Transformación de la Loma: ¿causa o efecto?
Joel Salas Suárez
15 de enero de 2014
Para Camila y Nicolás
Como es costumbre en la comunicación oficial del actual gobierno de Nayarit, “en un acontecimiento sin precedentes” el lunes pasado, el titular del Ejecutivo anunció la transformación del emblemático parque de la Loma en Tepic. Un proyecto en el cual se invertirán más de cien millones de pesos y que incluye “una espectacular montaña rusa, un nuevo trenecito, juegos mecánicos”, etc.*
Es evidente que con este evento, el gobierno del estado buscó dar un golpe mediático en lo que fue la primera aparición del gobernador en este año electoral. El evento y la forma como se anunció la “transformación”, generaron polémica en la opinión pública local. No debe sorprender que así sea.
El año pasado el gobierno estatal anunció la remodelación de la Loma en febrero. Se puso énfasis en la reconstrucción del Lienzo, ya que ahí se desarrollaría entre octubre y noviembre el LXIX Congreso Nacional Charro. La remodelación implicaba la tala de una cantidad importante de arboles. Desde la sociedad, con velocidad se organizó una movilización de resistencia que obligó al gobierno a abandonar el proyecto y a edificar el “Auditorio de la Gente” que albergó el Nacional Charro.
El 21 de febrero al proclamar que no se talaría un solo árbol en la Loma, el titular del Ejecutivo afirmó: “cuando se tenga contemplado ya un proyecto [de remodelación] se va a analizar junto con las asociaciones ambientalistas y la población en general, quienes son realmente los que van a disfrutar de este lugar”.**
La semana pasada el gobierno inició los trabajos de remodelación del parque sin presentar el proyecto de la obra, sin informar cómo se contrato, o quién y cómo se ejecutará sin alterar las actuales áreas verdes. Más allá de las implicaciones y desafíos técnicos del proyecto, o de la falta de sentido común para querer hacer converger “una de las montañas Rusas más impresionantes, tal y como las que hay en Orlando Florida” frente a una zona de hospitales y residencial, quisiera llamar la atención sobre dos temas que considero relevantes: la valoración costo beneficio de la obra y el particular estilo de toma de decisiones que mantiene el gobierno.
Sobre el primer punto, en otro momento señalamos que el gobierno no cuenta con un sólido programa de infraestructura que permita observar a los nayaritas cuales serán las principales obras a desarrollar en el sexenio y cómo estas obras contribuirán a detonar el crecimiento económico.***
Desde el momento en que se decidió construir el “Auditorio de la Gente”, buena parte de los nayaritas han cuestionado la utilidad de esta obra y por el momento se desconoce su costo total final.
La capital del estado desde hace años padece necesidades que demandan recursos y acciones urgentes. Sin duda una de ellas es la reconstitución de su pulmón. Sin embargo, ¿de verdad se requieren 100 millones de pesos para hacer algo digno por él? Basta una rápida mirada a nuestro pasado reciente para entrever las consecuencias de volver ocurrencias “grandes obras”. La “ciudad de las artes” realizada por la administración anterior, costo más de 54 millones de pesos. Hoy, ¿cuántos nayaritas asisten, se identifican o asumen como suyo dicho espacio?
Llama la atención que esa obra y la actual propuesta provengan de dos ex alcaldes de la capital. Parecería que durante su mandato decidieron cerrar los ojos ante las necesidades más apremiantes de la ciudad. Que al llegar al gobierno del estado decidieron interrumpir tener relaciones con la realidad. Más de 54 millones de pesos gastados en la ciudad de las artes, más de 170 millones en el Auditorio de la Gente, más de 100 millones a la Loma, más de 1,800 millones en publicidad oficial y tendríamos que sumar quien sabe cuántos millones de pesos más en conciertos, ferias y renta de aviones privados. Por no mencionar los intereses de la deuda pública.
¿Y los problemas estructurales de la capital? Prevalecen. Diversas colonias carecen de acceso al agua potable, a la recolección de basura, y no hay quien se encargue de reparar los baches que son una constante en cualquier rincón de la ciudad. Bella valoración costo beneficio al momento de decidir estas “grandes obras”. Al derrochar dinero público en acciones fútiles. Sublime prudencia y sensibilidad política llevada a la práctica por estos dos gobernantes ante las necesidades de la gente.
Sobre el segundo punto, me resulta difícil entender por qué ese empeño en querer transformar de manera radical la estética de un punto de encuentro que por generaciones ha dado identidad a los tepicenses. Me resulta difícil entender por qué ese desdén por los espacios públicos como lugares de memoria.
La única explicación que encuentro a la súbita aparición de una “espectacular montaña rusa” en el seno de la Loma, es que se trata de la afirmación de un lerdo acto de poder. De la imperiosa necesidad de querer dejar una marca visible, palpable, pública que durante su mandato nadie pudo contener la materialización de las excentricidades del gobernador.
El titular del Ejecutivo todavía está a tiempo de mostrar que la transformación de la Loma es resultado de la atención a una causa de la sociedad y no el efecto de su estilo personal de gobernar. Hago votos por que desde la sociedad se defienda la causa de una transformación digna de la Loma. Por que se exija con dignidad y respeto al titular del Ejecutivo que honre su palabra empeñada el pasado 21 de febrero.
Que el proyecto de trasformación de la Loma se analice con las asociaciones de ambientalistas y la población en general antes de avanzar un ápice más. Por las generaciones futuras de Nayarit, hago votos por que desde la sociedad se detenga sin miedo y con dignidad el efecto nocivo de la posible consolidación de ese estilo personal de gobernar.
Comentarios