Tepic, Nayarit, jueves 28 de marzo de 2024

La izquierda ante las reformas

Octavio Camelo Romero

05 de septiembre de 2014

Todo surge a raíz de las declaraciones que hiciera Adolfo Sánchez Rebolledo en una entrevista que le hicieron a propósito de la presentación de su libro “La Izquierda que Viví”; Sánchez Rebolledo es “nieto de la patria” por cuanto es hijo de Don Adolfo Sánchez Vázquez, eminente filósofo mexicano de origen español e “hijo de la patria”, como se les llamó a los niños españoles que en el gobierno de Lázaro Cárdenas del Rio se les dio asilo.

Para el entrevistado es una vergüenza nacional que las Reformas Estructurales se hayan dado en un contexto de falta de exigencia. No hubo la resistencia previsible en las calles ni hubo la resistencia metódica que impidiera al gobierno hacer creíbles sus propuestas. Y es categórico cuando dice:”no creo que la vuelta atrás sea factible”. Aunque si cree en la demostración de rechazo para medir fuerzas en lo que viene. Y en este sentido la izquierda debe tener un planteamiento claro. Y recalca, “no basta decir que nada de esto sirve”. Refiriéndose a la consulta popular expresa que deben hacerla con vistas al futuro y que se deben plantear las interrogantes: ¿Qué queremos cambiar, cuándo y cómo hacerlo? Y sentencia: “Ya no se vale decir simplemente que no”. Considera que las voces que intentaron explicar, aclarar, el asunto de las Reformas fueron pocas y no tuvieron penetración, lo cual manifiesta una debilidad que hay que superar. Y propone se den las discusiones sobre los grandes temas nacionales. Opina que una de las causas de la crisis de la izquierda es la falta de penetración político-ideológica en la clase obrera y su derrota frente al corporativismo. Y se interroga: “¿Cómo es posible desplegar una política fuerte contra la desigualdad sin tener organizaciones sindicales poderosas?”. Para el entrevistado la izquierda tiene que replantearse el papel del mundo del trabajo a partir de estas reformas, las cuales van a cambiar las condiciones de vida y de existencia de los mexicanos. y agrega: “si la izquierda dice que el tema que la distingue de la derecha es el tema de la igualdad, entonces hagamos un programa que tenga como eje la igualdad”. Y en este contexto considera “que la gran pérdida de la izquierda en estos años fue la pérdida de la idea del socialismo, no del viejo socialismo, sino del que surge de una manera histórica en todas las comunidades de trabajadores”. Finalmente sentencia “no le digas a un joven de izquierda que su único destino es ir a un mitin y se acabó”.

Da la impresión que el nieto de la patria se quiere enlistar en los ideólogos del Estado Mexicano Transnacionalizado. Su problema al igual que muchos otros “izquierdistas” es que no se han dado cuenta cabal de la transnacionalización del Estado Mexicano. Las Instituciones mexicanas han adquirido la categoría de elementos constitutivos del Estado Transnacional emergente y en cuanto tales, no únicamente obedecen a los intereses del capitalismo global sino administran las políticas públicas dictadas por las Instituciones Transnacionales. Como país ya somos parte de la globalidad del capitalismo contemporáneo, somos un eslabón de las redes o circuitos que ha tejido el capitalismo global. y en este sentido, las Reformas Estructurales vinieron a culminar una tarea iniciada en el gobierno de Miguel de la Madrid, de desmantelamiento del Estado de la Revolución Mexicana, un Estado creado por los pri-istas y acabado por los pri-istas.

Lo que diferencia a la izquierda de la derecha no es la idea de la igualdad. El nieto de la patria se parece muy poco a su padre. La izquierda revolucionaria pretende acabar de raíz y de forma práctica las contradicciones del capitalismo universal. No es un asunto de ideas ni mucho menos teórico, es un asunto práctico y de desigualdad porque el capitalismo es contradictorio por naturaleza, crea y concentra riqueza en unos cuantos y genera pobreza en la mayoría. Y los mexicanos saben más de estos asuntos porque más del 50% de ellos están en pobreza, es decir, por debajo de la línea de satisfacción de necesidades sociales no de las mínimas alimentarias que señala el gobierno. Y este es un asunto práctico.

Es válido contemplar otros movimientos democráticos aunque en sentido estricto son democrático-burgueses. Tales movimientos no se proponen acabar de raíz las contradicciones del capitalismo, a lo sumo, se orientan a amortiguar las contradicciones capitalistas, a humanizar al capital. Desde luego que ya no existe el contrapeso del bloque socialista encabezado por la URSS, condición sine qua non para el surgimiento del Estado de Bienestar. Hoy Rusia y China encabezan un capitalismo salvaje, distinto de las aspiraciones de los pequeños burgueses nacionales y extranjeros. Por lo cual estos movimientos democrático-burgueses aun sin plantearse acabar con el capitalismo, sufrirán represiones dado que atentan contra las nuevas condiciones del capitalismo global. La izquierda revolucionaria por lo tanto, sin perder la perspectiva histórica tendrá que cobijar a estos movimientos democrático-burgueses, más no fundirse en ellos. Tiene mucha tarea el nieto de la patria. En fin.

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