Tepic, Nayarit, domingo 07 de diciembre de 2025

Tributo a Mario Coz (+), periodista con personalidad, cronista urbano por excelencia

Gregorio Miranda (qepd)

14 de Junio de 2025

Cargando su guitarra el recio hombre de campo, casi anciano y de figura menuda, logra escurrirse entre la apertura del camión. Su sombrero añoso le confiere cierta representatividad del desempleado metido a cantor rural. Su chamarra habla a manchones de la epopéyica escasez de monedas. 

He aquí degustaremos un concierto, me digo mirándolo de reojo como para no perturbar con nada los rasgueos introductores. La voz viene de pronto: “¿En dónde te hayas hermosísimo lucero? ¿A quién estas iluminándole la vida? Tú eres el sol que necesito pa vivir, tú eres la tumba donde al fin descansaré” … Es una voz rasposa, vibrante, sentida. Los pulmones están cantando, la garganta está echando el kilo, el tachún tachún se adorna de vez en vez con algún pequeño y delicioso arreglillo que intenta decir en cuerdas lo que la voz ha declarado. No importa que la canción sea dolorida y en el fondo yo no esté de acuerdo con esas chillonas idiosincrasias respecto a los asuntos amorosos. 

La letra, en boca de que el hombre, tiene otros significados. Puede sentir el desahogo de los vapuleados por la vida. La valiente, aunque llorona, lucha del hombre por salir no muy peor librado de este mundo. 

No me conduelo, simplemente atestiguo con interés lo que está sucediendo en forma simultánea a mi propio transcurso existencial. También sé que es una mentira que un cantor deba tener voz educada y modulada. Lo principal es que translimite un fragmento de rica experiencia que se va adquiriendo como ser viviente. El cantor se apoya contra el filo de un asiento (sus ex jornaleros glúteos semi descansan en el hombro de una conmovida señora. Ese alarido de “¿en dónde te haññas hermosísimo lucero”, debió remitirla al fondeadero de sus sentimentales recuerdos) las piernas permanecen abiertas (hablo del cantor, obvio) para lograr afianzarse del piso y eludir los accidentados movimientos del urbano. 

“…A quien estas iluminándole la vida”.. Y en eso una mujer de aspecto cartolandés, es decir algo rupestre, se alista con paso medroso a descender del camión, llevando un niño en brazos y otro a pie. Mas, apenas ha logrado asomar el cuerpo fuera de la puerta, y el chofer, embebido en las cachas del cangrejo, sigue la marcha y da el cerrón, atrapando de lleno al chavalillo de inexperto paso. 

¡Chofer, chofer, detente, no abuses de tu poder! ¡Ay, ay, lo vas a matar! El operador frena y abre la puerta. La mujer rescata a su apachurrado hijo que ya brama de lo lindo, y así logran alcanzar suelo firme. Las maldiciones para el conductor no se hacen esperar. De pendejo no lo bajan, pero si lo suben a baboso. 

Ahora me alisto a descender yo. De todos modos, ya le perdí el gusto incluso a la música rural. Pero no arriesgaré el pellejo, con voz destemplada grito: Chofer, ponte listo, voy a bajar, a la de una, a la de dos, y tres ahí me calmas, por piedad. Ya estoy por bajar un pie, ahora va el otro, sólo una fracción de segundo más, eso es ya estuvo. “Tú eres la tumba donde al fin descansaré…” Insiste el cantor. 

UNO DE LOS PERIODISTAS MÁS CONTROVERTIDOS DEL ESTADO DE NAYARIT...

¿LO RECUERDAN?

SI NO LO CONOCIERON, A LAS NUEVAS GENERACIONES AQUÍ LES TENEMOS UNA MUESTRA DE SU ESTILO LITERARIO, MORDAZ Y CONTUNDENTE.

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