Iniciativas totalmente demenciales de Donald Trump
Sergio Mejía Cano
29 de Enero de 2025
A pesar de todas las evidencias de que en realidad el presidente estadounidense, Donald Trump no las tiene todas consigo en cuanto a sus iniciativas, aún así hay personas que insisten en decir que el gringo se está imponiendo y más, ahora en que varias plataformas en internet ya comenzaron a llamar al Golfo de México como Golfo de América, como si esto fuera muy significativo.
Desde luego que en sí este cambio de nombre al Golfo de México no afecta para nada, geográficamente hablando, porque para otros países seguirá siendo conocido como Golfo de México y además, no afecta porque no le pertenece a los Estados Unidos de América, sino que hay congruencia con este nombre debido a que este golfo se encuentra precisamente en el Continente Americano y, desde luego, porque América no es nada más el territorio que ahora ocupa el vecino país del norte, por más que digan los gringos que ellos son América y, posiblemente piensen que son los únicos americanos y los demás habitantes de este continente somos nomás latinoamericanos; aunque de bien a bien, desde los confines de Alaska hasta los de la Patagonia, así como islas adyacentes, todos los que han nacido en este hemisferio occidental están considerados como americanos.
Pero en cierto modo, muchos de nosotros tenemos la culpa de que los gringos se crean los únicos americanos debido a que, cuando vemos a un güero ya sea estadounidense y aun canadiense los denominamos como americanos, aunque los rarámuris, coras, huicholes, tzotziles, tzeltales, tarascos, mayas y demás entes de las diversas etnias que habitan este continentes, obviamente que somos americanos por el simple hecho de haber nacido en el Continente Americano, nombre dado por el explorador y comerciante florentino, Américo Vespucio; aunque también este continente en cuestión pudo haberse llamado Magallanes, Colón o Colombia, Isabelino, Fernando o haber tenido cualquiera otro nombre de alguno de los aventureros que llegaron a este hemisferio en busca de riquezas.
Ahora bien, desde que Donald Trump dijo que le cambiaría el nombre al Golfo de México, el periodista, Alejandro Páez Varela en su programa de Los periodistas, del portad de internet, sinembargo.mx, dijo al aire que de ser así, entonces posiblemente quisiera cambiarle el nombre al estado de Nuevo México, en el entendido de que Trump odie la palabra México; pero, en determinado caso que el desquiciado presidente gringo no quiera oír o leer palabras en español, que va a hacer respecto al estado de California, así como a las ciudades y condados de este estado de la Unión Americana que llevan nombres en español como precisamente la capital de California: Sacramento, así como las ciudad de Los Ángeles, ¿le irá a cambiar a decir en lo sucesivo: The Angels? ¿Y San Francisco, San Diego, San José, Fresno, etcétera?
Y ya encarrerado, Donal Trump, en su loca y alucinante creencia de que los Estados Unidos de América fue el primer país en este continente y que, por lo mismo, montes, montañas, parques, jardines, zonas con nombres ancestrales y todo lo que tenga nombre nativo y que no le guste, ¿querrá cambiarle a que en lo sucesivo lleven nombres anglosajones o europeos?
Lo bueno es que, según analistas, así como las mismas plataformas de internet que ya comenzaron a cambiar esta designación y enterados de este asunto respecto al cambio de nombre al Golfo de México, señalan que el cambio nada más se está dando en mapas, publicaciones, documentos internos de los USA, etcétera, que se editen en los mismos Estados Unidos y no mundialmente, por lo que en este caso, los gringos pueden nombrar al golfo como quieran, así como al río Bravo lo denominan como río Grande y no pasa nada.
Y volviendo al caso del estado norteamericano de Nuevo México, según los enterados, en caso de que Donald Trump quisiera cambiarle de nombre, esto no le compete al presidente en turno de ese país, sino que primeramente debe haber un consenso a nivel estatal y de ahí pasar a nivel nacional, pero que en sí, no es enchílame otra, sino que requiere de varios trámites por demás engorrosos, si no, imposibles, sí muy difíciles de sortear para que se lograra cambiar de nombre a una entidad estadounidense.
Lo bueno es que tal vez debido a su demencia, Donald Trump no ha enfocado sus baterías hacia el golfo de California por creer que una palabra gringa, pero si se llega a dar cuenta que California es una palabra de origen español, quizás también quiera cambiarle el nombre a decir: Golfo de Hitler.
Sea pues. Vale.
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