Tepic, Nayarit, jueves 21 de noviembre de 2024

El fracaso de la trasformación democrática en Nayarit

José Luis González López

08 de enero de 2014

A LÓPEZ OBRADOR LE INSISTIMOS, EN NAYARIT SE HONRA LA MEMORIA: ¡10 DE JUNIO, NO SE OLVIDA!

“En todos los casos los errores políticos pueden corregirse, y es de ciudadanos y líderes reconocerlos y enmendarlos. Esa es también la cualidad del líder democrático, reconocer sus errores.” Enrique Dussel.

Nuestra democracia no podía estar más fatal. La fachada priísta se muestra monolítica, sin fracturas, tiene su complemento más autoritario ya reincorporado, era lo más nefasto de la clase política local y de nuevo ha sido reintegrado; el priísmo gobernante se muestra benévolo y olvidadizo ante su artera y tradicional franja derechista, la malagradecida que consumara la gran traición y les expulsara del gobierno en 1999.

Ante un asombro general, se saca a relucir la turbia relación de intereses, negocios y componendas trabadas con esa disoluta facción priísta, encabezada por Antonio Echevarría Domínguez, avezado traidor que ha variado tantas veces de opinión o partido según sus conveniencias. Al sentir nuevamente su dominio político, el oligarca fanfarrón muestra su extrema arrogancia y se atreve a declarar: “Toño va a ser gobernador como yo”, ahora va con todo para intentar imponer al junior desde el PRI; hasta se puede dar el lujo de volver a la añeja megalomanía de querer implantar su dinastía familiar, oscura nostalgia caciquil.

Con semejante involución política, en Nayarit cada día amanecemos menos libres y más pobres. Son las consecuencias del histórico error del 99, cuando desde la izquierda electoral se impuso al pueblo una nefanda alianza electoral que encumbró aún más a la rica familia del neo cacique priísta, representante de lo más rancio y autoritario del priísmo; éste gran yerro conjuró un engendro despótico, que concentró el poder económico y político en sus manos (actualmente cuenta con una senadora y diputados locales en el PAN Y PRD, todos familiares y recalcitrantes privatizadores).

La democracia desde entonces quedó desaparecida, para dar paso a la corrupción política del régimen echevarrista que convierte los partidos de oposición en meras franquicias para sus negocios electorales.

Nunca antes se había visto tal empoderamiento de traidores y oportunistas; ellos sí prosperaron, al grado que algunos llegaron a enriquecerse en las más altas esferas del poder; el gran perdedor fue el pueblo, desde el preciso momento en que el programa de izquierda fue abandonado y se optó por el pragmatismo de las alianzas por conveniencia.

AMLO, obcecado, se niega a escuchar críticas y menos dispuesto está a reconocer el fracaso del experimento aliancista que nos enjaretó en 1999; por el contrario, desde entonces es el sempiterno aliado del derechista represor Echevarría, y es apoyado invariablemente, como la mejor de las opciones posibles para Nayarit; nosotros pensamos que cómo dice Galeano, “vale la pena vivir para hacer lo que la conciencia te dicte y no lo que te conviene” y tener la libertad de advertir las causas que nos llevan a continuar rodando cuesta abajo y ahora con MORENA encarrerada al fracaso.

Aquí está expresada la verdad con respeto pero con resolución, lo hacemos a la luz de la verdad porque es nuestra fuerza moral para decirle a AMLO: que carece de razón y tiene responsabilidad en la nefasta situación en que terminó la transformación en Nayarit, por su incongruencia y terquedad. Ni diálogo ni debate interno pudo ser más asimétrico que el intentado con Obrador, simplemente no se dignó a escuchar y sus promesas pronto quedaron en el olvido; para en cambio, muy orondo y en plena vanagloria, permitirse muy penosos lapsus, como el siguiente: los últimos años de campañas, mientras nos visitaba, le agarró por expresar en sus intervenciones su gran amor y admiración por Alejandro Gascón Mercado, hasta que en cierto día, la indignación moral me llevó a interpelarle: “por qué insistes en mostrar tu respeto y admiración por Alejandro, cuando en la práctica permaneces aliado desde el 99 a sus más acérrimos enemigos, los de la derecha filofascista responsable del fraude del 75, la de las oscuras manos ensangrentadas”; me respondió: “Te vas a quedar en el pasado, ya supéralo”. Se fue y me dejó con las palabras en la boca, ¡pero eso sí!, no volvió a referirse a él en sus discursos.

