Tanto tienes, tanto vales
Sergio Mejía Cano
15 de Agosto de 2024
Desde que el presidente, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) enfocó sus baterías en contra del sistema de justicia en nuestro país, constantemente ha puesto énfasis en los jueces de ambos sexos que aplican el clásico sabadazo, liberando personajes sujetos a proceso o bajo custodia esperando juicio para ser juzgados.
El caso más reciente y más sonado ha sido el del exgobernador del estado de Puebla, Mario Plutarco Marín Torres, el gober precioso, el héroe de la película, papá, sobre quien pesan serias acusaciones de tortura a la periodista y escritora, Lidia Cacho, así como de supuesto protector de pederastas, por cierto no tan supuesto porque al parecer ya se le comprobaron estos casos con otros oscuros personajes de origen libanés, Kamel Nacif Borge, conocido como el rey de la mezclilla, así como Jean Zuccar Kuri, este último fallecido recientemente y, Nacif Borge, al parecer refugiado en el Líbano.
Ahora este clásico sabadazo se dio para que Marín Torres continúe su proceso bajo prisión domiciliaria, lo que indica claramente que, sea como sea, personas con suficiente poder económico cuentan o pueden contar con cierta clase de privilegios, así hayan cometido delitos considerados como graves o muy graves, como son la trata de personas o inducir a la prostitución a menores de edad de ambos sexos, pero sobre todo mujeres; ya no se diga los casos de tortura como el que se dice ordenó el señor Mario Marín le hicieran a la escritora Lidia Cacho, presumiendo al rey de la mezclilla que ya le había dado un coscorrón para demostrarle quién mandaba en Puebla.
Casos como este del gober precioso se han documentado constantemente y no nada más en las conferencias matutinas de AMLO, sino a lo largo de la historia criminal en nuestro país, aunque eso sí, más sonados en este sexenio debido a las redes sociales que, para bien o para mal, se han extendido por lo que mucha gente cuanta ahora con más medios para estar bien o mal informado; pero como sea: el caso es que, para quien sigue los casos de corrupción de grandes empresarios que mediante triquiñuelas, por compadrazgos, pagos de favores, prestanombres o hasta para lavar dinero, son detenidos ya sea en México o en el extranjero y se hace gran alharaca y ruido mediático, despertando las ilusiones de muchos mexicanos ávidos de justicia que, pensando en la misma, creen que ahora sí se ajustarían cuentas o que por lo menos esos personajes de grandes empresas y hasta políticos de altos vuelos recibirían su merecido, casi de inmediato salen libres, precisamente con el cuento de que llevarán su proceso en libertar o bajo prisión domiciliaria.
Se dice que, en uno de los muros del antiguo Penal de Lecumberri, conocido también como “el palacio negro”, en la hoy Ciudad de México, antes Distrito Federal, a un lado de la crujía “H” existía un letrero que decía: “En este lugar maldito, donde impera la tristeza, no se castiga el delito, se castiga la pobreza”. Letrero que no estaba, está y seguirá estando muy fuera de la realidad, pues las cárceles en nuestro país por lo regular están llenas de pobres, pero no de ricos, tal vez en el entendido tan conocido de tanto tienes, tanto vales.
Bien puede estar un pobre preso por haber robado un pan o una prenda de vestir en una tienda departamental y estar purgando en una cárcel esperando su sentencia y pasan los años y sigue esperando se resuelva su caso sin la posibilidad de adquirir su libertar por falta de medios económicos para poder pagar un abogado y por la posibilidad de que si su caso lo tomó un abogado de oficio, este se pudo dedicar a exprimir a los familiares pidiéndoles dinero para aceitar la maquinaria para liberar más pronto al preso o, si es un abogado de oficio más o menos honesto, pero ve que es un caso que le hará perder mucho tiempo deja de ponerle atención o por otras diversas causas.
He ahí el caso de ciudadanos, cantantes, actores y actrices que no pagaron sus contribuciones o que sus contadores les jugaron cubano, como coloquialmente se dice y son encarcelados; sin embargo, grandes empresarios que evaden pagar impuestos mediante argucias legaloides o abiertamente en forma ilegal, helos ahí tan campantes; tal vez en el entendido de que, como generan empleos, se les otorgan ciertos favores y prebendas, así sean en menoscabo de la Hacienda Pública, al fin y al cabo ahí están los causantes cautivos que pagan sus impuestos y contribuciones mediante reducción de nómina y los ciudadanos que no quieren broncas con el SAT.
Sea pues. Vale.
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