La consulta y la Loma en Tepic

El pasado domingo dos de febrero, convergieron en la capital de Nayarit dos convocatorias para que la ciudadanía se manifestara sobre dos asuntos públicos relevantes. La primera surgió del Frente Ciudadano de Organizaciones Civiles. Convocó a una consulta para pronunciarse a favor o en contra de una eventual alianza PAN-PRD en las próximas elecciones intermedias del mes de julio.

La segunda convocatoria la realizó el colectivo Tepic En Bici bajo el lema: “24 horas pedaleando por la Loma”. Los objetivos: exigirle al gobierno transparentar el proyecto de remodelación de este parque de la capital y manifestar el rechazo a la construcción de una “montaña rusa” en dicho espacio.* Estas dos convocatorias revelan las imperfecciones de la representación política en Nayarit y reclaman un cambio en la forma como se atienden los problemas públicos en el estado.

Hace algunos años, en un estudio injustamente olvidado, Charles W. Anderson, describió con claridad el proceso político en los países latinoamericanos. En ellos la regla fue permitir que las élites establecidas se reprodujeran manteniendo intactas muchas de sus atribuciones políticas y socioeconómicas. Pero también, permitir que nuevos contendientes por el poder pudiesen “participar en negociaciones tendientes a lograr una participación en los recursos y poderes del Estado” siempre y cuando no pusieran “en peligro el derecho que tienen las élites establecidas para actuar en forma similar”.

Anderson define a un contendiente por el poder como “cualquier individuo o grupo que busque ver cumplidas sus demandas y controlar la asignación de valores para la sociedad a través de la maquinaria del Estado, o legitimar una fuente de poder determinada ante la sociedad mediante el ejercicio de una capacidad de poder”. Por capacidad de poder entiende: “la propiedad de un grupo o individuo que le permita influir en la política […] La posesión de una capacidad de poder es el precio de admisión al teatro político. Quienes posean capacidad de poder significativo serán ‘tomados en cuenta’ cuando las decisiones políticas se tomen”.**

En las convocatorias del pasado dos de febrero, observo la emergencia de nuevos contendientes que buscan legitimar una fuente de poder al hacer uso de sus capacidades. Es cierto que al regresar la tranquilidad a las calles en la capital del estado, la participación ciudadana en los asuntos públicos viene creciendo. Sin embargo, estas dos manifestaciones pueden representar un punto de inflexión en la incidencia desde la sociedad en la política local.

El reto consiste en aprovechar la coyuntura electoral para hacer propuestas innovadoras que permitan ejercer control social sobre las autoridades que serán electas en julio. Propuestas que obliguen al ejecutivo estatal, a considerar a la sociedad civil organizada antes y durante el proceso de toma de decisiones.

Sería un error táctico dejar a la deriva la participación de los más de 14 mil ciudadanos que se manifestaron en la consulta. Más allá del deseo de tener una alianza opositora (refutada hace unos días por el consejo electoral estatal), muchos ciudadanos lo que piden es construir mejores gobiernos. Elegir autoridades que atiendan sus demandas y resuelvan los problemas públicos con eficiencia. No dudo que al éxito de la consulta abonaron grupos políticos e interés gremiales específicos que vieron en esta convocatoria, una oportunidad de mejorar su posicionamiento, o mandar un claro mensaje al gobierno.

Hoy la discusión de fondo, no radica en la pureza ciudadana de la movilización, sino en que hará el Frente para mantener activa la participación de las voces que se pronunciaron en la consulta. Veo al menos una salida, contenida en tres pasos. Primero, formular una propuesta de programa de gobierno que atienda las necesidades más apremiantes de la capital y la agenda legislativa del estado. Esta propuesta deberá someterse a consulta pública y estar lista al momento del registro oficial de las candidaturas.

Segundo, organizar una serie de debates entre los candidatos para obtener su pronunciamiento sobre estas propuestas. Tercero, los candidatos ganadores deben comprometerse a implementar las recomendaciones y el Frente podría convertirse en un observatorio ciudadano que vigile e informe a la ciudadanía sobre el cumplimiento del programa de gobierno y los avances en la agenda legislativa. Al hacerlo, la ciudadanía ejercería cierto control sobre las autoridades electas en julio.

Algo similar podría confeccionar el colectivo Tepic En Bici para acotar los márgenes de discrecionalidad con los que opera el ejecutivo estatal. Tras la manifestación de 24 horas, no existe hasta el momento una respuesta por parte del gobierno a las demandas planteadas por el colectivo. Ante el mutismo del gobierno, quizá es momento de valorar la pertinencia de hacer uso de un recurso estratégico que tienen a la mano.

Bastaría lanzar desde su página en Facebook, la petición de firma electrónica de adhesión a su demanda (e. g. utilizando la aplicación “causes”), para que en unos días, Tepic En Bici transforme sus amistades virtuales en firmas reales a favor de su causa. Redactar una carta pública al titular del ejecutivo solicitando conocer el proyecto de remodelación e impedir la implantación del juego mecánico en la Loma. Cada firma obtenida sería un respaldo legítimo a esta demanda que se sustenta en el derecho constitucional de petición.

Uno de los grandes desafíos que enfrenta la sociedad civil, es traducir la protesta virtual en redes sociales, en propuestas concretas que incidan en la definición de las políticas públicas. El colectivo Tepic En Bici y el Frente Ciudadano tienen la oportunidad de seguir innovando e inaugurar una nueva forma de participación política en Nayarit que contribuya a mejorar la representación política y la solución de los problemas públicos en el estado.

* Sobre las convocatorias e información sobre estos grupos ver en relación al frente: http://on.fb.me/1e7pSgH , y sobre Tepic En Bici http://on.fb.me/1nXVnT9 y http://on.fb.me/1eZe8xT ** Ver: Cambio Político y Económico en América Latina, México, FCE, 1974.