Corrupción permea al Congreso
Oscar González Bonilla
14 de agosto de 2014
Con más pena que gloria este domingo 17 concluirá su periodo de tres años la trigésima legislatura del Congreso del Estado de Nayarit.
Dominada por la mayoría priista que comandó el diputado de representación proporcional Armando García Jiménez, la XXX legislatura no tuvo la productividad de ella esperada, porque se privilegió la cantidad por la calidad.
De 400 resoluciones aprobadas durante los tres años, los diputados, con relevante mayoría priista, aprobaron iniciativas de ley en mínima cantidad para beneficio directo de la ciudadanía.
Pero además de la baja productividad, los legisladores, en su mayoría priistas, ninguna acción punitiva han emprendido en contra de comprobados desvíos de dinero por parte de funcionarios de los gobiernos estatal y municipal.
El auditor acreditado, como lo es el Órgano de Fiscalización Superior dependiente del Poder Legislativo, comprobó millonario desvío de recursos en las diversas dependencias del gobierno de la gente cuando tan sólo hizo revisión al 30% de la cuenta pública de 2012.
Tal parece que haber realizado auditorías con base en profesionalismo y honestidad costó el cargo al licenciado Salvador Íñiguez Castillo como titular del Órgano de Fiscalización Superior, en su lugar el gobernador Roberto Sandoval decidió entrara Roy Rubio Salazar, quien a últimas fechas destapó la cloaca del desvío del dinero público por parte de administraciones municipales de todo Nayarit.
En materia del manejo de erario, el Poder Legislativo tiene alta dosis de opacidad, pero existen sospechas de corrupción en la administración del diputado Armando García Jiménez.
En estos momentos las dependencias del Congreso del Estado encargadas de la aplicación del presupuesto son sometidas a auditoría, mas es desconocido para la opinión pública si este trabajo es realizado por una empresa externa o está a cargo del Órgano de Fiscalización Superior. Quien quiera que sea, lo trascedente es que el resultado se hiciera del conocimiento popular.
La versión de los enterados es en el sentido de que la nueva presidencia del Congreso, que también surgirá de la mayoría priista, y que inicia el 17 de agosto, deberá hacer cambios en la dependencia responsable del manejo del presupuesto, porque quienes por años han estado al frente no escapan a actos de corrupción en los últimos tres. Está podrida la administración, por lo que urge renovación.
En el pasado ocurrió que al final del periodo de la legislatura hubo para el presidente del Congreso millonarias transferencias bancarias, lo que no se descarta pudiera ocurrir en la actualidad.
Como presidente de gobierno legislativo, el diputado Armando García Jiménez no rendirá buenas cuentas en ninguno de los aspectos que son responsabilidad del Poder Legislativo. Este priista se dispone a dar el gran salto político en un Estado capitalista que pone en el centro al dinero y no a la persona humana. A gozar los dividendos, pues.
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