupiendo para arriba. Linchamiento “al cien”, frasecita que pusieron de moda los narcos y que el edil adoptó y adaptó en su propaganda política y que ahora por ironías del destino se emplea en su contra, no como frase en sí, sino como parte de un enjuiciamiento generalizado que por comodidad, falta de reflexión y desmemoria, y porque el hilo se rompe por lo más delgado, se opta por encontrar un villano favorito o chivo expiatorio (¿o debo decir “Toro”?) para descargar sus resentimientos, frustraciones, coartadas y bajezas.

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