Bertha Álvarez, momentos estelares en el periodismo
Gregorio Miranda
20 de Mayo de 2025
Bertha confiesa sus vivencias como periodista
“Decíamos ayer” que Bertha expresó en conversación con Jorge Ordóñez que le gustaría trabajar en el periódico El Nacional, diario que se editaba en la capital del país y un buen día tomó la gran decisión: Se iría a la Gran Ciudad a realizar una de sus más grandes ilusiones, ser reportera de un diario de circulación nacional.
Recuerda que llegó a Ciudad de México, se reunió con su pareja; en casa sólo tenían una cama y un radio. Confiesa Bertha: “Después compramos una estufa con doble parrilla, no teníamos tele, pero yo con que tuviéramos libros era suficiente.
El diario esperaba a Bertha en Ciudad de México
“Para entrar a El Nacional me ayudó el señor Salvador Sánchez Vázquez que entonces era diputado federal por Nayarit. El director del diario era Carlos Carreño Carleón. Me aceptaron en el diario; yo me imaginé un paraíso, pero no; me pusieron la primera prueba: escribir en máquina mecánica, a leer una nota… Ellos eran más técnicos y precisos, en la cabeza y en el primero o segundo párrafo debería estar lo esencial de la noticia.”
Entre su sonrisa siempre iluminando su cara y con un poco de nostalgia trajo a la mesa sus primeros momentos en El Nacional:
“Me mandaron a cubrir una conferencia, para ir al lugar tomé el metro y dos micros, ¡nunca di con el lugar y me regresé al diario!
¿Cómo te fue? Preguntaron mis compañeros reporteros. ¡No llegué!, contesté. Ellos que sabían cuál sería la reacción del director, se dijeron: ¿Quién le puede pasar corriente?, haciendo alusión a quién podría ayudarme para hacer la nota. En eso llegó el Jefe quien al enterarse de mi fracaso gritó: ¡Bertha, te vas de hueso!
“En el diario el hueso era algo así como el mandadero, el encargado de recoger las notas de los periodistas, de recibir las llamadas telefónicas y de pasar los reportes. Cuando los reporteros recibían una nota gritaban ¡hueso! Y yo tenía que ir a recoger la nota y llevarla a la redacción.
“El hueso tenía muchas obligaciones, recibía las notas de los corresponsales y tenía que redactarlas. Pude pasar las pruebas y me dieron el puesto de redactora en la Sección Estados. De todo lo que mandaban los corresponsales tenía que escoger lo más importante. Me daba pena con los corresponsales porque sus grandes notas yo tenía que recortarlas escogiendo lo que consideraba importante.
“Mi jefe era Mario (de apellido alemán, que nunca me aprendí). Un día me dijo: Yo era reportero, ahora soy el jefe, así que tú subirás al puesto de reportero.
“Prácticamente yo vivía en el periódico y ya tenía asignado mi espacio como reportera. Tenía que ser atrevida, arriesgada. Escribía sobre temas conflictivos; mis compañeros se preocupaban, me decían, ¿vas a entregar esas notas?
“Muchas notas no se publicaron y me daba coraje, eran asuntos de interés social que la opinión pública debería conocer. No tengo alma de guerrillera, pero había muchas cosas indignantes. “
EN LA DÉCADA DE LOS AÑOS NOVENTA DEL SIGLO 20 CERRÓ EL NACIONAL, BERTHA Y LOS DEMÁS EMPLEADOS Y REPORTEROS TUVIERON QUE BUSCAR NUEVOS HORIZONTES.
LE PEDÍ NOS CONTARA ALGUNAS ANÉCDOTAS, RECUERDOS DE SU PASO POR EL NACIONAL.
“Si yo escribía una nota y tenía errores ortográficos, cambiaba nombres de los personajes o alteraba cifras, ¡nos daban tres días de castigo!, sin importar quién cometía las fallas, el castigo era parejo.
“Siendo redactora al pasar por donde estaban los teléfonos sonó uno de ellos, olvidé que era tarea del hueso y contesté la llamada, recibí la nota; como casi era hora de ir a comer me olvidé de pasar la nota y las fotos al redactor. Era la nota de un corresponsal que cubrió un cambio de gobierno. Me fui a comer… Me regañaron, mi jefe me dijo que esa era tarea del hueso no de los reporteros.
“Me mandaron a cubrir notas sobre educación y asuntos religiosos, ésa era mi fuente.
EL NACIONAL CERRÓ SUS PUERTAS, TERMINABA UNA ETAPA
Cuando supimos que iban a cerrar El Nacional los compañeros ya estaban buscando otro lugar para trabajar. Un compañero me invitó al Registro de Electores, me recomendó y dejé el diario para ir a esa dependencia.
Cuando dejó El Nacional Bertha fue a trabajar al IFE, eran los inicios de esta importante institución
“Participé en la creación de la credencial para votar con fotografía. Permanecí dos o tres años en el área de Comunicación Social, ahí se manejaba mucho dinero, nos pagaban muy bien.
UN SUCESO QUE LA IMPACTÓ
Corría el año 1994…
“Yo estaba en el Distrito Federal cuando asesinaron a Colosio. Me quedé paralizada –estaba en casa-, me senté a llorar, ¿Qué le pasó a mi país? Colosio pudo hacer mucho por México, por nosotros.
El suceso que impactó a Bertha; Asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta
“¡No tienen madre los que quieren el poder!, gente sin escrúpulos.
“En el IFE duré dos años, 1992 y 1993.
“En 1995 regresé a Tepic.
“Me encontré a don Édgar Arellano, El Pipiripau, me preguntó qué planes tenía. Le contesté que trabajar de reportera. Yo pensaba ir “a mi casa”, donde inicié, con el Dr. Alfaro a Meridiano, así se lo hice saber a don Édgar. ¿Cuánto te va a pagar? No lo sé, apenas voy a verlo. ¡Yo te pago el doble!
Édgar Arellano (qepd)
“Me ofreció trabajar en la revista Pulso. Me fui a trabajar con don Édgar en la revista Pulso y en el diario Express.
“Cuando trabajaba para Pulso y Express me empezó a llamar la atención la radio y la televisión.
Y Bertha estaba a punto de iniciar una nueva etapa en su profesión, ella quería trabajar en los medios electrónicos, además estaba de vuelta en su tierra, ¿a qué más podría aspirar nuestra amiga?
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