Rip el estado de la revolución mexicana
Octavio Camelo Romero
13 de diciembre de 2013
Los estrategas del gobierno peñanietista escogieron una fecha emblemática para dar muerte a una Institución emblemática, al Estado de la Revolución Mexicana. El día 12 de diciembres de todos los años se puede celebrar con toda propiedad, el aniversario luctuoso del Estado y la Economía Mixta del país del “Tata Lázaro”. Así como la Iglesia Católica usurpó el monumento mesoamericano que daba cuenta del día del solsticio de invierno para en su lugar poner a la Virgen de Guadalupe, y que por ajustes del Papa Gregorio al calendario se recorrió la fecha hasta lo que hoy conocemos como 12 de diciembre, así los legisladores del Congreso de la Unión usurparon al Estado de la Revolución Mexicana para en su lugar imponer al Estado Neoliberal Mexicano. De hecho las Instituciones revolucionarias del primer tercio del siglo pasado, en su mayor parte ya habían fenecido. La indefinición y la indecisión de la clase política gobernante fueron sus peores enemigos. Hubo momentos en que el país ni “era chicha ni limonada”. Quizás por eso se hablaba de la “política del péndulo”, gobiernos de derecha, del centro y de izquierda para mantener el equilibrio. Sin embargo esa era la apariencia porque en realidad el Estado de la Revolución Mexicana desde su origen fue una Institución al servicio del capital con propensión a la creación de la burguesía industrial y a la creación de su base de sustentación, esto es, un bloque histórico constituido por los trabajadores asalariados del campo y la ciudad, por las pequeñas y medianas burguesías agrarias, comerciantes e industriales y dirigidos por políticos “de oficio” o profesionales al servicio del Estado. Sin embargo las condiciones y circunstancias del desarrollo capitalista son mutantes. Conforme se desarrollaba la ciencia y la tecnología se fueron adecuando de manera relativamente rápido las relaciones entre los integrantes de la sociedad para poder seguir produciendo su vida material, la cual adquiría de las nuevas condiciones de existencia requerimientos, satisfactores, demandas antes inexistentes, etc. Y “en un abrir y cerrar de ojos” las nuevas relaciones capitalistas de producción arrecian su ofensiva contra el “socialismo real” y todo Estado de Bienestar Social. Ya en la década de los años 70 del siglo pasado en la Europa continental, estaba fuerte la ofensiva contra los gobiernos de los países que habían arribado al socialismo por la vía de la ocupación del Ejército Rojo de la extinta URSS. Bajo esa perspectiva la “Dama de Hierro” Margaret Thatcher se integra a dicha cruzada desde 1979 hasta 1990, periodo del ejercicio del Poder Británico. En ese periodo nace primero y se consolida después “El Neoliberalismo” como política pública en contra de cualquier tipo de gobierno de participación popular y de bienestar social. Por su parte el Vaticano elige en 1978 al cardenal polaco Karol Wojtyla como el Papa Juan Pablo II, y en EE.UU Ronald Reagan gana las elecciones presidenciales en 1980 tras la derrota de su país en la Guerra contra el pueblo de Vietnam, acaecida en el periodo de 1969-1974 y, del escándalo del caso Watergate en 1973. La descomposición social del “Socialismo Real” provocada por la burocracia “comunista” hizo que la troika Thatcher-Wojtyla-Reagan triunfara en su lucha contra el Bloque Socialista que por lo menos servía de muro de contención a los excesos del capitalismo y fomentara la implantación del neoliberalismo como política de Estado, misma que permitiría la dominación planetaria del capitalismo y la mundialización de los grandes capitales. Muere Mao Tse Tung en 1976 y en 1978 China inicia su viraje de 180º hacia el capitalismo que ellos definieron como “socialismo de mercado”. El capitalismo mundial y la ”mundialización del capital” que se denominó “globalización” requería como condición de su existencia la eliminación de fronteras territoriales, la unificación de las legislaciones nacionales en una legislación global y la creación de Instituciones Supranacionales eficientes y eficaces para salvaguardar sus intereses. De allí la proliferación de los tratados de libre comercio, la creación de organismos como la CELAC, la creación de Estados Neoliberales, etc. Y México desde luego no podía permanecer al margen del nuevo derrotero del capitalismo internacional. Por eso el 12 se termina la tarea del buen morir del Estado de la Revolución Mexicana con la aprobación de las últimas modificaciones constitucionales.
Sin embargo, desde origen los tres partidos nacionales, PRD, PAN Y PRI estuvieron pujando en ese sentido. La participación del en el Pacto por México y la aprobación de las otras iniciativas presidenciales marcan su complicidad en acabar la política social y el Estado Benefactor. No cabe la menor duda de su servicio al “capital mundializado”. Y no importa que el capital sea chino, porque en el Dragón Rojo lo menos que existe es socialismo. Desde luego que la historia juzgará este momento revolucionario para el capitalismo internacional
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