Priistas atolondrados
Oscar González Bonilla
17 de Octubre de 2024
(18 de octubre de 2018)
Sucedió la toma de protesta del delegado del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI para Nayarit, Leobardo Alcalá Padilla, en la sede estatal del partido en la ciudad capital este 16 de octubre del presente año ante un selecto grupo de cuadros distinguidos del tricolor.
Al auditorio “Luis Donaldo Colosio” se dieron cita cuando mucho cien priistas nayaritas, en su intensa mayoría militantes que se sabe traen bien puesta la camiseta. La figura estelar en este acto partidista sin duda lo fue Manuel Humberto Cota Jiménez, excandidato a gobernador de Nayarit, por encima de las ya convertidas en figuras emblemáticas de Lucas Vallarta Robles y Rigoberto Ochoa Zaragoza. Quien aún conserva peso específico entre la militancia priista es Liberato Montenegro Villa, quien no asistió, pero estuvo bien representado por seguidores.
Desde Jesús Aguilar Padilla ha sido intermitente la estancia en Nayarit de cuando menos tres delegados nacionales, pero en la ocasión presente tal parece es en serio la designación de Alcalá Padilla, hombre entrado en años (58), médico pediatra, oriundo del vecino Estado de Jalisco y con experiencia en cargos de elección popular. Su expresión corporal durante el acto de toma de protesta dio la apariencia de ser político formal, con bastante seriedad y con aplicación a las tareas partidistas.
Correspondió a Héctor Gutiérrez de la Garza, hasta hoy secretario de Organización del CEN priista, tomar protesta estatutaria a Leobardo Alcalá Padilla (por cierto primo hermano de Raúl Padilla López, expresidente de la Federación de Estudiantes de Guadalajara -FEG- y exrector de la Universidad de Guadalajara –UdeG-), quien con la investidura de delegado nacional para Nayarit enseguida hizo uso de la palabra.
Al amasijo de priistas que escuchó con inusitada atención, expuso: “Hoy vengo con ánimos renovados después de los resultados que todos vivimos en julio pasado, me comprometo hoy ante ustedes a dar lo mejor de mi persona en aras de acercar a los lejanos, de acercar a los que no piensan de la misma forma, acercar a los diferentes grupos políticos así como a sus diferentes corrientes ideológicas, busquemos en todo momento ser una alternativa como partido, sólida y honesta que podamos restablecer la fe perdida, hoy son tiempos de crisis moral de contradicciones ideológicas por otros partidos”.
Luego entonces, el hombrón de casi un metro y noventa centímetros de estatura, pelo cano a sus 58 años de edad, quien en ocasión pasada aspiró ser presidente del PRI de Jalisco, conminó al selecto grupo de priistas nayaritas “a la participación y no a la exclusión, a escuchar antes de decidir, a incluir y no marginar, a competir y no a imponer, a conciliar y no a arrebatar, a trabajar y no a simular, a comprometernos y no incumplir. Pero sobre todo los invito a que juntos trabajemos para recuperar la confianza y la esperanza perdida”.
Vino entonces la participación discursiva de Héctor Gutiérrez de la Garza, quien de manera concisa y precisa trazó lineamientos generales de las acciones a emprender para mejorar las condiciones del abismo electoral en cuya profundidad ha caído el PRI, pero es mayor su entusiasmo en reactivar al partido desde sus bases más que trabajar por refundar al mismo.
La mayoría escuchó con sumo interés, pues a la hora del discurso pocos fijaron sentidos en su teléfono celular, costumbre que se arraiga más y más sin importar falten al respeto al desviar su atención. Había silencio sepulcral. Sin chistar absorbieron todo lo expresado por Gutiérrez de la Garza. Ni siquiera un gesto hizo Roberto Lomelí Madrigal, mejor conocido con el remoquete de “El Bachis”, muy dado a pronunciarse en contra de las reglas establecidas al interior del partido, a manifestar sus inconformidades ante cualquiera priista con representación. Esta vez todo transcurrió en sana paz. En el olvido quedó la protesta por la designación en nuestra entidad de malos candidatos a senadores y diputados federales. Parecían atolondrados. Al término saludos, abrazos, sonrisas por doquier.
Ello quiere decir que acatarán las disposiciones generales que conllevan a la reestructuración total del partido en Nayarit, que realizarán la parte que les corresponde y que esta vez no caerán en la simulación que tanto daño ha causado a la institución partidista.
Sin duda son estos los prolegómenos del cambio de presidente, entre otros, del comité directivo estatal del PRI de Nayarit que se avecina. Oficialmente no se ha dado fecha para tal acontecimiento, habrá que esperar el lanzamiento de la convocatoria para tal efecto por parte del comité ejecutivo nacional. Para el caso ya velan armas cuando menos media docena de aspirantes a suceder a don Enrique Díaz López. ¡Que el piquete les sea leve!
Ah, olvidaba preguntar: ¿Habrá quién se interese en dirigir un partido estatal en hundimiento económico por falta del envío de recursos del comité central?
Comentarios