Nuestro fallido intento de diálogo inicia en 1998, cuando se hicieron presentes dos visiones de lo que pudo haber sido una transformación democrática en Nayarit: La primera, tenía un programa de inspiración popular que proponía la candidatura de Alejandro Gascón pero que fue desdeñado sin contemplación alguna, por AMLO y los chuchos; el otro, un proyecto de ambición personal del renegado priísta Antonio Echevarría, que contemplaba la alianza con el PAN, derechista y pragmático, impuesto pasando por encima de nuestra lastimada memoria histórica y al margen de toda ética política. He aquí una breve reseña, muchos mexicanos ignoran que los universitarios nayaritas fueron reprimidos y sacrificados por honrar la memoria de las víctimas del halconazo.

Se desconoce o pretendieron borrar de la memoria, que los estudiantes nayaritas enfrentamos con protestas la premiación del jefe de los halcones, al que le entregaban la gubernatura nayarita en 1975, por su desempeño en la matanza del Jueves de Corpus. Lo anterior, nos llevó a enfrentar una cruenta represión contra la universidad. José Reveles estableció lo siguiente: “La matanza de estudiantes del 10 de junio de 1971 tuvo una secuela con métodos similares en Nayarit, cuando fue gobernador de 1976 a 1982 el exjefe de la Policía capitalina, general Rogelio Flores Curiel”.

Qué lástima que en 1999, AMLO se negara a escuchar sobre aquella batalla contra el autoritarismo priísta por considerarla insignificante, aunque por defender las libertades democráticas de morir se tratara y quedaran regadas en el camino, múltiples víctimas de un régimen de clara raíz fascista; pero la amnesia provocada es una enfermedad que puede llevar a la pérdida de la memoria y, lo que es peor, de la dignidad de los líderes.

El momento más trágico para nuestra democracia, se vivió cuando nuestro líder decidió aliarse con nuestros victimarios en 1999, retornándoles al poder 20 años después. ¿Y entonces? Pues sí, tenemos que las lágrimas derramadas por López Obrador en el emblemático sitio de Las Tres Culturas, nunca nos contemplaron, de ellas no fueron merecedores nuestros universitarios caídos, jamás lo conmovieron; viniendo a resultar que nuestras víctimas no valían la pena y que, por ser tan periféricas y lejanas podían quedar excluidas de la memoria, expuestas a la peor afrenta, al tremendo escarnio que significó una alianza pactada con sus perpetradores.

Y doble también fue la ofensa contra Alejandro Gascón; le habían atracado la gubernatura y décadas después resultaba indigno de la candidatura que a su vez se entregaba a los golpistas que le cometieron el fraude, y todo porque los hombrecillos de las burocracias partidistas sucumbían por el metal. Los hombres del general Rogelio Flores Curiel, instrumentadores de la represión que arrasó la UAN a sangre y fuego, los operadores del fraude y beneficiarios del golpe a la democracia en 1975, ahora estaban siendo premiados y cobijados por AMLO.

El dirigente que ahora no puede reunir ni 3000 gentes sin chapuzas, había desdeñado la histórica hazaña del hombre de izquierda que convocó a 50 mil nayaritas en la Plaza principal de Tepic y derrotó al PRI en 1975. Y todo se denunció a tiempo, desde el 2 octubre de 1998, Julio Hernández López ya criticaba la incongruente alianza en Nayarit: “el pragmatismo perredista se impuso de inmediato, sin voltear hacia la historia ni entender el significado del arrendamiento de siglas a una peligrosa franja derechista”** pero fue inútil, Obrador el presidente del PRD lo ignoró, negando al pueblo el derecho a levantar la cabeza y sonreír; tampoco le brindó al viejo líder socialista (que ahora dice admirar), una oportunidad de desagravio; y lo peor, se atrevió a ultrajar la memoria de los caídos al levantar la mano a sus presuntos asesinos; pues bien, se pactó la alianza con el PAN y justo al año siguiente, ya se vivía la primera de muchas traiciones de Echevarría, que se declaraba panista y así se mantendría durante el sexenio de Vicente Fox.

Qué lástima que Obrador se empeñara en oscurecer la verdad histórica y en un gesto mesiánico se dedicara a otorgar indulgencias, avalar y crearles a los presuntos responsables de crímenes y hechos abominables, nichos de olvido histórico. Qué lástima que no entendiera, que siempre habrá hombres dispuestos a defender la verdad y contarnos la historia para iluminarla y que también estarán al acecho de quienes quieren oscurecerla con visiones interesadas o directamente erróneas. Y que siempre habrá quien estará comprometido, como dijera Foucault en “Disolver los fragmentos de noche que se oponen a la luz, hacer que no existan más espacios oscuros en la sociedad, demoler esas cámaras negras en las que se fomenta la arbitrariedad política, los caprichos del monarca, las supersticiones religiosas, los complots de los tiranos y los frailes, las lusiones de ignorancia, las epidemias”. ¡Qué lástima!

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