Tepic, Nayarit, jueves 21 de noviembre de 2024

El conflicto en Nayarit

Joel Salas Suárez

03 de febrero de 2014

A lo largo de su obra, Claude Lefort puso énfasis en señalar dos características esenciales a la invención democrática. Primera, la imposibilidad de representar la unidad substancial de una sociedad. La división social es el basamento de la democracia. En ella no existe un garante que represente de manera trascendental el orden social. Segunda, en democracia el poder se concibe como un lugar vacío del cual ningún individuo o grupo particular puede apropiarse.

El poder en democracia es objeto de competencias periódicas dentro de los plazos que marca la ley. Las personas que temporalmente lo ocupan, no pueden modificar estas leyes para favorecerse de forma permanente. El principio es convertir el poder en algo inapropiable. Nadie puede ostentarlo de forma permanente. Quien gana la elección, ocupa el poder por un periodo determinado y los ganadores temporales no tienen el derecho de silenciar a sus oponentes durante su mandato. La democracia por principio esta siempre abierta a la contestación. Requiere la institucionalización del conflicto.

En palabras de Lefort: “La revolución democrática moderna la reconocemos en esta mutación: fin de un poder ligado a un cuerpo. El poder aparece como un lugar vacío y quienes lo ejercen como simples mortales que lo ocupan temporalmente, o que no sabrían instalarse en él más que por la fuerza o la astucia; fin de una ley que pueda fijarse, cuyos enunciados no sean contestables, cuyos fundamentos no sean susceptibles de ser cuestionados; fin en definitiva, de la representación de un centro y de los contornos de la sociedad: la unidad no podría en lo sucesivo borrar la división social.” *

En Nayarit a lo largo del siglo XX, en diversas ocasiones se buscó desde el poder silenciar y/o descalificar a los oponentes. Se buscó construir y preservar la imagen de una sociedad unida, bajo el principio de que el poder se transmitía al interior de un solo grupo pese a existir competencias periódicas que transcurrieron respetando los plazos marcados por la ley. Una rápida mirada a las páginas de los periódicos de la época nos permite tener una clara idea de estos hechos.

Se estigmatizó y desacreditó a la oposición. Se le silenció echando mano a todos los recursos (legales y extralegales) con los que disponía el gobierno. A simpatizantes de los partidos creados por Vicente Lombardo Toledano y/o el general Henríquez Guzmán se les tacho de comunistas, revoltosos y perturbadores del orden social a lo largo de las décadas de 1940 y 1950. En este periodo, también fue común la represión a campesinos en el norte del estado que se opusieron a entregar su cosechas de maíz o tabaco por los bajos precios que pagaba el gobierno.

Cuatro citas a notas de la época dan cuenta de lo anterior. Primera: “Las falsas promesas […] a los campesinos, ha dado ocasión para que los menos cautos se adhieran a la susodicha Alianza, aumentando el número en forma alarmante, pues esto significa un retroceso en la línea de conducta que el gobierno estatal le tiene trazado, de trabajar en vez de dedicarse a la política. Es verdaderamente lamentable que en un lugar de trabajo se permitan las actividades doctrinarias disolventes […] que solo producen resultados negativos y de estancamiento en el progreso del pueblo”.

Segunda: “el flamante director de la Escuela […] lejos de cumplir con la noble misión que tiene encomendada se ocupa nada menos que de hacer labor de agitación, habiendo logrado dividir el campesinado del pueblo […] haciendo prosélitos aquí y allá para el llamado Partido Popular de Lombardo Toledano, pues para este mediocre mentor de la niñez no hay mas doctrinas para la felicidad del pueblo que las del Oso Ruso”.

Tercera: “Campesinos ex Henriquistas acusados de sedición. Venían sembrando agitación y confusión […] con versiones de que estallaría una rebelión contra el gobierno legítimamente constituido”.

Cuarta y última: “Vuelven a la oposición viejos líderes. Formaron Comité de Defensa Campesina para Librarse de ‘Atropellos Oficiales’. Su maniobra es política y coincide con las próximas elecciones. Los antiguos aliancistas después lombardistas y luego henriquistas, vuelven a las andadas, formando ahora un llamado Comité de Defensa Campesina […] dizque ‘para defender a los campesinos del elemento oficial’. La verdad es que se acercan las elecciones locales, y este grupo, parte de los viejos e inquietos líderes, quiere agitar de nuevo el cotarro con la mira de alcanzar la Presidencia Municipal, como ocurrió muchas veces, en años anteriores. Pero no se convencen de que esos tiempos ya no volverán, porque Tuxpan es una ciudad de categoría y exige como Alcaldes a personas mejor capacitadas para administrar los interese de la Sociedad General”. **

Más allá de la complicidad entre el poder y el diario de mayor circulación local en la época, estas citas revelan la concepción que desde el poder se tiene del conflicto. Se condena y estigmatiza públicamente a aquel que osa dividir al “campesinado”. A quien incita a adherirse a algún grupo o movimiento que vaya en contra de la “línea de conducta trazada por el gobierno estatal”. A quien siembre “agitación y confusión” en la sociedad.

La contra parte a esta condena es clara. Para ser resuelto, el conflicto en Nayarit “exige personas capacitadas para administrar los intereses de la sociedad general”. Personas con capacidad de representar la “unidad substancial” de los nayaritas. Hago un alto y observo los slogans del actual y el gobierno anterior: “Unidos”. “Todos somos Nayarit”. Recuerdo frases recientes utilizadas por el titular del ejecutivo para denostar a grupos sociales que le exigen cuentas y resultados a su gobierno. Una pregunta me hostiga: ¿tan poco han cambiado los mecanismos para procesar y dirimir el conflicto en el estado? *

Ver, L’Invention démocratique, Paris, Fayard, 1981 y Essais sur le politique XIX-XX siècles, Paris, Seuil, 1986. La cita es del primer libro p. 172. ** Las cuatro citas provienen del periódico El Nayar y corresponden a las siguientes fechas (las presento en el orden que fueron referidas): 15 de septiembre de 1949; 29 de septiembre de 1949; 11 de junio de 1953 y 15 de julio de 1954.

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