Ni a cual ir
Oscar González Bonilla
21 de marzo de 2014
El gobierno priista en el poder asume que ganará en Nayarit la mayoría de las posiciones en juego el próximo 6 de julio, fecha de las elecciones intermedias para renovar el Congreso del Estado y la veintena de ayuntamientos.
También el PRI local ha externado su confianza del triunfo electoral con base en el buen gobierno desarrollado por Roberto Sandoval, en lo político y administrativo, que para esa fecha rondará en los tres años de haber asumido el poder.
La creencia es que el gobernante nayarita ganó durante ese tiempo enorme popularidad por su activismo sin descanso dentro y fuera del territorio de la entidad, sobre todo consiguiendo recursos económicos para la realización de grandes obras, convirtiéndose así en el mandatario constructor. Enorme tajada presupuestal se destina al pago de la deuda pública multimillonaria dejada por la anterior administración estatal.
Puntos a favor del mandatario son los recorridos a caballo por diversos sitios de la geografía nayarita con interés del contacto directo con la ciudadanía marginada de los beneficios sociales que ofrece el gobierno de la gente, cabalgatas en lugares de primera vez frecuentados por la autoridad, donde el gobernador Sandoval peca de altruista al entregar dinero en efectivo a personas de alta necesidad, medida que no representa solución a los elevados índices de pobreza.
Hoy mismo funcionarios diversos de la administración estatal firmaron convenio que conlleva el propósito de blindar las elecciones contra la intervención de funcionarios en el proceso electoral que inició el 7 de enero del presente año. Se trata además de evitar la introducción de dinero público, equipo y personal en las campañas que no excederán 30 días a partir de la autorización del registro de candidaturas por el organismo electoral competente.
Pero además se convino en ubicar agentes de ministerio público y módulo de quejas para que el ciudadano denuncie irregularidades y prohibiciones de campaña y candidatos. Resulta inverosímil toda vez que son los propios funcionarios del gobierno del estado, titulares de las distintas dependencias, quienes han ordenado a sus subalternos de los diferentes niveles promover el voto a favor del PRI.
Deberá obligadamente el ejército de empleados de gobierno conseguir cuando menos diez ciudadanos que se comprometan a votar por el PRI, para lo cual deberán autorizar copiar credencial de elector y estampar su respectiva firma. Mínimo recibirán a cambio la promesa de recibir una despensa.
Aunque se hacen cuentas alegres, el panorama electoral para el Gobierno-PRI no es muy halagador, pero mucho menos para los partidos de oposición. Están iguales o peor tantito que el tricolor. Ni a cual ir.
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