Muchas especies vivientes buscan su ancestral hábitat
Sergio Mejía Cano
11 de Julio de 2025
Constantemente aparecen noticias en diversos medios informativos referentes a que algunas especies invaden zonas habitadas por humanos como, por ejemplo, osos en el área conurbada de Monterrey, Nuevo León, así como en otras ciudades en donde se han detectado deambulando animales de uña en las cercanías o dentro de asentamientos humanos y, más recientemente la presencia de cocodrilos en las zonas costeras del estado de Nayarit y hasta en el río Mololoa que atraviesa la capital nayarita.
Sin embargo, surge la pregunta ante estos hechos de que varias especies se hagan presentes en zonas habitacionales: ¿quién invadió a quién? Esto a que, según varios estudiosos del tema señalan que es el humano quien ha invadido el hábitat ancestral de esas especies que genéticamente vuelven al lugar que desde siempre habitaron sus ancestros. El problema es que después es el ser humano el que se queja por la supuesta invasión de esas especies considerándolas como plagas peligrosas, dañinas y hasta infecciosas en algunos casos.
Bien se dice que la presencia de los seres humanos hace que la mayoría, si no es que todas las demás especies vivientes los rehúyan y que solo atacan a los humanos en defensa de su instinto de conservación y a veces por hambre y que no haya más qué comer en su entorno, pero por lo regular es más común que ante la presencia de humanos las otras especies del tipo que sean opten mejor por retirarse, alejarse del ser más dañino de la Naturaleza: el ser humano.
El es crecimiento de las manchas urbanas lo que hace que otras especies tengan que abandonar su hábitat natural teniendo que retirarse de esos lugares que desde muchos años antes habitaban. Un claro ejemplo lo podemos ver y comprobar en la capital nayarita, pues todavía hasta finales de los años 70 y principios de los 80 del siglo pasado, era común ver cuando anochecía cómo se acercaban a las lámparas del alumbrado público y focos encendidos que tenían algunas casas-habitación infinidad de insectos voladores que casi llegaban a cubrir esas lámparas y focos y, también, haciendo manotear a los transeúntes que pasaban por las aceras al caerles estos insectos en los hombros y cabeza.
Y más especies voladoras y rastreras aparecían en Tepic, Nayarit, sobre todo en temporadas de lluvias y más, en donde antes eran las afueras de la ciudad, como en aquella época de los 70 era todavía la estación del ferrocarril, al oriente de esta ciudad, cuando el río Mololoa estaba más cerca de las vías del ferrocarril. Una especie que se consideraba peligrosa era un insecto volador que comúnmente se le denominaba como “iza”, una especie de escarabajo más similar a las cucarachas, pero de más tamaño y con un caparazón muy duro; peligrosa, porque se decía que su picadura o mordedura pudría la piel en donde picaba, pues hacía una herida muy difícil de curar y, que si no se atendía a tiempo esa parte donde había mordido o picado se necrosaba haciendo llegar la gangrena.
En aquellos tiempos, en las inmediaciones de la estación también hacían su aparición en la noche unos insectos a los que mucha gente les decía “meones”, porque vertían un líquido en la piel humana produciendo ampollas y llagas muy dolorosas. También hubo unos insectos parecidos a los chapulines (sin alusión a ningún político moderno) a los que la gente mayor de aquel entonces les decía “niños”, supuestamente porque su cara parecía a la de un bebé humano; confieso que jamás les vi esa cara, pero esas personas mayores decían que eran muy peligrosos.
Pido disculpas por mi desconocimiento del nombre de estos insectos que, curiosamente ya no se ven como antaño, pues la capital nayarita se ha extendido considerablemente, por lo que posiblemente este crecimiento de la ciudad ha generado que todas esas especies que antes pululaban las entonces afueras de la ciudad se hayan ausentado.
En cuanto a los cocodrilos que han estado apareciendo en algunas de las zonas costeras de Nayarit, pues se entiende que es precisamente porque lo que ahora está fincado anteriormente era el hábitat natural de los antepasados de estos cocodrilos. Lo malo es que se según algunas notas periodísticas, a varios de los cocodrilos que han aparecido en lugares habitados por humanos los han maltratado, mutilado y asesinados en vez de protegerlos y regresarlos a un nuevo hábitat.
Así que no es que los cocodrilos estén invadiendo, pues tal vez ellos no saben lo que es invadir, sino nada más estar o volver al antiguo hábitat de sus ancestros.
Sea pues. Vale.
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