Masiosare no es un extraño enemigo, es Donald Trump
Sergio Mejía Cano
22 de Enero de 2025
Pareciera increíble que en pleno siglo XXI aún existan países en donde consideran a la mujer como un ser inferior, sin alma o de segunda clase. ¿Por qué siguen sobajando, denostando a un ser que, está plenamente documentado es más superior al varón en muchos sentidos, además de que, gracias a la mujer, la especie humana ha persistido hasta nuestros días?
Pues precisamente a esa superioridad en muchos aspectos y sentidos, de ahí la tengan reprimida sin dejarla sobresalir, aunque también se entiende que, en la mayoría de los casos, si no es que en todos, es la mujer la que casi siempre tiene la última palabra, así sus hombres la consideren un ser inferior, ya que lo más probable es que, en determinados casos un varón, por más misógino que sea, en el fondo recurre a lo que oyó decir alguna vez a su progenitora o a otras mujeres dentro de su familia.
Donald Trump ha mostrado y demostrado una misoginia muy evidente y pronunciada, tanto así que de nueva cuenta su gabinete ha sido denominado como el “club de Tobi”, por estar conformado por puros varones y, en cuanto tomó de nueva cuenta las riendas del gobierno estadounidense, despidió a las mujeres que ya tenían un cargo en el anterior gobierno sustituyéndolas por hombres, en vez de seguir la tónica de la paridad de género tan de moda en otros países del mundo, incluido México.
Afortunadamente el odio que Trump tiene hacia las mujeres servirá para demostrarle cómo una mujer, Claudia Sheinbaum Pardo (CSP) que gobierna al país del sur de su frontera y que es su vecino, no se inclinará ni se someterá, tal y como ya dio sus primeros visos respondiendo veladamente a las locuras de un personaje que al parecer y por lo que se ve y se oye en lo que dice y afirma no las tiene consigo mentalmente hablando; desde luego que será un gran reto para la presidenta de México tener que lidiar con un desquiciado mental que se cree superior en todos los sentidos no nada más a las mujeres, sino a los habitantes de otros países y hasta de su mismo país por el simple hecho de que no tengan la piel y los ojos claros.
Lo bueno es que la doctora CSP ha estado actuando con mesura y congruencia diciendo que lo mejor es esperar hasta que se abra de capa Donald Trump, para poder responderle como es debido y, desde luego, ponerle en claro que México es un país libre, independiente y soberano y que no se someterá, bajo ninguna circunstancia a lo que pretenda el anaranjado aprendiz de dictador gringo.
Lo malo en todo esto es que haya mexicanos de ambos sexos que consideran mal y arriesgado que CSP no haga caso de los dictados de Trump y lo peor, que aprueben que el magnate que ya ocupa otra vez la Casa Blanca mande a fuerzas militares introducirse a nuestro país para acabar con los denominados como cárteles de la droga, sin importarles a esos mexicanos y mexicanas que, aparte de ser una invasión a nuestra Nación, su aprobación a la pretensión de Trump, se considera, de acuerdo al Código Penal de nuestro país como traición a la Patria ni más ni menos, pues por el simple hecho de promover que fuerzas militares extranjeras u otros países invadan México es traicionar a la Patria Mexicana, entre otros aspectos y promociones.
No es muy descabellado pensar que, en realidad, lo que quieren y han querido los gobiernos estadounidenses desde siempre, cuando vieron y comprobaron que el mundo de las drogas era el mejor de los negocios es, no acabar en sí don los grupos que manejan y transportan todo tipo de drogas psicotrópicas, sean naturales, pero más las artificiales, sino apoderarse de estos grupos colocando a incondicionales y, si son estadounidenses pues qué mejor.
Ya se ha documentado fehacientemente que por nada del mundo los gobiernos gringos van a parar la drogadicción de sus ciudadanos, antes, al contrario, de ahí que se le esté dando más auge a las drogas artificiales anteponiéndolas a las naturales, ya que la mariguana, el peyote, la coca, la amapola, opio, adormideras, etcétera, sabiéndolas utilizar abren la mente y, por ende, el pensamiento espiritual, no así las drogas artificiales que obnubilan y destrozan el cerebro.
Así que, en cierto sentido, qué bueno que volvió Donald Trump, considerado como misógino, racista y discriminador y más ahora que se ha mostrado como el Masiosare que no es un extraño enemigo para México y más, ahora que una mujer es la presidenta de su vecino del sur, pues demostrará fehacientemente que el cerebro de una mujer es más fuerte y centrado que el de los varones.
Sea pues. Vale.
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