En determinadas circunstancias el agua y el aceite son fuerzas similares
Sergio Mejía Cano
03 de Septiembre de 2024
Hace algunos años viajando en un tren de carga, un antiguo ferroviario nos dijo a los más jóvenes que no dejaba de sorprenderle la fuerza que tiene el aceita, porque no permite que dos fierros se junten uno con otro haciéndolos resbalar. Esto debido a que anteriormente los muñones de los ejes de las ruedas del ferrocarril iban montados sobre un cojinete de algodón en la parte baja, ajustado con una placa y cuña de bronce, aditamentos que los protegía una caja a la que se le denominaba como chumacera, la que tenía que lubricarse constantemente para no permitir que se secara debido a la fricción del rodamiento.
Y también hace algunos años vi un documental en donde se mostraban accidentes de vehículos automotrices en carreteras bajo intensas nevadas, pero también sin nieve, sino con pura lluvia. En ese documental se decía que al igual con el aceite que no permite que se junten dos metales por más pesados que estos sean, la misma función hace el agua que no permite que los neumáticos de los vehículos a determinada velocidad toquen el piso de la carretera, de ahí los derrapes que se suscitaban y que mostraban en dicho documental.
Cierta vez, en una reunión con compañeros ferroviarios comenté esto del agua en las carreteras; sin embargo, en vez de preguntas o admiración hacia este hecho, lo único que recibí fueron burlas de esos compañeros quienes afirmaban que eso no era cierto, que cómo el agua no iba a permitir que las ruedas tocaran el asfalto en las carreteas. Y prácticamente las mismas burlas se dieron en una reunión familiar debido a que, como tengo fama de no estar bien ajustado de la mente, mis familiares riéndose nada más me dijeron que cada día estaba más zafado y que ya estaba casi listo par ingresar a la casa de la risa.
Ahora con el internet y la facilidad de búsqueda de casi todo o todo, confirmé en una aplicación que sí era cierto lo del agua y las ruedas de los vehículos automotrices, pero además, con el añadido que en sí no se necesitaba ir a exceso de velocidad, sino que también a baja velocidad un vehículo podría derrapar en piso mojado al presentarse una serie de circunstancias adversas como estar muy desgastadas las ruedas, el material del pavimento o concreto hidráulico, mal manejo o falta de pericia de quien conduzca el vehículo, por mala aplicación de los frenos; en fin, que eran tantas las probables circunstancias que solamente después de un accidente y los debidos peritajes se podría determinar la causa.
A principios del mes del pasado mes de agosto, un familiar muy cercano a un servidor, venía viajando en un vehículo compacto por la autopista de Guadalajara a Tepic. Estaba lloviznando ligeramente por lo que el piso de la autopista se encontraba mojado. Comenta mi familiar, quien viajaba con otro acompañante, que no circulaba a alta velocidad, pero en una curva hacia la derecha, de acuerdo a la dirección de sur a norte, el carro comenzó a zigzaguear de un lado a otro, por lo que de un momento a otro vio muy cerca de su cara el muro de contención que divide los carriles de norte a sur.
Al golpear su vehículo con el muro divisor, como que el carro se impulsó más dando un giro de 180 grados por lo que el carro quedó en sentido contrario, pero la cosa no paró ahí, ya que el vehículo volcó volviendo a quedar sobre sus cuatro ruedas. Afortunadamente mi familiar como su acompañante traían puestos sus respectivos cinturones de seguridad, por lo que afortunadamente no salieron volando por las ventanillas; pero lo que más asustó a los tripulantes, fue que de haber dado otra voltereta el carro se va al vacío, ya que en esa zona se encuentra un precipicio algo profundo o al menos por el susto así lo vieron.
Desde luego que no tardaron en llegar las autoridades respectivas y una ambulancia, al parecer de Ixtlán del Río. Ahí mismo valoraron el estado de salud de mi familiar y su acompañante determinando los médicos que no había lesiones de consideración ni daños al muro ni a la autopista, tal vez por lo liviano del vehículo. Así que lo único que había que hacer era esperar que llegara una grúa que ya se había solicitado, para transportar el vehículo y tripulantes a Tepic.
Curiosamente el papá de mi familiar era uno de los que se habían burlado de un servidor por el comentario del piso mojado con los neumáticos. Así que cuando acudí a ver el estado de salud de mi familiar, su papá me pidió disculpas por aquella burla, pues ya había investigado al respecto confirmando lo que yo le había dicho.
Sea pues. Vale.
Comentarios