Sí, que desaparezcan las plurinominales para siempre
Sergio Mejía Cano
07 de Enero de 2025
En la entrega anterior en este espacio, en donde se habla, entre otras cosas, respecto a que la presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo (CSP), reitera su posición en contra de la reelección, el nepotismo y el alto financiamiento a los partidos políticos, algunos amables lectores me llamaron la atención por haber omitido que también, la presidenta de la República, se pronunció en contra de los cargos plurinominales en ambas Cámaras.
Obviamente que no lo omití a propósito, sino que el espacio ya no me alcanzó para hablar al respecto. Queda claro que, al igual que muchos mexicanos de amos sexos, un servidor también está en contra de las diputaciones y senadurías, por considerarlas totalmente obsoletas y ya fuera de orden.
Si bien los puestos o cargos plurinominales se crearon en el sexenio del entonces presidente, José López Portillo a iniciativa de su secretario de Gobernación, don Jesús Reyes Heroles, supuestamente para darles voz y voto en el Congreso de la Unión a las voces disidentes, así como a los partidos políticos minoritarios, con el argumento de que en ese entonces el partido tricolor, también conocido como aplanadora, se llevaba por lo regular el carro completo, pues las elecciones se las llevaba el PRI de todas, todas, así que para darles presencia en el Poder Legislativo a esas voces disidentes y partidos minoritarios, incluido el PAN, fue que se crearon las dichosas plurinominales.
Sin embargo, y como todo lo que crea el ser humano, es la misma especie la que se encarga de descomponer todo lo que crea o genera, así que por lo mismo, esta iniciativa de ley con el tiempo se desvirtuó por completo, pues al andar de los tiempos ya no nada más se les daban cargos plurinominales a los disidentes y partidos minoritarios, sino que también el PRI se agandalló de esos cargos para favorecer políticos en desgracia o que bajo ninguna circunstancia podrían ganar un cargo en el Legislativo mediante el voto popular; pero también para tener una especie de protección e impunidad al protegerse de la acción de la justicia mediante el fuero, haciendo cundir este mal ejemplo en los demás partidos políticos, pues cuando el PAN y el PRD agarraron cierta fuerza, de inmediato se aprovecharon de las plurinominales para colocar ahí a sus políticos señalados con varias anomalías o por tener una enorme cola de desaguisados que no podían tapar ni ocultar más que con el fuero.
Pero no nada más el PAN, el PRI y el PRD aprovecharon las plurinominales para favorecer a sus incondicionales, sino también para que fueran los dirigentes de sus bancadas con la batuta indicativa de cómo se tendría que votar si a favor, en contra o abstenerse a determinada iniciativa presentada en las Cámaras respectivas; he ahí el caso muy emblemático de Manlio Fabio Beltrones Rivera y Emilio Gamboa Patrón, quienes durante varios sexenios saltaron de una Cámara a otra y siempre como coordinadores de bancada sin haber sido votados por nadie más que por la mano que mecía la cuna en su momento y que dictaba las órdenes a seguir y acatar no nada más por los mismos integrantes de su propio partido, sino hasta por algunos más, ya que, con el tiempo, se llegó a descubrir lo que tanto se decía sin ser ya un secreto a voces: PAN, PRI y PRD, así como algunos otros partidos de efímera aparición, siempre estuvieron ligados al PRI y al PAN y viceversa.
Al parecer este pronunciamiento de CSP respecto a su rechazo a las plurinominales no le gustó para nada al senador y actual presidente de la mesa directiva del Senado de la República, Gerardo Fernández Noroña, pues de inmediato dijo no estar de acuerdo con la desaparición de las plurinominales. Se entiende la postura de Fernández Noroña, pues él ha sido beneficiado varias veces precisamente con un puesto plurinominal, por lo que, al igual que este senador, la misma postura tienen o tendrán todos aquellos diputados y senadores, de ambos sexos que han llegado a ocupar una curul o un asiento, respectivamente en el Congreso de la Unión, mediante este sistema de representación proporcional y posiblemente hasta los de primera minoría.
Y, obviamente, quienes han llegado a la política gracias a un padrino que les regaló una plurinominal se tendrán que oponer a la desaparición de las plurinominales, pues saben y entienden que de otra forma jamás hubiesen ocupado un asiento en alguna o en ambas Cámaras legislativas, y saben también que no tienen la obligación de hacerle caso a nadie más a quien los colocó en una plurinominal.
Sea pues. Vale.
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