El fracaso de la educación en México
Octavio Camelo Romero
04 de junio de 2014
Desde hace bastante tiempo atrás hemos hablado en este espacio sobre la educación en general y en especial sobre la educación pública en el país. Hemos señalado puntualmente las insuficiencias del fenómeno educativo limitantes para tener en México una educación pública de calidad. Sin embargo como las pruebas oficiales aplicadas a la niñez nayarita y mexicana sólo han servido para darnos cuenta que educativamente somos un fracaso como entidad y como país, es relevante que retomemos el tema.
La educación en cuanto tal y como fenómeno social tiene que ver con la asimilación por un lado y con la transmisión por el otro, de toda la experiencia histórico-social de la humanidad; la experiencia histórico-cultural de las generaciones salientes que las nuevas generaciones de humanos deben apropiarse. Pero además, la educación debe formar individuos conforme las nuevas condiciones de vida y debe instrumentar a las nuevas generaciones con el propósito de que resuelvan los problemas pendientes y satisfagan algunas de las necesidades visualizadas como del futuro.
Estas funciones no siempre las desempeñó el Estado. Más aun, en ciertos países las desempeñan Instituciones Privadas. Y en México las realizan tanto Instituciones Privadas como Públicas.
En cuanto a la masificación de la educación, o mejor dicho, en cuanto se requirió que la educación llegara a las masas, y ante la premura de tener una mano de obra con cierto grado de cultura y de habilidades desarrolladas, el Estado en cuanto tal asume estas funciones mediante la llamada "Educación Pública". El Estado Mexicano no queda exento de jugar tal papel. Al igual que otros Estado-nación debe satisfacer la necesidad objetiva del capitalismo de capacitarle a la mano de obra que necesita. Por eso de conformidad con la demanda de mano de obra y su cualificación se diseñaron las Políticas Públicas tanto para formar a los docentes como para adiestrar la fuerza de trabajo requerida.
En México según las autoridades educativas todo marchaba de maravilla. Sin embargo en cuanto nos sometieron a evaluaciones internacionales saltó la verdad de los hechos. México se localiza entre los últimos lugares en el comparativo con otros países. En otra palabras, la educación pública y privada en nuestro país es un fracaso. Han fracasado las Políticas Públicas en Educación. Han fracasado las Normales, en cuanto Instituciones del Estado Mexicano para formar al magisterio nacional y estatal. Han fracasado los Planes y Programas de estudio en todos los niveles educativos. Ha fracasado el SNTE como organismo aglutinador de los maestros y responsable de la implementación del Proyecto Educativo del Estado Mexicano. Y ha fracasado el Presidente de la República como titular del Poder Ejecutivo de la Nación y responsable directo de la Educación Pública. Ante tal fracaso no se puede permanecer callado ni mucho menos indiferente. Por lo pronto debieran de salir quienes están a cargo de los organismos educativos, se debiera de revisar la pertinencia de los planes y programas de estudio de las normales e instrumentar cursos de capacitación para el magisterio en activo. Y sobre todo, se debe ciudadanizar la decisión mediante la instrumentación de mecanismos de amplia participación ciudadana.
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